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Opinión
jueves, 16 marzo 2023 | 06:00
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-Alerta en IMSS por el doctor de miedo
-Quieren ponerle desconocida a loerista
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-¿Dónde dará Maru el cuarto golpe fulminante?
-Los números puntuales de Brighite
Por fortuna el video circulado masivamente deja claro que no fue una trastabillada la que llevó al suelo de espaldas a la anciana enfermera como trató de justificar luego su agresor.
Fue un severo empujón dado con toda la fuerza. La mujer cayó de espaldas y ahí quedó tirada; inmóvil, conmocionada. Rebasa la prueba de las imágenes a las palabras.
Ese caso ocurrió el sábado pasado en una clínica particular de la ciudad de Chihuahua. Adquirió gran notoriedad por la inusitada frialdad del médico para desalojar personalmente a la enfermera cuya presencia en la clínica se debía a la relación familiar sostenida con una paciente que fue objeto de una cirugía en el rostro.
Queda claro que el hecho pudo resultar en fatalidad. Aun cuando la mujer cayó de espaldas y se cuerpo quedó tirado en la banqueta de cemento, el agresor cerró la puerta de cristal sin revisar a la anciana y regresó al cuarto donde convalecía la paciente. (Presentamos de nuevo fracciones de los dos videos para el análisis respectivo de nuestros lectores, el difundido por el doctor con su “disculpa” y el video que originó la misma).
“Nunca la golpee... Le llevé hacia la salida. Ya cuando abrimos la puerta y la puse en la salida, ella trastabilló y se cayó. De ahí yo tuve que ir a revisar a la paciente (porque) tenía un sangrado en las mejillas”, dice el cirujano Manuel Enrique Guzmán García en su argumento.
El video dice todo lo contrario. Fue algo así como un atropello y fuga. La enfermera gritó varias ocasiones que la estaba golpeando. No cesó. La jaloneó de los brazos. La misma paciente desde la cama le pidió: “déjela, pobrecita”. Otra voz le insistía también calmarse.
Cuando casi la arrastró esa misma voz pidió llamar a la policía. No hubo calma del galeno hasta que la arrojó violentamente sobre el cemento afuera de la clínica.
Entendemos que Guzmán observó el video y entró un poquito en razón, aunque tarde, tras hacer el daño.
“Estamos dispuestos a reparar el daño que pudieron haber tenido tanto emocional como físico... Entonces, quiero hacer esta disculpa pública. Quiero ser enfático en que me disculpo públicamente”, dijo tratando de vacunarse y cubrirse ante las inminentes consecuencias penales y laborales.
Una vez ocurrido ese suceso, ahora sabemos que el cirujano es también médico general en el Instituto Mexicanos del Seguro Social (IMSS), que gana ahí alrededor de 40 mil pesos mensuales, que arrastra historial de peleas y quejas y que en dicha institución pública ya pararon antenas para las investigaciones y acciones correspondiente.
Es el médico, lo que se dice en el mundo policíaco, una fichita que hace tiempo debió ser puesto en su lugar. Lo del sábado bien pudo ser un homicidio... o feminicidio.
Ayer la afectada interpuso la denuncia respectiva. Debe venir el castigo rápido y expedito.
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La mayoría de las “expresiones” -así les dicen los morenistas a las corrientes del partido que confluyen en el proyecto presidencial de Marcelo Ebrard- quieren desconocer a una mujer que se ha presentado como gente de la avanzada del canciller, idea con la que ha logrado colarse a diversos grupos e imponer ciertas agendas.
Se trata de la juarense Belinda Díaz, quien no forma parte, propiamente, de ninguna de las 10 “expresiones ebraderistas”. La razón es que la consideran grillera en exceso, conflictiva, radical y, lo peor de todo, incondicional del superdelegado federal, Juan Carlos Loera.
A Díaz la ven más loerista que el mismo jefe de los Programas Federales en Chihuahua, lo que ya es mucho decir. Además, se ha convertido en un “corre-ve-y-dile” entre los grupos de apoyo al secretario de Relaciones Exteriores dispersos por la entidad.
Últimamente, ha estado aferrada a meterse a contaminar la llamada “Avanzada Nacional” de Ebrard Casaubón. Esa jugada, de sobra conocida en las demás corrientes, rápidamente fue detectada por los integrantes y por eso tratan de pararla en seco.
