Opinión

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Perderá sus últimos tres centavos de prestigio

Tres de Chihuahua, uno de Juárez y uno más de Delicias, son los otros jueces locales que están por lograr que el estudio de sus amparos contra el Consejo de la Judicatura lo realice la Suprema Corte de Justicia de la Nación

LA COLUMNA
de El Diario

sábado, 24 agosto 2019 | 06:00

• Perderá sus últimos tres centavos de prestigio

• Ignorancia de diputados plasmada en una carta

• Listo ‘El Benjas’ para presidente del Congreso

• Loret de Mola, la despedida con tono de ruptura

Tres de Chihuahua, uno de Juárez y uno más de Delicias son los otros jueces locales que están por lograr que el estudio de sus amparos contra el Consejo de la Judicatura lo realice la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 

Se trata de César Miguel Rodríguez Martínez, Laura Velia Mendoza Luján y Blanca Leticia Rojas del Distrito Judicial Morelos, Enrique Villarreal Díaz de la frontera y Elmer Lerma Fontes de la tierra de los vencedores del desierto.

Los demandantes del amparo federal ya lo ganaron en primera instancia y algunos lograron el triunfo en la segunda, básicamente con el argumento de que el CJE, en aquel manipulado proceso de selección de jueces realizado por la consejera “Lucha” Castro, violó sus garantías al removerlos de sus cargos con el pretexto de que eran “provisionales”.

Lo correcto era la ratificación de los jueces porque tenían más de tres años en sus cargos, no removerlos ni someterlos a concurso de oposición. Menos si dicho concurso se orientaba a poner jueces a modo.

Así es como lo ha concluido la justicia federal, hasta ahora, aunque el Poder Judicial de Chihuahua ha promovido las revisiones de todos los amparos.

Ahora bien, la ministra de la SCJN, Yasmín Esquivel Mossa –por cierto la primera designada en la Corte con la llegada de la Cuarta Transformación– promueve la atracción de los amparos por el máximo tribunal del país, para ponerle fin a la tan larga cadena de litigios.

Con ello se los quitaría al primero y segundo tribunales colegiados de Chihuahua, para una sentencia definitiva de la Suprema Corte, la cual terminaría por volar los últimos tres centavos de prestigio que le quedan al Consejo de la Judicatura del Estado. Tal es la previsión.

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En una carta enviada al secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Román Meyer Falcón, los diputados federales juarenses y el superdelegado Juan Carlos Loera exhibieron algo de ignorancia en materia de leyes.

La misiva está firmada por Loera como representante federal en Chihuahua, así como por los legisladores Ulises Delgado Soto, María Esther Mejía, Francisco Villarreal y Teresita de Jesús Vargas.

Sin tomar en cuenta los formalismos –como el hecho de reunir Ejecutivo y Legislativo en un papel membretado de la Cámara de Diputados– la petición que hacen sólo confirma desconocimiento de los protocolos institucionales.

Le piden al titular de Sedatu que, en vista de que habrá muchas obras públicas para Juárez en la administración de Andrés Manuel, todas las licitaciones y concursos sean para empresas locales.

Primero echan un rollo mareador con porras al presidente por reconocer el rezago milenario en infraestructura en esta frontera tan lejana al centro del país. Está bien, pasa, para presentarse como representantes preocupados por el bienestar de los juarenses.

Pero luego salen con la ocurrencia regionalista de limitar los concursos a las empresas de Juárez, lo que contraviene la Ley Federal en Materia Adquisiciones y Obras, la cual define de acuerdo a los montos de un proyecto si es una adjudicación directa, licitación restringida por invitación a 3 o licitación pública nacional.

Resulta increíble el nivel de desconocimiento de las normas por parte de tan altos representantes del pueblo. Y si lo hacen con conocimiento de la ley, entonces resulta peor ese nivel de populismo.

Sabemos que como esta carta fueron enviadas otras a varios secretarios de Estado, recibidas todas con la misma reacción burlona en las coordinaciones de asesores que atienden este tipo de correspondencia.

