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Opinión

Recuperación económica cuesta arriba

Las crisis económicas para países o ciudades no son algo extraño o extraordinario

Francisco Ortiz Bello
Analista

domingo, 31 mayo 2020 | 06:00

Las crisis económicas para países o ciudades no son algo extraño o extraordinario, de hecho, forman parte del comportamiento natural de la economía. Al igual que el crecimiento, la desaceleración, la inflación y otros similares son eventos cíclicos que se presentan de cuando en cuando, y los juarenses sabemos muy bien de eso.

Y las crisis económicas pueden tener dos orígenes, básicamente, las internas que obedecen a factores o elementos propias del país o ciudad, mientras que las de orígenes externos, son ocasionadas por factores o elementos ajenos a su actividad económica. En el pasado reciente, en esta frontera, hemos vivido ya un par de estas crisis económicas severas de manera casi consecutiva, lo que ha mostrado la resiliencia de esta comunidad fronteriza.

Primero, en 2006, el colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en junio de ese año, trajo como consecuencia que en octubre de 2007 se presentara la llamada crisis de las hipotecas subprime, que luego derivó en 2008 en una fuerte crisis financiera mundial. Durante esa crisis, en Ciudad Juárez se perdieron poco más de 68 mil empleos y se cerró casi una tercera parte de las maquilas en la ciudad, el golpe fue durísimo.

Un común denominador durante la era moderna y contemporánea en las crisis económicas de los países es que, por la globalización de todas las actividades, una afectación importante en un país, con mucha facilidad se replica en otro, y luego en otro, y así sucesivamente en lo que se conoce como el efecto dominó.

Ni bien apenas empezaba la recuperación económica para nuestro país, durante el primer trimestre de 2009, los índices bursátiles de las bolsas de valores de Estados Unidos y Europa fueron ampliamente superadas por las de países emergentes como China y Brasil es por ello que, en septiembre de 2009, se informa que los bancos árabes han perdido casi cuatro mil millones de dólares desde el inicio de la crisis financiera mundial. Otro golpe brutal a la economía mexicana.

Al cerrar ese año (2009) después de haber absorbido la crisis, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial se contrajo 1.68 por ciento, el de Estados Unidos 2.78 por ciento y el PIB de México 4.70 por ciento, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Aunque entre abril de 2009 y finales de septiembre de 2011 se recuperaron 24 mil 709 empleos formales de acuerdo al IMSS ya que cerró este último mes con 318 mil 841 empleados formales registrados, mismos que comparados con los 386 mil 736 que registraba en octubre del 2017, en realidad refleja una pérdida de poco más de 66 mil plazas laborales.

Luego, durante todo 2010 y 2011, a esos efectos económicos negativos en el entorno nacional y mundial, hubo que sumarle una gran cantidad de micros y pequeños negocios que se vieron obligados a cerrar sus puertas, a cancelar sus fuentes de trabajo, debido a la enorme ola de violencia y criminalidad que se desató desde 2008, pero que hizo crisis en esos años con el cobro de la “cuota” o derecho de piso a la que eran sometidos tanto por grupos del crimen organizado, como por elementos de la extinta Policía Federal y hasta del mismo ejército.

Durante un par de años (2010 y 2011) los juarenses vivíamos literalmente en cuarentena, y no por un virus como ahora, sino presas del temor de morir en las calles o en los lugares públicos, víctimas de algún fuego cruzado entre bandas de la delincuencia, del narcotráfico o en alguna ejecución masiva de esas que tanto se acostumbraban en esas fechas en la ciudad.

No se trata de recordar para regodearnos en nuestra mala fortuna, o para revictimizarnos, sino para demostrar en los hechos y en la historia que esta ciudad, que sus habitantes, hemos sabido sortear condiciones adversas que nos han puesto literalmente contra la pared, y que la resiliencia de nuestra gente y la solidaridad comunitaria nos han sacado adelante. Lo que viene en los próximos meses, en materia económica, va a requerir de toda esa experiencia y fortaleza acumuladas en los juarenses.

¿Y qué es lo que viene? Derivado de las medidas adoptadas en una buena parte de países en el mundo, para combatir el contagio acelerado y masivo del Covid-19 se han paralizado las principales actividades económicas y productivas, lo que plantea un escenario negativo en esta materia. La desaceleración económica forzada terminará en una fuerte recesión mundial.

