Opinión

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Preparan en secreto banco de alimentos... sin Juárez

A escondidas reunió ayer muy temprano el gobernador, Javier Corral Jurado, en el salón 25 de Marzo, de Palacio de Gobierno, a sus antecesores del PRI, Fernando Baeza y Patricio Martínez García

LA COLUMNA
de El Diario

jueves, 09 abril 2020 | 06:00

• Preparan en secreto banco de alimentos... sin Juárez

• Quieren al testigo protegido para un último ‘trabajito’

• Morenistas batearon a emprendedores

• Síndica va de tropiezo en tropiezo

A escondidas reunió ayer muy temprano el gobernador, Javier Corral Jurado, en el salón 25 de Marzo, de Palacio de Gobierno, a sus antecesores del PRI, Fernando Baeza y Patricio Martínez García.

Estuvieron en la encerrona también los empresarios de la capital del estado Luis Corral y Samuel Kalisch. Ambos afines a Corral.

Es difícil saber de quién fue la iniciativa para ese encuentro y por qué Corral buscó que fuera privado. Se supo del mismo y del motivo porque al salir de Palacio tanto los exgobernadores como los empresarios fueron abordados por periodistas.

Explicaron en informal entrevista banquetera que la encerrona tuvo el objetivo de crear un banco de alimentos para ayudar a la gente de mayor necesidad en las semanas venideras que se esperan las de mayor amenaza por la pandemia Covid-19.

Hay una primera reflexión que se desprende de esa reunión: es un acto desesperado más de los que nos tiene acostumbrados Corral desde que asumió la gubernatura para tratar de salir al paso de la contingencia. Uno de los exgobernadores habló de liderazgo para enfrentar la crisis; liderazgo es justo lo que no ha existido en el estado.

Y Corral ha debido recurrir a los partidarios de uno de sus más críticos líderes opositores, el presidente del PRI en el estado, Omar Bazán, para al menos intentar la salida al final del túnel.

Para efectos de Ciudad Juárez la otra parte de la reflexión se torna grave. No estuvieron en ese encuentro ni los gratuitos empresarios aplaudidores de Corral, Rogelio González y Rogelio Ramos, menos el independiente alcalde Armando Cabada, o los auténticos dirigentes empresariales de esta frontera, o los activistas de distintos credos e ideologías que mueven centenas de albergues y asociaciones civiles de ayuda.

Acá en Juárez hay personas muertas ya por el Covid-19; también está el mayor número de contagiados y la mayor cantidad de desempleados... Claro, es la ciudad más grande del estado, con un 44 por ciento de la población de toda la entidad.

Ni esa condición motivó que Corral pensara en esta frontera para abrir la convocatoria, definir reglas y asumir eso de lo que habló uno de los exgobernadores, el liderazgo requerido.

No lo hizo ni lo hará porque tampoco una pandemia de tamaño catastrófico como el Covid-19 le ablandará la bilis ni le devolverá el buen juicio que lo lleve a tomar decisiones generales, incluyentes, plurales, y sobre todo de buena fe, en favor de los chihuahuenses de todo el estado, no sólo de las pequeñas porciones del territorio que sus vísceras aceptan.

Patricio y Baeza acudieron al llamado quizá hasta por mera curiosidad y algo de interés político-electoral, o mucho interés de esta naturaleza, no porque sepan que habrá resultados para la entidad. Es la verdad.

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Ahora que filtró Palacio de Gobierno el inicio de una demanda civil en los Estados Unidos contra el exgobernador César Duarte Jáquez por 25 millones de dólares que supuestamente hurtó del erario chihuahuense, también ha trascendido que Javier Corral arrimará de nuevo el fuego a uno de sus grandes examigos que también habría recibido alguna cantidad de dinero por parte del ballezano Duarte.

No ha quedado claro el nombre pero es evidente que Corral le guarda tanto rencor y al mismo tiempo le tiene tanto miedo que busca desactivarlo antes que inicien las campañas electorales del 2021 y pueda convertirse en un dolor de cabeza o férreo perseguidor no sólo en la contienda, sino todo el sexenio entrante.

