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Opinión

Transporte público: herencia maldita

El servicio de transporte público que reciben actualmente los juarenses no recibe calificación aprobatoria en ningún sentido

José Ignacio Gallardo
Analista

miércoles, 30 noviembre 2022 | 06:00

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El servicio de transporte público que reciben actualmente los juarenses no recibe calificación aprobatoria en ningún sentido. Definitivamente, no es la calidad de servicio que deberían recibir los usuarios fronterizos. Una urbe tan dinámica como Ciudad Juárez no puede seguir padeciendo una crisis en materia de movilidad como la que se experimenta desde hace décadas.

Abordar un autobús de transporte público en Ciudad Juárez es literalmente un viaje al pasado. La mayoría de las unidades que circulan por esta urbe fronteriza son de más de 20 años de antigüedad. De hecho, el transporte público en esta ciudad es uno de los factores que hace deslucir a esta metrópoli. Mala impresión se llevan los turistas y visitantes a esta frontera cuando lo primero que observan son autobuses demasiado viejos, inseguros y en malas condiciones circular por las maltrechas avenidas juarenses. Contrasta dramáticamente lo que se habla de esta ciudad en el interior del país, con lo que ven quienes conocen por primera vez Ciudad Juárez.

Se habla de la pujanza de esta ciudad, de su dinamismo y del trabajo que ofrece el amplio sector maquilador juarense. Se habla mucho de la prosperidad que ofrece este reconocido polo de desarrollo industrial y comercial. Incluso se puede decir que a nivel nacional Ciudad Juárez es pionero en el establecimiento de la industria maquiladora y este factor ha constituido un poderoso imán que atrae año con año a miles de trabajadores y profesionistas e inversionistas de todas partes de México.

Pero una vez que llegan a Juárez, lo primero que constatan es la deficiente calidad del transporte público. Desagradable sorpresa y molestia experimentan quienes se integran a la fuerza productiva juarense y provienen del interior del país.

No coincide para muchos lo que se dice de Juárez en el resto de la República Mexicana, con la realidad que se vive en materia de transporte público. Lo que pasa es que los juarenses ya se han conformado con el pésimo servicio que brindan los concesionarios y con el deteriorado estado en el que se encuentran las unidades.

Han sido muchas décadas de permitir que los concesionarios hagan su voluntad. Muchos años de complicidades con las autoridades en turno que solaparon que el parque vehicular fuera haciéndose viejo y obsoleto.

Fueron muchas administraciones estatales las que permitieron que el usuario recibiera servicio deficiente y riesgoso. No fue resultado de unos cuantos años. El mal subyace desde hace mucho tiempo. Claro que a la administración corralista tampoco le importó el asunto, al contrario, lo agravó. Ha crecido el mal y ahora es muy difícil ponerle un freno a esta situación. La prueba es que en este momento no hay ni BRT1 ni BRT2. Siguen circulando vehículos viejos contaminantes e inseguros. Se ignora la estrategia de la actual administración estatal. Pero no es buen indicio que ni siquiera haya titular del área en esta frontera. 

Sin duda que el reto para este 2023 es resolver el transporte público, porque se volvió una herencia maldita. 

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