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Opinión

OPINIÓN

Tío y sobrino acabarán con Pensiones y Salud

'Tito' Herrera, de profesión contador, se ha caracterizado por decisiones absurdas en materia de salud para los trabajadores del estado

LA COLUMNA
de El Diario

lunes, 03 agosto 2020 | 06:00

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• Tío y sobrino acabarán con Pensiones y Salud 

• ¿Ya se esfumó el regateado “Bono Covid”? 

• Los morenos alistan sus destapes 

• Empresariado paga prueba masiva a policías 

La Ley de Pensiones Civiles del Estado establece que su Junta Directiva es el máximo órgano de gobierno de la institución. La conforman siete funcionarios, líderes sindicales y el rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Todos los integrantes tienen voz y voto en las decisiones, según la norma cuyo apartado correspondiente mostramos en una imagen en la versión digital de La Columna. Con el secretario de Hacienda a la cabeza, participan además el secretario de Educación, el director general de Pensiones y el secretario de Salud. En la actualidad los dos últimos cargos en mención los ocupan, respectivamente, el tío Alberto “Tito” Herrera, y el sobrino, Eduardo Fernández Herrera, recién elevado al gabinete formal por el gobernador Javier Corral. Error de cálculo o jugada premeditada. 

Para los lastimados integrantes del gremio médico, a quienes Corral les dio la espalda, no puede considerarse un buen pronóstico en la Secretaría de Salud ni en Pensiones. Ambos personajes son considerados tacaños y cuadrados en el servicio público. No existe más ley para ellos que los recortes y la austeridad. 

“Tito” Herrera, de profesión contador, se ha caracterizado por decisiones absurdas en materia de salud para los trabajadores del Estado. Sus reportes llenan el ojo al gobernador por los recortes del gasto a rajatabla, sin importar el servicio médico que se brinda. Ello ha llevado a una crisis de calidad a la otrora institución ejemplar, que por otra parte mantiene un presupuesto bastante inflado. 

Al sobrino en Salud, un economista, se le entrega una dependencia a la que siempre le quiso hincar el diente; una dependencia a la que siempre ninguneó y a la que, como subsecretario de Egresos, le pellizcó recursos que eran necesarios para fortalecer el depauperado sistema sanitario de la entidad. Los médicos se duelen no tanto por el nombramiento de un administrador que no ve más allá de los números, sino por ese modelo adoptado en las instancias de Salud mediante el cual se privilegia una austeridad criminal sobre el bienestar de la gente. 

*** 

El otro problema que se avecina en la Secretaría de Salud es que comienzan las versiones de que ya se agotó el tan regateado “Bono Covid”. Prometido al personal sanitario de la entidad como una aportación del 30 por ciento sobre el sueldo base, el incentivo apenas alcanzó a unos 3 mil beneficiarios, lo que dejó a fuera a otros miles de empleados expuestos al coronavirus. De los que sí lo recibieron la mayoría fueron en la capital, mucho personal administrativo privilegiado y una parte mínima en Juárez y otras ciudades del estado. 

El bono se ha alcanzado a pagar únicamente en cuatro ocasiones (abril, mayo, junio y julio), pero a nivel central en Salud han comenzado a decir a los trabajadores que probablemente el del mes pasado habría sido el último. 

El argumento es que el fondo para la contingencia ya se agotó y no hay de dónde sacar más recursos. Las dudas han comenzado a rebasar a la dirigencia sindical de Salud en el estado, encabezada por Pablo Serna Molina, y no tardan en subir los reclamos hacia el nuevo secretario Fernández Herrera y el gobernador Javier Corral. Desde el principio no hubo claridad en el destino del bono. 

Se dijo que a todos y sólo llegó a unos cuantos. 

Luego hubo quejas porque llegó a personal que no estaba atendiendo casos de Covid y otros que estaban en el frente de batalla fueron dejados al garete. Ahora que comienza a hablarse de que ya se esfumó el bono en medio de los peores momentos de la pandemia, el personal anda con la moral baja y los ánimos caldeados por el errático manejo sanitario y económico de todo el sector. Se llega así a uno de los escenarios menos deseados en la Secretaría de Salud. 

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Tras la sesión del Consejo Estatal de Morena del sábado pasado, quedó claro que cada vez está más cerca la fecha de los destapes de quienes se sienten con derecho de ir por candidaturas a diputaciones locales. También ya quedó claro quiénes fueron nomás debut y despedida debido al paso lastimoso que han tenido por el Congreso del Estado. El calendario morenista contempla desde luego la elección de dirigentes nacional y estatal como primera parada en la ruta. A fines del mes que comienza, si el semáforo evoluciona, ya se estarían definiendo las fechas precisas. 

Pero las asambleas y reuniones para la elección o ratificación de dirigentes serán el escenario ideal para que se midan con el destape los aspirantes. En Juárez quien anda metida en la talacha de a pie es la consejera estatal Irene Barraza Mata, quien va por el Distrito 9, aunque carece de trabajo en redes sociales porque ni tiene. Alistan también su proyecto Lizzy Guzmán por el Distrito 4, con la ventaja de ser subdelegada de Programas Sociales, y Andrés Domínguez, funcionario del Comité Estatal, para el séptimo. 

En la capital tienen lista la papelería, desde el acta de nacimiento hasta su fe de bautismo en Morena, Hugo González Muñiz y Osmand González Hernández, quienes han hecho presencia en los distritos locales 18 y 12, respectivamente. 

De igual manera en la capital aspira la comunicadora Zianya Sandoval por el 17 y Jorge Maravé por el 15, aunque estos dos últimos trabajan sólo con redes sociales, nada más. 

Los que de plano han hecho el ridículo como legisladores –y entre los morenistas se afirma que ya no los quieren otra vez en las boletas– son los diputados Janet Francis Mendoza Berber, Gustavo “Pichú” de la Rosa, Leticia Ochoa Martínez y en primer lugar a la desaparecida Lourdes Valle Armendáriz. 

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Casi dos mil pruebas de coronavirus se habrán de completar esta semana en agentes de la Policía Municipal, todas financiadas por la Fundación del Empresariado Chihuahuense (Fechac), encabezada por Luis Alberto Barrio a nivel estatal y por Gilberto Cueva en Ciudad Juárez. Estas pruebas dirigidas a la corporación se han realizado en las últimas semanas en colaboración con el Fideicomiso para la Competividad y la Seguridad Ciudadana (Ficosec). 

Fue un proyecto especialmente dirigido a Seguridad Pública Municipal de la frontera por el riesgo mayor al que se exponen los elementos que no han dejado de laborar durante la emergencia sanitaria. Gracias a ello se ha dado seguimiento a los casos de Covid-19 detectados en policías y se ha logrado contener la dispersión del virus en un segmento de población que de por sí vive en riesgo constante. 

Los fondos de los que dispuso la Fechac forman parte de un plan de casi 10 millones de pesos para dotar de insumos al personal de Salud, así como repartir ayuda alimentaria en Chihuahua, Camargo, Cuauhtémoc, Delicias, Parral y Ojinaga. Dicho plan contempla también, desde luego, inversiones en acciones concretas para la reactivación social y económica, el otro enfoque determinante para superar los daños dejados por la pandemia. 

El ejemplar apoyo de los empresarios juarenses es de destacarse. Justo en este año la Fechac cumple 30 años de existencia. Nació en 1990 en una situación de emergencia y ahora, tres décadas después, le toca hacerle frente a la mayor crisis de la historia desde el llamado tercer sector.

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