Tan sólo en EU, hasta el 11 de abril de este año se habían perdido más de 22 millones de empleos en un período de un mes calendario, es decir, la pérdida de empleo más grande en la historia de ese país. En México, por supuesto, las cosas no son muy diferentes ya que durante el primer trimestre del año se estima que se han perdido algo así como 500 mil plazas laborales.

Por su parte, el Gobierno federal, desoyendo toda clase de recomendaciones y sugerencias de expertos financieros, empresarios e investigadores, le está apostando únicamente a la inyección directa de dinero “fresco” vía la entrega, adelantada incluso, de efectivo que se supone estimulará el consumo de bienes y servicios en medida tal que contrarreste la recesión económica que atravesamos.

El Gobierno del Estado, con recursos mayormente limitados en comparación con la Federación, e incluso dentro de una severa contracción de sus finanzas, ha destinado algunos recursos para inyectar liquidez y capital a micros, pequeñas y medianas empresas, como estrategia inmediata para mantener la actividad económica y el empleo en la entidad en niveles adecuados. Sin embargo los recursos son limitados y, por tanto, no llegarán a todos quienes los necesitan.

En el caso del Gobierno municipal, a pesar de ser el primer nivel de autoridad en contacto directo con la gente, tiene fuertes limitaciones que le impone el artículo 115 de la Constitución en cuanto a sus facultades y ámbitos de competencia, además de manejar un presupuesto infinitamente menor que los otros dos niveles de gobierno (estatal y federal), sin embargo, no obstante esas poderosas limitaciones legales y presupuestales, ha tomado acciones y decisiones en favor de los sectores más afectados por la crisis económica, condonando importantes sumas por concepto de recargos y multas a deudores del predial, o a quienes requieren de algún trámite o servicio que presta el municipio.

Ese es el antecedente y contexto generales en el que, empresarios, emprendedores, comerciantes y profesionistas que trabajan por su cuenta, se aprestan a iniciar el camino de la recuperación económica de la ciudad. Un camino difícil y totalmente cuesta arriba, pero no por ello desesperanzador o imposible.

Como en todas las crisis, la situaciones apremiantes o amenazantes sacan lo mejor de las personas para superarlas, por ello circulan ya en esta frontera incipientes campañas como #CompraLocal, #ApoyaTuRestaurante, #YoComproEnLaTiendita y otras similares, todas enfocadas a desarrollar una conciencia entre los juarenses que, en la medida que apoyen este tipo de negocios privilegiando sus consumos en ellos, estarán contribuyendo a fortalecer la economía local, la generación de nuevos empleos o bien, contener la pérdida de plazas laborales ya existentes, medidas todas que son altamente benéficas y positivas en este difícil camino que apenas empezamos.

Ante la total insensibilidad e indiferencia mostrada la federación en materia de apoyos reales y efectivos al sector productivo, empresarial y comercial, las limitaciones legales y presupuestales que padecen los municipios y los gobiernos estatales, no les queda más a empresarios y ciudadanos que establecer una sinergia entre ambos, para hacer frente a la indolencia de los gobiernos y la urgente necesidad de sobrevivir a la crisis.

Lo peor que podría pasarnos como comunidad fronteriza, más allá del efecto devastador de una enorme crisis económica mundial y nacional, es dividirnos entre nosotros mismos y negarnos unos a otros el apoyo del que carecemos por parte de quienes nos gobiernan desde la Ciudad de México.

Las actuales condiciones económicas y de salud en el mundo entero exigen una verdadera transformación, pero no esa de cuarta que pretende encabezar López Obrador desde su gobierno y que se muestra ciega, sorda e insensible a los verdaderos reclamos de quienes más los necesitan, no, requerimos una verdadera transformación de fondo, una que surja desde el interior de cada uno de nosotros y que se manifieste en los hechos para demostrarle a los políticos que la sociedad, cuando se une y trabaja en conjunto, no necesita de ellos ni de sus mendrugos de pan que reparte a discreción con fines electoreros únicamente. Por más cuesta arriba que esté el camino, si lo caminamos juntos apoyándonos unos a otros, finalmente llegaremos al objetivo deseado.

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