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Opinión

OPINIÓN

No puede con más opción que el rojo

Desde ayer debe haber amanecido el gobernador, Javier Corral, en su residencia de Mazatlán a unos pasos de la arena y el mar o en algún otro exquisito centro recreativo del país

LA COLUMNA
de El Diario

domingo, 26 julio 2020 | 06:00

Tomada de Internet

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Desde ayer debe haber amanecido el gobernador, Javier Corral, en su residencia de Mazatlán a unos pasos de la arena y el mar o en algún otro exquisito centro recreativo del país para disfrutar sus segundas vacaciones del año. Tomó con todo rigor también el período de Semana Santa.

Así estaba delineado el plan para el asueto aun el viernes por la tarde. No creemos que el programa haya cambiado por mucho y que mañana aparezca en Zoom como si anduviera en Chihuahua.

El jueves admitió por fin Corral abordar la gravedad por Covid-19 de su secretario de Salud, Jesús Enrique Grajeda Herrera.

También habló el jueves sobre las condiciones generales del estado en materia de crisis sanitaria derivada de la pandemia. Exhibió desconocimiento y clara incapacidad para enfrentarla.

Su preparación y la de su equipo inmediato al respecto no pasa de las estadísticas virtuales televisadas día con día. Eso ni alivia a los enfermos ni coloca alimentos en quienes pierden su trabajo o sus negocios todos los días.

No sorprendió de esa manera que se fuera y dejara a los chihuahuenses temblando de angustia por el amenazante regreso al semáforo en rojo con todas las consecuencias de nivel desastre para los tres millones y medio de habitantes del estado.

Entre jueves y viernes hubo protestas de locatarios en Plaza Juárez Mall. Las expresiones de inconformidad y ansiedad recorren todas las plazas comerciales de Juárez y de todo el estado.

Los arrendatarios siguen pagando rentas pero continúan sin poder trabajar. No hay ingresos, valga el énfasis. Piden clemencia para que les permitan abrir sus locales cerrados desde mediados de marzo.

No favoreció a los miles de ellos la gracia del semáforo naranja iniciado hace un mes en esta frontera. La advertencia de la vuelta al rojo en todo el estado terminó por infartar y descorazonar no sólo a ellos sino a toda la población. “Máximo riesgo” le llaman en Palacio de Gobierno al ave de mal agüero.

Parece quedar fuera de discusión que Corral no está en condiciones de tomar vacaciones. De hecho ninguno de sus funcionarios de primero y segundo nivel aunque buena cantidad de ellos dejaron sus oficinas desde el lunes pasado, empezando por los secretarios particulares del mandatario, los tres Franciscos: Lozano, Alanís y Muñoz. Ni ellos ni la burbuja dorada de Palacio ha sufrido escasez de salarios íntegros. ¿Cuál apuro?

El coordinador de Comunicación Social, Manuel del Castillo, ha intentado acallar a los medios de comunicación sobre la evolución en el contagio grave que sufre de Covid el secretario Grajeda Herrera pero ni por elemental solidaridad el gobernador suspendió su “respiro” para permanecer cerca de su amigo y colaborador y de los chihuahuenses.

Afortunadamente los hospitales del estado no presentan grados serios de saturación (según los voceros oficiales) pero cada día hay un promedio de entre cinco y ocho muertes por el virus y más de 100 contagios. Altibajos extraños entre unas semanas y otras que requieren de la atención y concentración extrema de la sociedad pero más del gobierno.

Los números de contagios y la letalidad son las principales amenazas. Dijo Corral el jueves que no habría por lo pronto una vuelta al rojo esta semana pero serán anunciadas “nuevas disposiciones” precisamente para nueva semaforización. Se advierten duras.

“Explicó” que serán tomadas en cuenta variantes como los núcleos poblacionales, la dispersión territorial y las condiciones particulares de cada municipio, suponemos que pretende algo así como el esquema adoptado por Claudia Sheinbaum en las alcaldías de la Ciudad de México.

