PUBLICIDAD

Opinión

Un político malagradecido

Corral ha sido malagradecido con mucha gente a lo largo de su vida. Gente a la que utilizó siempre para sus fines muy personales, y a la que simplemente desechó en cuanto dejaron de servirle

Francisco Ortiz Bello
Analista

domingo, 17 octubre 2021 | 06:00

PUBLICIDAD

Los seres humanos estamos plagados de defectos y errores, es parte de la condición humana, no obstante, hay de defectos a defectos. Pero, sobre todo, que precisamente esa condición es la que nos lleva a ser mejores cada día al identificar esos defectos o errores e intentar diariamente superarlos, mejorarlos. Los seres humanos estamos en una constante y permanente lucha por ser mejores, por enmendar nuestras fallas.

A propósito de esta reflexión, decía mi padre que el peor de los defectos que podía tener una persona era la ingratitud, porque es causa de muchos otros, “puedo entender, perdonar y hasta pasar por alto cualquier defecto de alguien, el que sea, menos que sea malagradecido”, decía el viejo, y con justa razón según he comprobado al paso de los años.

El significado académico de la palabra en realidad no dice mucho, “Gratitud: Sentimiento de estima y reconocimiento que una persona tiene hacia quien le ha hecho un favor o prestado un servicio, por el cual desea corresponderle”. Porque no establece como valor fundamental de la gratitud, los buenos sentimientos de una persona, su buena educación, su integridad personal.

Por ello, una persona que no es capaz de guardar hacia otra un sentimiento o emoción de reconocimiento por un favor o servicio recibidos, no es capaz tampoco de guardar buenos sentimientos y emociones hacia cualquier otra persona. Quien olvida un favor y a quien se lo hizo, es la peor de las personas en este mundo.

Para ilustrar mejor estas reflexiones me permitiré contar una anécdota real de Don Arnoldo Cabada de la O, un hombre que provino de un origen muy humilde y que llegó a conformar una gran empresa que le dio fortuna y poder, pero que en el camino tuvo infinidad de dificultades y obstáculos que vencer.

Siendo un sencillo trabajador de una televisora local, aunque ya con algo de popularidad por sus programas y entrevistas de asistencia social, Don Arnoldo decide viajar a la Ciudad de México para solicitar una concesión de un canal de televisión, invirtiendo en ello los pocos recursos económicos de que disponía.

Luego de no pocos avatares consigue su objetivo, le otorgan la concesión y regresa a Juárez, sin dinero y sin empleo, pero con su concesión bajo el brazo. Para conformar la gran empresa que es hoy Canal 44 hubo de recurrir a pedir dinero prestado entre los empresarios e inversionistas de Juárez. Varios de ellos confiaron en él y así fue como logró iniciar su sueño de un canal de televisión propio. Lo que ocurrió, bueno ya lo sabemos todos. 

Es el caso, que el hijo de uno de quienes confiaron en Don Arnoldo prestándole dinero para iniciar su empresa, omitiré los nombres, pero ellos saben de quién se trata, se presentó ante los hijos de Don Arnoldo a cobrar el préstamo que hiciera su padre, lo que sorprendió e indignó a los nuevos directivos del canal, porque una de las primeras cosas que hizo el jerarca de los Cabada, en cuanto le empezó a ir bien en las finanzas de su empresa, fue precisamente pagar todos los adeudos con quienes confiaron en él cuando no tenía nada.

Así pues, los hijos de Don Arnoldo le informan que habían despachado al abusivo cobrador de la deuda, alegando que ya se les había pagado, pero enfrentaron una respuesta sorpresiva y tajante: “Páguenle, páguenle, y si les cobra 10 veces, páguenle 10 veces porque su padre confío en mí cuando nada tenía, y si eso creen que vale el favor, hay que pagarlo”. Vaya lección de vida y de gratitud que les dio Don Arnoldo a sus hijos, y a estos acreedores.

Bueno, pues hay quienes no conocen la gratitud ni en el diccionario. Un ejemplo de ello es el exgobernador Javier Corral Jurado, quien adolece de muchos defectos, y muy graves todos, pero el más grave de todos es precisamente la ingratitud, porque es la causa de los demás defectos. Por eso me referiré a él en este espacio.

Los ejemplos de actos de ingratitud abundan a lo largo de la vida política y personal de Javier Corral, y han sido causa de otros actos peores al desdeñar a quienes, en el pasado, le tendieron la mano.

