Opinión

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Precios de abuso por oídos sordos de Gobierno

Absurda la falta de castigo contra comerciantes que se fueron grandes aumentando el huevo de 30 a 100 pesos y el frijol de 15 a 40

LA COLUMNA
de El Diario

domingo, 05 abril 2020 | 06:00

Peor que la pandemia son inaceptables los excesos y omisiones gubernamentales cometidos. Absurda la falta de castigo contra comerciantes que se fueron grandes aumentando el huevo de 30 a 100 pesos y el frijol de 15 a 40.

Inconcebible también que en semejante crisis de salud y de seguridad sea disminuido el sueldo a servidores públicos de otros niveles abajo de los altos funcionarios; que les sean regateados apoyos a los trabajadores del sistema de salud, que sea cerrada la principal planta cementera de la región y por consiguiente quede paralizada la obra pública y privada.

Casi toda la tarde del jueves fue de reunión entre líderes empresariales y el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). 

Trascendió lo menos oficialmente, lo más tiene que ver con la insistencia de los emprendedores en la otra medida que puede ser aplicada a negocios multimillonarios pero no en medianos, menos en chicos (que son los más en el país): seguir pagando salarios íntegros e impuestos pero en cuarentena de ingresos por un mes.

Corral pudo corregir a nivel estatal pero no lo hizo. Demagogia con confeti a puños, en escenario ridículo por innecesario, para trazar un plan estatal que se queda rabón frente a la penuria económica. Austeridad a medias, puras promesas, hoy y siempre.

En las casas las familias sufren por falta de alimentos y afectación severa en su estabilidad emocional. Cumplen 15 días en un encierro que cobra sus víctimas en suicidios lamentables o la comisión de delitos para comer, el famoso robo de famélico en supermercados. Para completar el cuadro dantesco, las personas son encerradas y revictimizadas.

Los focos de alerta están en todos esos lunares de Chihuahua, Juárez, Delicias, Parral, y un largo etcétera. Lo saben las áreas de prevención del delito, el DIF, la Fiscalía de la Mujer, Desarrollo Social. Qué espera la autoridad estatal para ir en su auxilio.

Son ese tipo de acciones efectivas e inmediatas las que esperan los chihuahuenses. No requieren ni necesitan de largas peroratas en transmisión estatal, fruto de la irresponsabilidad para hacer frente a la contingencia.

Por cierto, este lunes será repetida en Juárez por Corral la misma presentación llevada a cabo en el patio central de Palacio de Gobierno. Más gasto, más demagogia, menos cuidado. No usa ni cubrebocas.

***

Desde los primeros minutos de la crisis sanitaria, existió inexplicable movimiento en los precios.

Fueron aumentos desproporcionados en productos básicos para la subsistencia. Inconcebible el precio del huevo o del frijol. No sólo los comerciantes y sus proveedores, los grandes productores cayeron en franco abuso.

Ante ello hubo condenable ausencia de autoridad.

Es conocida la incapacidad para actuar de la Procuraduría Federal del Consumidor. Está desmantelada en Chihuahua. Eso lo sabe todo mundo. Hoy su única virtud es la obsesión por el precio de la gasolina.

Corral tiene conocimiento de ello y permanece lejano. Es su obligación como gobernador velar por los intereses de los chihuahuenses.

Campante echa la pelota hacia adelante o hacia atrás. No le interesa a quién le caiga la bronca. Él no quiere asumir su obligación de proteger a los ciudadanos.

Tiene cientos, miles de trabajadores de Gobierno a su cargo, podría haber montado un inmediato operativo de respeto a los precios, bajo cualquier modalidad, con las facultades de coordinación y auxilio en función primordial como es cuidar de los consumidores.

Perdió la oportunidad, como siempre, en un estilo al que ya nos tiene acostumbrados: lo hace en esta cuestión de precios, lo hace en materia presupuestal, lo hace en seguridad, lo hace en salud. Lo hace en falsa austeridad. Es un interminable lo hace.

Otro ejemplo lamentable. La compra de los ventiladores, así como la adquisición de insumos hospitalarios.

Desde diciembre, cuando estalló el problema en China, sabían los especialistas chihuahuenses con Gumaro Barrios a la cabeza –y por tanto el secretario de Salud, y por ello el gobernador– que tarde o temprano el virus nos alcanzaría.

