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Salud

Cuando no estar vacunado significa estar excluido de la vida pública

Gobiernos de distintos países han impuesto medidas que reducen las libertades de quienes se niegan a ser inmunizados contra el Covid-19

Agencias

lunes, 17 enero 2022 | 13:34

Associated Press

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Washington.- Después de muchas rondas de reglas dirigidas a los no vacunados, la nueva vida del músico de cámara es irreconocible de la anterior. Claudio Ronco una vez actuó por toda Europa, pero ahora ni siquiera puede abordar un avión. No puede registrarse en un hotel, comer en un restaurante o tomar un café en un bar. Lo más importante es que no puede usar los taxis acuáticos necesarios para moverse por Venecia, su hogar durante 30 años, una pérdida de movilidad que recientemente lo llevó a recoger dos de sus preciados violonchelos, cerrar su apartamento en Venecia y retirarse con su esposa a una casa propiedad de sus suegros a una hora de distancia en las colinas.

“Aislamiento”, lo llamó Ronco, en el cuarto día consecutivo que no había salido de la casa.

En esta etapa complicada de la pandemia, la vida de las personas que no están vacunadas está en un gran cambio, a merced de las decisiones que se toman en todas partes, desde los tribunales hasta los lugares de trabajo. Pero sus vidas están cambiando de manera más dramática en un puñado de países de Europa occidental, incluida Italia, donde los gobiernos están reduciendo sistemáticamente sus libertades, mientras comienzan a devolver al resto de la sociedad a un estado de normalidad. Y si bien hasta hace poco se permitían las pruebas periódicas como una alternativa a la vacunación, incluso esa opción ahora se ha eliminado en gran medida mientras que los países endurecen sus mandatos. Para personas como Ronco, la opción es vacunarse o enfrentarse a la exclusión.

Ronco, de 66 años, conoce a algunas personas que han cedido, incluido un compañero músico con tres hijos y una hipoteca. Él conoce a otros que luchan por obtener exenciones médicas difíciles de obtener. Pero Ronco, un judío ortodoxo y especialista en la música del siglo XVIII que tiende a desconfiar de las tendencias de las masas, cree que este es un ejemplo en el que puede tratar de resistir la creciente presión. Sus ahorros se están reduciendo, pero no se han ido. Sus hijos son adultos. Su esposa, Emanuela Vozza, también violonchelista, tampoco vacunada, se siente como él. Así que, día tras día, su resistencia ha continuado: un músico que una vez tocó en la famosa La Scala de Milán ha estado trabajando junto a Vozza, editando grabaciones que hicieron en su sala de estar en el campo, incapaz en el futuro previsible de tocar para una multitud.

“Incluso en una plaza pública, sería imposible”, dijo, porque él y la audiencia aún necesitarían el Green Pass, la tarjeta de vacunación digital europea.

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