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Opinión

Otra vez el agua, y no hay solución

En los últimos días, de nuevo se velaron armas en lo que se antoja un nuevo episodio de la guerra del agua; ese conflicto que ya dejó muertes, dolor, enfrentamientos físicos y mediáticos, pero en ningún momento una posible solución y que no ha dejado de ser el pretexto para la confrontación política

Nicolás Juárez Caraveo
Analista

domingo, 28 mayo 2023 | 06:00

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En los últimos días, de nuevo se velaron armas en lo que se antoja un nuevo episodio de la guerra del agua; ese conflicto que ya dejó muertes, dolor, enfrentamientos físicos y mediáticos, pero en ningún momento una posible solución y que no ha dejado de ser el pretexto para la confrontación política.

Si bien los argumentos de uno y otro lado pudieran ser válidos, es importante valorar el costo negativo que se puede generar; ya costó una vida y si se sigue con la polarización de nuevo puede desatarse una tragedia de dimensiones inimaginables.

El problema del agua se ha convertido en una interminable y sin vista de solución guerra política, donde la polarización aleja una posible solución, alentada por mensajes que sólo agregan más rencor y violencia, y claro, un oportunismo político del que nadie se quiere alejar.

Ni la muerte de Jessica ha traído un poco de prudencia entre los políticos, menos en sus posiciones lo que augura que esta guerra es interminable.

Para evitar caer en el fanatismo, es necesario hacer un análisis muy serio, y el problema del agua no solo lo sufren los campesinos de la cuenca del Río Conchos, en todo el estado es una bomba de tiempo donde los políticos no siempre actúan.

Vivir en el desierto debería ser motivo suficiente para que todos cuidemos el agua, pero paradójicamente quienes más utilizan el recurso, los campesinos, son quienes menos conciencia parecen tener, muchos menos solidaridad con los demás.

La presión desbordada de años anteriores de campesinos exigiendo detener el saqueo de agua de las presas de Chihuahua demuestra que cuando se trata de conjugar intereses políticos partidistas y económicos con la necesidad de los hombres y mujeres de campo se puede provocar una mezcla explosiva difícil de dominar.

No se puede ser inocente y pensar que las movilizaciones, enfrentamientos y plantones son de generación espontánea; en su momento fueron alentados y provocados desde las esferas del poder político y económico y ahora no saben como terminarlas, la exigencia legítima demanda una solución real.

Como ya lo dijimos, los gobiernos federal y estatal tiene mucho trabajo pendiente en tema del agua si verdaderamente le quiere entrar a este problema de seguridad nacional, pero no alentando una guerra sin cuartel y sin ganadores, sino en un ejercicio real de entendimiento político y beneficio colectivo.

Pero los hechos demuestran que no les interesa arreglar este conflicto, al contrario, piensan que podrán seguir utilizando el malestar social en contra de las decisiones del gobierno federal, pero cuando se alienta al pueblo al enfrentamiento no hay quien lo detenga.

Porque ha quedado demostrado que alentar este conflicto le traerá graves dolores de cabeza, y todo sea por el 2024

Uno de esos intereses se mueve en las sombras, pero sin duda es uno de los grandes afectados, donde nadie puede ocultar que se necesita mucha agua para hacer cerveza, lo que no debería resultar sorprendente teniendo en cuenta que al fin y al cabo, es una mezcla entre levadura, cebada y agua. 

Según los conocedores el volumen de agua utilizado por cada litro de cerveza, el dato medio oscila en torno a 3 y 5 litros. Sin embargo, la huella hídrica del proceso es significativamente mayor. 

La empresa Heineken, ubicada en el centro del conflicto, en el municipio de Meoqui y a unos cuantos kilómetros de la presa “Las Vírgenes”, su producción anual es de seis millones de hectolitros de cerveza, y según la misma empresa, utiliza dos litros de agua por cada litro de cerveza que produce, así que haciendo números por año son más de ¡mil 800 millones de litros de agua!

Pero esa cantidad es mínima si observamos todo el proceso de la planta, otro de sus insumos principales es la cebada, misma que para producirla en clima semiárido utiliza entre los 4.000 y 5.000 m3/ha para obtener buenos resultados, y la cervecera de Heineken en Meoqui tiene una demanda de la siembra de hasta cinco mil hectáreas de cebada, de nuevo números, necesitará ¡25 mil millones de litros de agua!

La misma región es la principal productora de alfalfa verde y la producción anual es de siete millones, 653 mil 744 toneladas, lo que representa el 22.7 por ciento (%) del volumen nacional y el 20.1 por ciento de participación en el valor económico nacional, según informe oficial. Pero ¿sabe cuánta agua se requiere para esta producción?, misma que va directa a grandes ranchos lecheros principalmente de la región lagunera, o bien grandes engordas de ganado en la entidad.

Y así podemos enlistar la producción de 315 mil 234 toneladas de cebolla, el equivalente al 19.5 por ciento de toda la producción del país; el chile verde lo logra con 820 mil 626 toneladas; la nuez con una producción envidiable de 92 mil 939 toneladas anuales que se llevan el 63.1 por ciento de la producción nacional, o del pistache, con 37 toneladas de producción, el 100 por ciento de lo producido en el país.

Sin duda, 2023 y 2024 serán recordados por la guerra del agua.

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