Enero fue catastrófico en la región asiática, como febrero lo fue en Italia. Marzo, desde Nueva York hasta El Paso, nos retrató con toda su crudeza la enseñanza del grave mal tocando la frontera norte.

En lugar de prever en lo sustancial, cayó el Gobierno de Corral en la comodidad de sentarse a esperar con medidas insuficientes. Se limitó al show mediático y festinar los pocos positivos del Covid-19.

Si el secretario federal de Hacienda recibió una fuerte regañada por caer en el burocratismo infantil como pretexto para no comprar ventiladores –ordenados desde finales de febrero– en Chihuahua no queremos imaginar lo que merece Arturo Fuentes Vélez.

Es el principal responsable en términos hacendarios, pero su visión de prospectiva es auténtica sumisión frente a su jefe. No hay más allá de su vista y de su mente que el patrón.

No es extraño entonces que en lugar de preparar con tiempo acciones concretas y de verdadero impacto, se llega a destiempo a un plan limitado e insuficiente, para rescatar escasos tres mil millones, que en estas condiciones son una aspirina, y una porción de ellos arrancada por la fuerza a servidores públicos que sí trabajan y no ganan las millonadas de los altos funcionarios.

Van por supuesta ayuda a cien mil personas (está por verse en los hechos), cuando el universo que necesita apoyo es 13 veces mayor de acuerdo con el Inegi en el renglón de población con ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos.

Nada más en la capital de Chihuahua son esos 100 mil cuando menos y en Juárez son 300 mil en pobreza extrema.

Son recursos insuficientes derivados de una falsa austeridad. La pandemia no ha golpeado tanto todavía como la pobreza en la que mantiene Corral a los chihuahuenses.

La solución fue recortar el iluso plan de inversión en obra y pasar la charola a los funcionarios para una cooperacha, que afectará –aunque lo nieguen– a personal de otros niveles.

En ese contexto, la falta de liderazgo provocó una minicrisis política.

Los poderes se rebelaron a Corral con la pretensión lisa y llana de descuento del 50 por ciento en salarios durante varios meses. 

Saben de la capacidad del mandatario para simular y terminar trasladando las cargas en la solución de problemas. Fiscalía se negó a realizar descuentos en ministerios públicos; en la judicatura es opcional el apoyo en los secretarios. Eran medidas absurdas.

Tres largos meses sabiendo que el problema sanitario venía en camino, sin contar diciembre, para llegar a una inversión pobre que no llega al cinco por ciento del presupuesto total estatal para enfrentar la epidemia.

Los apoyos fiscales centrados en el impuesto sobre nóminas resultan insuficientes para los pequeños y medianos empresarios sostengan la planta laboral en paro técnico.

Hay una desesperada distribución de apoyos que termina por atomizar la escasa inversión de recursos emergentes presupuestados.

Por supuesto, faltan ventiladores, pero faltan también insumos elementales en hospitales y el personal precario, con pobres salarios, y sin prestaciones, se cuenta por miles.

***

En medio de todo, los intereses políticos nublan el panorama inmediato de por sí ya complicado por la incapacidad para enfrentar la crisis social y económica que trae consigo la rápida propagación del Covid-19.

Es año preelectoral. Corral llega al final con los más bajos números de credibilidad y confianza. Los partidos lo saben y velan armas.

El gobernador sigue presa de sus propias paranoias. No escucha a su gabinete, menos fuera de él. Los alcaldes incómodos continúan excluidos, pese a su necesaria e indispensable intervención estratégica.

Los grupos empresariales y sociales son alejados del círculo de las decisiones, cuando deberían ser ellos los primeros en ser tomados en cuenta.

El resultado no podía ser otra cosa que un plan estrecho de respuesta. Oportunidad perdida a finales de la administración para articular esfuerzos ante un severo estado de emergencia.

Es una salida fácil del gobernador del estado con un plan de austeridad sin haber cumplido aquéllos estruendosos anunciados al inicio del régimen y que terminaron en falsos ajustes de cinturón.

Ilusiones de ramplona eficiencia a punto de iniciar la recta final hacia el adiós.  

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