Para los locatarios de los centros comerciales de todo el estado eso no significa nada. Es más incertidumbre y más temor. Ni en Juárez ni en el resto de la entidad han podido abrir las puertas de su negocios mientras, paradójicamente, han reanudado labores todas las cantinas con antifaz de “alimentos preparados”.

En particular los restauranteros, la industria maquiladora y otros giros económicos lograron reabrir con la mitad de sus aforos gracias a la presión tremenda que ejercieron sus liderazgos (incluido el gobierno de los Estados Unidos) hacia el Gobierno estatal.

La decisión que sea anunciada mañana, pasado mañana o durante la semana, necesariamente tendrá que ver con movilizaciones, con presión y con cabildeo que sean llevados a cabo directamente por los interesados sobre la autoridad estatal.

El silencio y el inmovilismo son convenientemente aprovechados por el gobernador y su equipo para actividades muy distintas al buen gobierno de Chihuahua; por ejemplo una infructuosa reforma electoral que, en medio de la pandemia, acaparó múltiples espacios informativos propiciados desde el Gobierno estatal.

Terminó la iniciativa en los botes de basura e incalculables pérdidas de dinero. Aparecieron frente a la abulia oficial los rebrotes de Covid como hongos, tal y cual se temía.

***

El mismo jueves de su última aparición pública durante la semana, el gobernador hizo un anuncio que fue vendido por sus áreas de publicidad como muy importante. Al fin una acción específica de mayor calado que el insostenible plan emergente de tres mil 200 millones que no ha llegado ni al 20 por ciento de esa cantidad porque no cuenta el estado con ese monto ni en sueños.

Dijo Corral que serían aplicadas 500 pruebas diarias para detectar e ir descartando los contagios entre los chihuahuenses, un anuncio que de entrada francamente se lanza aflojerado porque han fallecido ya en el estado casi 900 personas por la pandemia y han sufrido o sufren contagio más de siete mil. En el país la cifra del horror anda cercana a los 400 mil contagios y 43 mil fallecidos. Anda esparcido el virus por todas partes.

Pero si diéramos por buena esa intención prometida en televisión (desde la comodidad del estudio televisivo), todavía en el 2040 y más allá deberá seguir el gobernador aplicando pruebas desde algún lugar de retiro en Chihuahua, la Ciudad de México, e inclusive El Paso, su lugar de origen.

Se trata de 500 pruebas diarias para un universo aproximado de tres millones y medio de habitantes que tiene Chihuahua. Multiplicadas por los 365 días del año son  cerca de 182 mil las requeridas y 19 años aprox para llegar al 100 por ciento.

De acuerdo, para los cálculos de las probabilidades los muestreos pueden ser considerablemente menores pero 500 diarias no representan ni una aspirina para la fiebre dispersa de coronavirus.

Más que para ejercicio matemático, el ejemplo deja establecido el talante débil y relajado de la máxima autoridad en el estado sobre el descuidado tema, por decir lo menos.

Inclusive la publicidad oficial y las acciones gubernamentales estatales contra el Covid han sido desplazadas considerablemente por el “tope donde tope” hacia las amenazas político-electorales del 2021 del “nuevo amanecer.”

Advertimos en este espacio desde que inició la fase naranja un escenario como el presente donde el gobernador incurriría en nuevas acciones restrictivas contra la economía de la entidad porque no mostraba interés en dirigir una campaña efectiva contra muertes y contagios.

Su interés se centraría justo en los asuntos electorales que lo jalan ahora. Su amigo y secretario de Salud, el doctor Grajeda, al punto del colapso definitivo y sin posibilidad alguna de regresar a su función en el afortunado escenario que superara al virus, los chihuahuenses tiritando de zozobra; él, perdido, sólo firmando decretos contra los habitantes del estado.

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