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Todo ha quedado acordado para que el próximo presidente de la mesa directiva del Congreso del Estado sea el diputado juarense Benjamín Carrera, de Morena. Será votado en la sesión de la Jucopa (Junta de Coordinación Parlamentaria) del siguiente lunes.

Resulta que Morena se ha puesto las pilas para hacer valer el peso político que tiene en el Congreso... Será su pastel si se sostiene de aquí al lunes.

En alianza con PT, MC y PRI sacará el acuerdo para que Carrera ocupe la silla de la presidencia del Congreso, con todo lo que eso implica. Esa posición se decide en el seno de la Jucopa y sólo tienen acceso a tal decisión los que están conformados formalmente como grupos parlamentarios.

Es decir que en razón de las recientes decisiones del Tribunal Electoral Federal, ni el Partido Encuentro Social (PES) ni el Nueva Alianza (Panal) tienen asiento en la Jucopa, porque al desaparecer su registro nacional y estatal como partidos políticos, pierden su espacio en Coordinación parlamentaria.

No obstante lo anterior, el PAN empujará en dicha reunión la propuesta de nombrar presidente del Congreso a René Frías, representante magisterial y del Panal.

El legislador ha hecho hasta lo imposible por quedarse con esa posición y seguir salvaguardando con semejante venta al PAN y el gobernador Javier Corral su fuero y por lo tanto su libertad. Es uno de los involucrados en los expedientes de la “Operación Justicia para Chihuahua”.

Total que los números están bien cuadrados y los análisis de Morena y sus aliados perfectamente hechos para el nombramiento de Benjamín Carrera como presidente legislativo... a menos que las fuerzas corralistas infiltradas en el partido de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que las hay y muy influyentes, salgan precisamente con alguna travesura como aquella de la reestructura de la deuda pública estatal.

Dependerá del talante, del carácter y de la unidad de Morena y sus aliados. Al PAN no le conviene perder la presidencia porque ya se notan visos de grave corrupción en el Congreso que es para sus operadores necesario, indispensable, proteger.

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Hubo ayer tempranito flores y reconocimiento mutuo entre el Grupo Televisa y su ahora extitular del noticiero matutino, Carlos Loret de Mola, pero aunque esas formas dejaron bajo resguardo los detalles de la separación, quedaron para la historia algunos datos notorios con señales  sobre el fondo de la sorpresiva ruptura.

“Deseo que Televisa y sus directivos tengan el mayor de los éxitos en las estrategias que han diseñado para lograr superar los retos de estos nuevos tiempos”, dijo el periodista en su despedida, su última presentación como jefe del noticiero Despierta con Loret de Mola.

Eso deja claro que ya no hubo coincidencia entre el sistema de trabajo de Loret, su visión sobre el ejercicio periodístico, el contenido del mismo y los planes y proyectos de la extrapolémica empresa televisiva, que a lo largo de su historia ha llevado cuantos cambios ha requerido en sus titulares de noticias según, particularmente, las circunstancias políticas nacionales.

Lo hizo con Abraham Zabludovsky, luego con Joaquín López Dóriga, Guillermo Ortega, Lolita Ayala y ahora le ha correspondido a Loret, quizá el más fresco, espontáneo y atinado de todos.

De Mola empezaba a explayarse ayer en su despedida e iniciaba la explicación de que seguirá “informando y expresando” su opinión desde “W Radio, así como en mis columnas para El Universal y varios periódicos del país, y desde luego a través de mis redes sociales”, cuando fue cortado de tajo para dar paso de improviso al comunicado correspondiente de Televisa respecto de la separación.

Ahí quedó. Un locutor anónimo dio lectura completa al boletín en términos amables pero sin mayores explicaciones, regresó Loret los segundos que restaban para las ocho de la mañana (hora de Ciudad Juárez)...y adiós. Inició otra historia en Televisa.

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