Empezaré por citar la ingratitud que mostró con dos importantes medios de comunicación, uno nacional y otra estatal, quienes le abrieron de par en par las puertas de sus páginas y le permitieron publicar artículos en los que Corral dijo lo que quiso, sin cortapisas, sin condiciones, las líneas editoriales de El Diario de Juárez y de El Universal se flexibilizaron para dar cabida a las opiniones del polémico legislador.

Y vaya que las utilizó a placer. Siempre aguerrido y frontal en el discurso, utilizó estos espacios para todos sus fines políticos y electoreros, sin recibir nunca censura o recriminación alguna por lo publicado. Pero en cuanto se instaló en el poder de la gubernatura de Chihuahua, y estos mismos medios en los que el publicaba sus artículos, empezaron a señalar sus debilidades como gobernante, de inmediato tronó ferozmente contra ellos acusándolos de las peores prácticas de malversación de la información, incluso de chayoteros. Algo que, desde luego, no pensaba cuando le permitían escribir en sus páginas.

Corral ha sido malagradecido con mucha gente a lo largo de su vida. Gente a la que utilizó siempre para sus fines muy personales, y a la que simplemente desechó en cuanto dejaron de servirle. Pero el ejemplo más vivo de esa deslealtad e ingratitud, lo conocimos recientemente con un par de entrevistas publicadas. Una en un medio local y otra en un medio nacional.

Se trata de su exjefe de Comunicación Social, José Antonio Pinedo Cornejo, periodista juarense de larga trayectoria en el periodismo (él sí de verdad, no como presume falsamente Corral), quien a fuerza de una situación adversa que vive hoy, termina por reconocer que confío indebidamente en alguien que no se merecía su confianza.

Lo que cuenta Pinedo sobre su relación con Corral en este par de entrevistas, cobra relevancia porque pinta de cuerpo entero no solo al gobernante, sino la personalidad de un hombre lleno de resentimientos, traumas y complejos, que lo convierten en un verdadero monstruo de soberbia, egocentrismo e irresponsabilidad, y explica por qué tuvimos el mal gobierno que tuvimos. Lo dicho, el defecto de la ingratitud prohíja todos los demás.

Personalmente, platiqué con Pinedo justo en el inter de la primera entrevista a un medio local, y la segunda a Sin Embargo, y es como pude enterarme de muchas cosas de primera mano, algunas ya las conocía por ser periodista y convivir con muchos de los compañeros y colegas en diferentes espacios, y de otras me enteré con mayor detalle y profundidad.

No voy a defender la integridad u honestidad de Pinedo, de eso se tendrá que encargar él mismo ante los tribunales o juzgados correspondientes, porque ha sido acusado por la Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua por uso indebido de atribuciones, y ese asunto tendrá que correr el debido proceso y llegar a una conclusión de un juez.

Pero lo que me parece aberrante, de lo sucedido con Pinedo, es la manera turbia, oscura y muy tendenciosa en que Corral manejó el tema, tratando de lucrar con esa relación y amistad con el comunicador, para mandar mensajes relacionados con el caso de la hoy gobernadora Maru Campos.

Corral siempre estuvo enterado de la acusación contra Pinedo, siempre, es más, es él quien le informa que hay una orden de aprehensión en su contra, y en lugar de hacer lo correcto, por ser el gobernador y en gratitud a la ayuda recibida en el pasado, que era proceder conforme a la Ley dándole el trato justo, empezando por hablarle con la verdad a un amigo, no, no hace eso, el gobernador decide “utilizar” a “su amigo” y la confianza que este le tiene para enviar mensajes cifrados a la entonces aspirante a la gubernatura Maru Campos.

En su juventud, Corral recibió todo el apoyo de Pinedo, como de algunos otros medios de comunicación y empresarios, fue el periodista juarense quien le compró su primer traje para que estuviera presentable, fue quien le prestaba su auto para que se desplazara y fue quien fundó una revista para que trabajara ahí Corral. Entre muchos otros detalles de apoyo que recibió.

No se trata de que, por gratitud, el exgobernador lo exonerara si es que Pinedo cometió algún delito, no claro que no, ya lo dije con toda claridad antes, si Antonio Pinedo realmente cometió algún delito, será la justicia quien lo determine y tendrá que pagar por ello, pero lo que sí afirmo categóricamente es que no merecía los engaños y el trato perverso y artero de que fue objeto por parte de Corral.

Así pues, la ingratitud en el exgobernador Corral, produjo un mandatario soberbio, autoritario, ineficiente, holgazán, egocéntrico y mitómano. El peor gobernador que ha tenido Chihuahua.

PUBLICIDAD

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

close
search