Opinión

Samachike

Por primera vez en la historia de los ejidos en la Sierra Tarahumara, en el de Samachike –lugar húmedo en idioma rarámuri- del municipio de Guachochi...

Gabriel Valencia Juárez
Analista

viernes, 09 agosto 2019 | 06:00

Por primera vez en la historia de los ejidos en la Sierra Tarahumara, en el de Samachike –lugar húmedo en idioma rarámuri- del municipio de Guachochi, la administración ejidal entregó, en 2018, 10 mil 500 pesos a cada uno de los 514 ejidatarios, del cual el 80 por ciento son indígenas, y al mes de julio de 2019, les han entregado 5 mil, lo que no sucede en otros ejidos de la región serrana.

Una sabia consigna ecológica se ha implementado en Samachike: “Si de los pinos comemos hay que protegerlos, entonces hay cuidar reforestar el bosque, creando una cultura de conservación de los árboles y fomentar una conciencia ecológica, y sobre todo, realizar una administración honesta de los recursos naturales del ejido, ya que es más bonita la amistad y el trabajo, que traer las bolsas llenas de dinero, y con ello se contribuye a distribuir con justicia ‘el oro verde’ y se combate el calentamiento global de la tierra”, mensaje expresado durante la asamblea ejidal bimensual el pasado 4 de agosto.

Cabe señalar que gracias al trabajo de explotar el bosque de forma sustentable, racional y honesta es Samachike, el único ejido en la Sierra Tarahumara que entrega tres comidas al día a los 160 trabajadores del aserradero sin cobrarles nada y de esta forma los motiva a laborar con entusiasmo para cuidar su bosque, ya que “del bosque comemos”.

Es el primer ejido que tiene un vivero propio con plantas naturales de la región y es un ejemplo a nivel regional, estatal y nacional. Aun cuando los funcionarios forestales del Gobierno federal y estatal auguraron el fracaso del proyecto sustentable, el pasado domingo 4 se hizo la reforestación con plantas nativas de la región: en un área de siete hectáreas plantaron seis mil arbolitos niñas-tewes, niños-towis, hombres-rejoy y tewekes-mujeres.

Sembraron y seguirán esparciendo vida de forma colectiva dentro del programa nacional Sembrando Vida que lanzó el Gobierno y que en el sur del país ya se ha implementando dando trabajo a miles de campesinos con la plantación de árboles para reforestar.

El ejido de Samachike está conformado por 39 mil 657 hectáreas de las cuales, 15 mil 184 hectáreas son forestales y de estas hectáreas se dividen en 15 áreas de corta que permite dar trabajo a decenas de ejidatarios. El permiso de explotación forestal es de 2015 el cual termina en 2029, por ello, apuntó el contador Jesús Manuel López Rivera, “el ejido cuida que no baje la producción porque ese es volumen boscoso que tiene permiso para la explotación sustentable y racional del bosque”.

Muy importante fue que en la exposición del programa forestal sustentable, subrayaran que para impedir la emigración de ejidatarios, se debe dar empleo permanente en los ejidos con el apoyo de las instituciones forestales y estatales.

El 80 por ciento de ejidatarios en Samachike son indígenas rarámuri, igual que el total de la población en ese seccional, y a nivel municipio la población indígenas es del 70 por ciento, y a pesar de la influencia negativa de la cultura mestiza/chabochi, luchan por conservar sus tradiciones culturales, entre ellas la conservación del bosque.

“Hay muchas formas de liberación, y ustedes aquí en México tienen una riqueza muy interesante que han desperdiciado durante mucho tiempo: los pueblos indígenas”, afirmó el sociólogo portugués Boaventura de De Sousa Santos en el periódico La Jornada (agosto 4); por ello es importante el rescate, defensa y fortalecimiento de las culturas indígenas de Chihuahua y México en diversos frentes y trincheras, entre ellas la de cuidar y conservar los bosques, plantando pinitos con lo cual se pone un “granito de arena” contra la alteración ecológica y el calentamiento de la tíerra.

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