Opinión

¿Una purificación para la Tierra?

Ante la contingencia generada por la pandemia provocada por el coronavirus (Covid-19)....

Maclovio Murillo
Político

viernes, 10 abril 2020 | 06:00

Ante la contingencia generada por la pandemia provocada por el coronavirus (Covid-19), que ya puso de rodillas a los sistemas de salud de todas las naciones, incluyéndose a las económica y militarmente más poderosas del mundo, es conveniente reflexionar acerca de la enorme fragilidad del ser humano y de los sistemas fundamentados esencialmente en el materialismo pragmático que se nutre en la satisfacción de los deseos individualistas desproporcionados, de tener, de sentir y de poder.

En la actualidad, resuena con bastante eco la interrogante de si la pandemia que sufrimos y está haciendo añicos el orden socio-económico conocido mundialmente, tiene su origen o no, en una permisión divina con fines de purificación.

Teólogos y místicos señalan que cuando la humanidad se corrompe en extremo y se aparta de la divinidad, ésta interviene, y que, como ocurría en tiempos previos al diluvio que llevó a la destrucción de las civilizaciones que poblaron la Tierra, y tal como aconteció en tiempos muy próximos a la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra, también hoy, la humanidad en general, nos hemos apartado de principios esenciales que debiéramos respetar, sintiéndonos como dioses con el poder del dinero y lo material, provocándose así la maldad. 

Muchas conductas que tradicionalmente se habían considerado indebidas, ahora se han institucionalizado, convirtiéndose en reglas cotidianas de convivencia; y más aún, en leyes. 

Bajo una falsa idea de respeto a la libertad de elegir, se ha legislado para autorizar el aborto que implica el privar de la vida a seres indefensos e inocentes, todavía ni siquiera nacidos, llamándose a esa oprobiosa acción, como “interrupción del embarazo”, en lugar de nombrarla como con todas sus letras  debiera ser nombrada: homicidio. 

La Organización Mundial de la Salud, estima que 56 millones de abortos inducidos, se practican anualmente en todo el planeta. 

¿Y quién ha protestado y alzado de forma firme su voz ante eso? 

¡La humanidad está matando a la humanidad, y nadie hacemos nada! 

Bajo el supuesto respeto a la libertad del desarrollo y de la libre personalidad, no solamente se ha tolerado, sino también se ha estado autorizado poco a poco, en leyes y criterios de interpretación de las mismas, el derecho a la unión entre personas del mismo sexo, reconociéndoles inclusive, el derecho a la adopción y a formar una familia con seres que no pudieron decidir si para ellos resulta admisible. 

Las graves acciones de robo, violación, homicidio, secuestro, extorsión, venta, consumo de drogas y alcohol, práctica de una sexualidad desordenada, adulterio, y muchas más, son cometidas cotidianamente, toleradas y en ocasiones hasta enaltecidas en películas, videos, corridos y canciones. Inclusive, sus autores muchas veces son llevados casi la categoría de héroes que se constituyen en “modelos a seguir” para las futuras generaciones. 

Los humanos en lo general estamos ciegos, entregados a la lujuria, a la vanidad, a la pereza, la ira, la envidia, la avaricia y la gula. Nos hemos convertido en esclavos de nuestros propios deseos, y estamos atados al dinero y a lo material.

Podríamos preguntarnos:

¿Por qué no pensar que la pandemia se trata de una purificación?

Cada quien puede responderse a esa pregunta como finalmente le dicte su conciencia y modo de pensar, pero si la respuesta es en sentido afirmativo, sería bueno entonces analizar ahí en lo íntimo de nuestro ser, cómo debemos actuar ante eso, pues indudablemente es necesario un cambio positivo.

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