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Opinión

Prestaciones laborales y el liderazgo de Beethoven

La presente semana se les notificó a los trabajadores de Gobierno del Estado y a los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores que determinada contraprestación (aguinaldo y pago mensual) no se realizaría en el período correspondiente

Jorge Breceda
Analista

sábado, 28 noviembre 2020 | 06:00

La presente semana se les notificó a los trabajadores de Gobierno del Estado de Chihuahua y a los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores que determinada contraprestación (aguinaldo y pago mensual) no se realizaría en el período correspondiente. 

En este contexto sobresale el tema de liderazgo, tópico ya explorado teóricamente por quien suscribe el presente, por lo que, en las siguientes líneas se realizará una explicación desde el ejemplo de lo que es el liderazgo, para que usted no lea lo mismo y para ir en sintonía con el adagio “las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra”.

En la música, la primera persona que vive de su arte (no era aristócrata) porque se coloca en el centro de sus creaciones es Ludwig van Beethoven, él se representa a sí mismo en su música, su arte se centra en el creador artístico: siendo él. Evidentemente, tal conducta estética ya había sido explorada en pintura y la escultura, pero en la música no, situación que le otorga grandeza.

Esto parecería poco, sin embargo, dicho escenario lo coloca por encima de Sebastian Bach, Joseph Haydn o Mozart, es dable mencionar que el liderazgo de Beethoven no se sustenta en la calidad melodista (no era el mejor), en la armonía de su música (alguna era débil) o la variedad de sus notas (al inicio solo utilizaba cuatro). 

El liderazgo de Beethoven encuentra su potencia en la exposición de su ser en el arte, en el compromiso hacia lo bello, en la responsabilidad de seguir desarrollando música; aunque no la disfrutara, esta última idea es en la que se tiene que poner mayor énfasis porque él era sordo.

¡Era sordo!, si bien, en su primera sinfonía -1801- tenía facultades auditivas, la historia relata que fue perdiendo su oído a lo largo de los años, tanto que la cronología lo explica, siendo que la segunda sinfonía la compone en 1803, la tercer en 1805, la cuarta en 1806, la quinta y sexta en 1808, la séptima en 1813, la octava en 1814 y “la oda a la alegría” en 1824.

Esta última, relatada por el diario abc, menciona como Beethoven decide presentar su novena sinfonía en un gran concierto, el artista comenzó a interpretar su música frente a su piano y a la espalda el público, al terminar la sinfonía, se quedó sin hacer nada, hasta que alguien lo volteó para que viera -no escuchara- la gran ovación hacia él.     

La potente idea de liderazgo en esta historia encuentra su fortaleza en cómo un sujeto que se encontraba imposibilitado de disfrutar su logro, de cualquier manera, lo hacía -con todo el entusiasmo- porque lo importante era el destinatario, es decir, renunciaba a sí mismo: su placer; el éxito; el alimento de un artista –que es el aplauso-, por ponderar al otro; a su público. La mayor lealtad.

Ahora bien, conociendo el ejemplo del mayor líder de la música, ¿quiénes son nuestros líderes gubernamentales? ¿Qué tipo de liderazgo ejercen? ¿Qué genera su liderazgo?, preguntas que seguramente en cuatro mil 350 caracteres no se podría conceptualizar, sin embargo, se puede plantear algunos esbozos del pensamiento humano.

Es así que, ningún líder gubernamental se encuentra facultado para determinar sobre la administración del recurso financiero de sus subordinados, es impropio que el líder piense que la situación de él, es la misma en la que se encuentra sus empleados, es decir, seguramente el gobernante tiene una cuenta bancaria que soportará la falta de pago; sin menor problema, escenario y circunstancias no necesariamente comunes.

En este sentido, el correcto liderazgo se observa en la protección que se les brinda a sus empleados, desde aquel que vive “al día” o aquella secretaria de Gobierno que utilizaría su aguinaldo para viajar a Europa. El crear mecanismos para salvaguardar el patrimonio de los suyos es, sin duda, una conducta que determina de manera evidente la calidad de liderazgo. 

Las consecuencias de no cuidar las contraprestaciones de sus empleados, provoca desgaste en el recurso humano, la confianza de las directrices y la lealtad hacia quien encabeza el proyecto de gobierno, ¿cómo imbuir a los integrantes de un equipo si no es capaz de garantizarle los mínimos derechos laborales?, es decir, se muestra una clara desvalorización a su personal.

Por último, he de puntualizar que una de las cualidades de un líder es la integridad, Beethoven contaba con la entereza moral sobre el fin de su música, él hizo lo correcto aun y cuando no lo podía disfrutar, en el caso de quienes nos gobiernan deben de tener lealtad sobre los colaboradores y el mayor reflejo de lo anterior, es el respeto a sus derechos laborales en tiempo y forma. 

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