Para lograr su objetivo, el gobernador trata de exprimir el último chorro de jugo a su testigo protegido estrella, un exfuncionario de la Secretaría de Hacienda, por cuyas generosas aportaciones permanecen en la cárcel varios duartistas.

El susodicho, que sin pensarla más allá de proteger su propia cabeza puso en la cruz a sus exjefes, estaría renuente a aventarse ese último tiro precisamente porque va contra quienes también andan muy cerca de la silla de Corral.

Desaparecer no es opción... ¿qué hará? Irónicamente le queda la alternativa de convertirse en testigo protegido... de los nuevos contra el corralismo. Son las vueltas de la vida.

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Un grupo de ingenieros de la empresa juarense Avicos Automation desarrolló un respirador artificial básico (RAB) de bajo costo. Fue su aportación ante la crisis sanitaria de enormes dimensiones que enfrenta todo el mundo.

Sin obligación ni necesidad alguna Juan de Dios Martínez, Juan Chaparro, Javier Rivas, Daniel Gómez, Óscar Flores, Javier Martínez, Ricardo González, Jonathan Nieto y Juan Antonio Martínez pusieron su experiencia y tiempo en éste y otros proyectos emergentes.

No los motivó el afán de lucro, al contrario, lo hicieron para aportar algo al combate de la pandemia de coronavirus. El prototipo desarrollado reducía a sólo 100 dólares un equipo que cuesta en el mercado miles y miles de dólares.

Su historia (publicada el viernes 3 abril en El Diario) le dio la vuelta al mundo, como tantas otras de héroes que ven por los demás ahora que el miedo ha paralizado a media humanidad.

La parte no tan buena de la historia es que los emprendedores tocaron puertas para conseguir financiamiento. En sus manos está heredar el diseño y dejarlo libre, sin patente ni candado alguno, para quien pueda hacerlo. Pero no está a su alcance producirlo a gran escala, eso implica un costo.

Hasta el momento les han negado toda oportunidad de audiencia la senadora Bertha Caraveo, los diputados locales Benjamín Carrera y Ana Estrada, así como el diputado federal Ulises García.

Alguien les dio esperanzas de que los legisladores juarenses, seguramente preocupados por el azote a su comunidad por esta enfermedad, les abrirían las puertas cuando menos a escucharlos y luego a ayudarles a gestionar la parte financiera del proyecto.

Nada, puras negativas y pretextos de los morenistas que han bateado olímpicamente cualquier petición de apoyo en medio de la crisis.

El equipo juarense, en cambio, es buscado ahora por un grupo médico estadounidense que desde luego se interesó por desarrollar sus proyectos de forma urgente.

Es una lástima que ni aun en momentos como éstos muestren interés los legisladores de Juárez en propuestas como ésta. Ellos mejor siguen desaparecidos y cobrando sin trabajar, con el pretexto de la cuarentena.

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Sin miedo a la pandemia, la síndica juarense Leticia Ortega Máynez está concentrada ahora en derrumbar el poco avance de la Ley de Participación Ciudadana. Su personal le anda buscando cómo impugnar casi todos los apartados de la norma, a raíz de que fracasó en replantear el mecanismo del Presupuesto Participativo.

Después del gran chasco que se llevó en enero (trató de tumbar el Presupuesto Participativo de la administración independiente ante el Instituto Estatal Electoral, cuando el organismo ni vela tiene en el entierro) ahora va contra la legislación completa.

Tal vez la falta de buenos asesores en la Sindicatura le hace ir de tropiezo en tropiezo. Primero fue la mayor exhibida de la historia al recurrir el concurso de asignación de gasto que hizo la alcaldía en el novedoso mecanismo de participación. Ahora lo que arma es una impugnación de la ley en tribunales.

La norma que pretende atacar fue propuesta del gobernador Javier Corral y la aprobó el Congreso del Estado con aval de Morena; la aplicó en el rubro del Presupuesto Participativo la administración de Armando Cabada. También contó con aval de ediles de Morena y obvio de los independientes.

Ni de chiste habrá de tener éxito la síndica al irse contra la legislación. Difícilmente se la admitirán a trámite, no porque sea perfecta tal legislación sino porque su impugnación ya va muy desfasada.

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