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Opinión

Cultura de la paz para el buen vivir

Psicología positiva en pandemia

Departamento de Reflexión Interdisciplinaria Universidad Iberoamericana, Ciudad de México

Mtra. María de los Ángeles Morales Pruneda

lunes, 25 octubre 2021 | 06:00

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La vida nos va diciendo por dónde y algunas veces resulta difícil comprender el rumbo, fluir con la vida.

Más o menos así me pasó cuando me invitaron a participar en un Diplomado de Psicología Positiva en Ciudad Juárez. Por supuesto que pensar en Silvia Aguirre y el CFIC es sinónimo de positividad, de energía que se conjuga para tocar los corazones, talentos, virtudes y fortalezas de su gente, tal como lo propone Martin Seligman, investigador de la Psicología Positiva y fundador de esta corriente científica. 

Coincido con Seligman (2021): podemos decidir trabajar en detectar y continuar desarrollando aquello en lo que somos buenos y lograr disfrutar más la vida, la relación con los demás, superar de mejor manera los retos.

Este desafío era más personal, este tema de Psicología Positiva justo en época de pandemia, tratando de ser congruente, empática y aceptante como sugiere Rogers (2006) desde el Enfoque Centrado en la Persona, resonaba en mi cabeza y corazón como una gran incongruencia, pues me sentía profundamente adolorida.

¿Cómo tocar de forma auténtica mi positividad y agradecimiento cuando la pandemia me quitó a mi papá? Mi tema era “Relaciones de calidad”.

Aprendemos a relacionarnos con otros a partir del núcleo familiar, en especial de la convivencia con los más cercanos, que suelen ser: papá, mamá y hermanos.

Según Linares (1996), las emociones son el núcleo afectivo de la personalidad. La nutrición emocional se produce cuando el individuo se siente reconocido, valorado y querido. 

El resultado emocionalmente nutricio depende tanto de la fuente (padres o familiares) como de la recepción individual o la transmisión socialmente mediada (Linares, 1996).

Así, tenemos dos grandes retos: que los padres o adultos encargados de la crianza expresen amor, cuidados, aceptación, respeto, comprensión al pequeño o pequeña; y que a su vez el infante pueda ser capaz de percibirlo.

Son los papás o tutores quienes tienen a cargo la dinámica familiar, incluyendo la emocional como eje de las relaciones que se viven en casa. Nos enseñan a socializar con el mundo. Según Enríquez (2009), las emociones “son indicadores de sentido y orientación en el mundo; son generadoras de vínculos y puentes entre el ser íntimo y el ser social”. 

No podemos cambiar el pasado, pero sí voltear a verlo con otros ojos.

Extraño a papá

Al principio, el dolor y el impacto de la partida repentina fue algo difícil de describir, de digerir, de aceptar. Lo sentí como un golpe despiadado, de esos que toman por sorpresa, que congelan hasta el alma. 

Poco a poco fui agradeciendo su partida de ese modo. Se quedó dormido. Así era papá, un señor sencillo; supo fluir con la vida hasta el final. 

Acudían los recuerdos sin ningún orden. Alguna vez, me parece que en la adolescencia, le reclamé a papá que no jugó conmigo. 

Y ciertamente no jugó conmigo a “las muñecas”, “escondidas” o cualquier otro. Él inventaba juegos para mí y hasta ahora lo descubrí, me decía “María Bo”. “Bo de bonita”, me dijo que era nuestro secreto y por supuesto que yo le creí, papá sabía todo. Después lo sustituyó por cualquier nombre que empezara por “Bo”. Así, el apodo terminó para mí en “Botella”, “Bolillo”, etc. Gracias, papá: si jugaste conmigo. Tardé muchos años en descubrirlo.

Voltear a ver la infancia con otra mirada nos permite redescubrir el amor, trazar puentes más comprensivos, más completos. Tal vez las demostraciones de afecto, de interés, de aceptación, no fueron como lo esperábamos. Posiblemente los papás no sabían cómo. Lo hicieron como pudieron. Te invito a contarte tu historia de otro modo. ¿Qué sí hubo?

Referencias

•Enríquez, R. (2009). El Crisol de la Pobreza. Mujeres, subjetividad emociones y redes sociales. México: ITESO.

•Linares, J.L. (1996). Identidad y Narrativa. La terapia familiar sistémica en la práctica clínica. España: Ediciones Paidós Iberoamérica.

•Rogers, C. (2006). El Proceso de Convertirse en Persona. México. Paidós.

•Seligman, M. (2021). La auténtica felicidad. México: Penguin Random House. Grupo editorial.

María A. Morales Pruneda

Maestra en Desarrollo humano por el ITESO, maestrante en terapia familiar sistémica por el Instituto Tzapopan, especialidad en psicoterapia humanista existencial, entrenamiento como psicoterapeuta de Parejas (ITESO). Es parte de la plantilla de profesores de tiempo fijo del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO; actualmente es coordinadora de varias academias docentes, del Programa en Desarrollo Humano para el fortalecimiento del tejido social para catequistas, y del Programa en Educación para la Paz y justicia restaurativa. Tiene experiencia en el área de Recursos Humanos en ITESO y más de quince años en práctica privada en psicoterapia individual, de pareja y familias.

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Cultura para la Paz es un proyecto de El Diario de Juárez en alianza con el Tecnológico Nacional de México, campus Juárez, el Comité de Pacificación y Bienestar Social (Copabis) y el Centro Familiar para la integración y Crecimiento A. C. (CFIC).

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