Diario
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Opinión
lunes, 12 abril 2021 | 06:00
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La próxima gobernadora o gobernador heredará cuatro problemas fundamentales: finanzas quebradas, inseguridad terrible, sistema de salud deficiente y desarrollo económico debilitado.
Al margen del mundo ideal que los aspirantes construyen en el aire para atraer (o embaucar) al elector, urge quien tenga el mínimo de sentido común, amor por el estado y determinación para encarar y resolver los monumentales desafíos de los ya están advertidos.
Es imperativo aplicar cirugía mayor a la ley orgánica de los tres poderes y los organismos autónomos, con el propósito de adelgazar la nómina burocrática y reducir los ingresos de escándalo que perciben en la parte alta de los organigramas.
Por su lado, Maru Campos, la candidata del PAN-PRD plantea la creación de la Secretaría de la Familia. A reserva de conocer a fondo la propuesta, el DIF estatal y la Secretaría de Desarrollo Social deberían desaparecer, porque cuestan mucho y se han convertido en culto de adoración para el cónyuge del mandatario y en refugio de tropas electoreras.
La administración pública está saturada de personal extra que la hace obesa, cara e inoperante, ya que cuentan con áreas que duplican funciones o sencillamente cubren cuotas partidistas.
Esta obesidad mórbida burocrática impide que haya recursos suficientes para contar con agencias de seguridad sólidas y confiables que nos cuiden del hampa; de los criminales de fuero federal que se encargue el Gobierno de la República, ellos tienen los recursos suficientes para encararlos.
El gravísimo deterioro en el sector salud se debe a las estafas en los gobiernos de Duarte y Corral, pero también porque las administraciones anteriores solaparon la morosidad de otros entes gubernamentales y administrativos, lo que ha dificultado la atención óptima de los derecho-habientes de PCE y de la población en general.
No menos importante es el desarrollo económico el cual se encuentra en niveles de vergüenza, gran parte por la emergencia sanitaria que estamos viviendo, y la otra parte por la mediocridad de los titulares del Poder Ejecutivo federal y estatal que resultaron tan cortos de miras e incontenibles verbales.
El deterioro de la infraestructura carretera en el estado es notorio, así como la ausencia de inversión obra pública de gran calado, el estancamiento de los empleos en la industria maquiladora que sigue pagando salarios de miseria y el nulo apoyo a emprendedores y desarrolladores jóvenes con proyectos alternos a la inercia de los que generan el tipo de empleos de siempre.
Es fácil comentarlo en este espacio, pero, ojo, los candidatos están enterados de la situación y cuentan con el diagnóstico completo de la administración pública. Que no vengan después con pretextos de: “nos dejaron colgados de la brocha”, “ocultaron la magnitud del problema”, “es culpa del anterior”. Nel, ni madres, desde ahora se comprometen en serio o a Chihuahua un baile.
Debemos ponernos truchas porque en una semana de campaña escuché estupideces como: ‘voy a traer la transformación a Chihuahua’ o ‘voy a tomar las riendas’. Por favor señores dejen de jugar con el pescuezo del guajolote y burlarse de la inteligencia de los chihuahuenses. Ya chole.
Lo que urge son propuestas reales, sentidas y viables, el qué y el cómo bien sustentado, pues el ahorro de recursos pasa por la reducción ejemplar de los tres poderes y los ayuntamientos. Para hacerlo se requiere valor y no ser presa de la cobardía de dejar las cosas como están, sería imperdonable seguir como hasta ahora.
No se trata de testosterona o ver quién es más hiriente para denostar, de esos están vastos en palacio de gobierno; sino de presentar la propuesta que, al menos, genere confianza entre los electores para sacar al estado del atolladero.
Es cuanto.
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