El malestar es tanto que la siguiente semana la desconocida podría ser pública si no le han bastado los mensajes en privado para dejar de molestar.
Nadie quiere escándalos entre los grupos que apoyan al canciller, luego de las fricciones de meses atrás por quererse poner la cachucha y camiseta del funcionario con proyecto para 2024; pero si es inevitable que existan es mejor ahora que cuando las cosas estén más avanzadas.
Así que tendrán que replegarse Díaz y su patrocinador principal, porque de lo contrario habrán de saltar chispas que rebasen los muros de los encuentros grupales que trazan la ruta del canciller en Chihuahua.
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La destitución por “indolente” del ahora exsecretario de Salud, Felipe Sandoval Magallanes, fue una sacudida ejemplar y primera en su tipo en la administración de la gobernadora María Eugenia Campos.
Sin embargo, si bien es la primera medida así de drástica, en el gabinete dicen que no es el primer manotazo para corregir el rumbo ni será el último, porque hay todavía algunas cuentas pendientes que la propia mandataria estatal se encargará de cobrar en la hora menos pensada; igual de fulminantes si es necesario.
En el gran ajuste de su equipo realizado hace apenas unas semanas, el primero en pagar la falta de resultados fue el exsecretario de Comunicaciones y Obras Públicas, Carlos Aguilar, a quien le cayeron encima más de tres encargos directos desatendidos, entre otros líos más personales de su oficina.
Ese podría considerarse el primer manotazo, aunque no de la fuerza aplicada a Sandoval porque no fue pública la decisión y ni la exhibida, como sí lo fue con el ahora extitular de Salud. Los calificativos al exfuncionario reflejan lo que le faltó para estar a la altura de las circunstancias.
Otro manotazo previo fue en la Secretaría de Desarrollo Humano y Bien Común, de donde salió Nacho Galicia (ahora en la nómina de la secretaría particular) para ser relevado por Carla Rivas, diputada que debió pedir licencia para un ingreso emergente al primer nivel del Ejecutivo Estatal ante la falta de alcances del primero.
Pero ya no importan ni uno ni otros exfuncionarios. Lo importante ahora es quién será el receptor, o receptora, del cuarto manotazo, porque está pendiente un ajuste desde el tiempo de los primeros cambios en paquete realizados a mediados del mes de enero.
¿Dónde dará Maru el cuarto manotazo? No hay muchos candidatos, o candidatas, a recibirlo, así que los titulares que hayan dejado seguimientos de lado, cabos sin atar, asuntos inconclusos encargados desde Palacio de Gobierno, no harían mal en tener listas las maletas.
¿A poco tanto así es Maru?, preguntó ayer alguien en Juárez que no da crédito a los serruchazos fulminantes. Sí, así es.
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Presentó Brighite Granados, presidenta estatal del partido guinda, números puntuales en la pasada sesión del Consejo Estatal de Morena en un ánimo de transparencia, loable sin lugar a dudas.
Lo hizo con la clásica división administrativa de recursos materiales, humanos y financieros. En términos generales, acalló habladurías de malos manejos.
Pero, quedaron grandes dudas por la ausencia de soporte a cada uno de los gastos mostrados, particularmente personal y viáticos.
En la letra chiquita dicen está el diablo, por lo que hay entre los consejeros morenistas sienten necesidad de entrar al triperio de los gastos.
Es decir, algunos salieron con ganas de pedir una auditoria que le permita a Brighite inclusive tener dato real de las finanzas, por si ella no está enterada de posibles irregularidades, entendiendo que a veces hay desconocimiento concreto de manejos.
Les gustaría a algunos de los consejeros que como en cualquier organización, el manejo de los dineros tendría que ser dictaminado por un auditor externo, para dar confianza en los manejos.
Está muy próximo el golpanazo que significó para el partido estatal los casi 30 millones pagados en multas y retornos de dinero, por la incapacidad administrativa del Comité Estatal con el Profe Martin Chaparro y la gente que le manejo las finanzas a la campaña de Juan Carlos Loera.
No puede por ningún motivo volver a repetirse ese desorden financiero, que actualmente paga el directivo estatal y los comités municipales por necesario recorte de gasto, con vísperas a las elecciones del próximo año.
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