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Opinión

¿Necesitan más abrazos los cárteles, o el complejo militar industrial?

Tan absurdas son las palabras de Andrés Manuel López Obrador, (AMLO), que culpó a las familias estadounidenses por el abuso del fentanilo en Estados Unidos

Gerardo Rodríguez Jiménez
Periodista/Académico

domingo, 19 marzo 2023 | 06:00

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Tan absurdas son las palabras de Andrés Manuel López Obrador, (AMLO), que culpó a las familias estadounidenses por el abuso del fentanilo en Estados Unidos, afirmando que es una consecuencia de no darles suficientes abrazos a sus hijos; como las provocaciones lanzadas por la extrema derecha republicana, quienes han sugerido la intervención del ejército norteamericano, inclusive la utilización de drones, para erradicar los cárteles en México.

Nada productivos han resultado los enfrentamientos entre el presidente de México y algunos políticos de EU de menor envergadura que la de él.  

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Sin criticar los abrazos, que a mí me gustan, el gran problema del abuso de las drogas, legales e ilegales, según expertos, es multifacético: salud, demanda económica, oferta, adicción, espiritualidad, economía, emociones, corrupción, sociedad, hábitos, y así sucesivamente. Guardando niveles con respeto y sin intentar hacer comparaciones desagradables, casi nadie está libre de experimentar algún tipo de adicción en la actualidad. A la comida, a fumar, al sexo, al dinero, etc… Quienes se recuperan alguna vez de estas, según trabajadores sociales, lo hacen con mucho esfuerzo y de manera integral.  Sí existe la desintegración entre muchas familias, como mencionó AMLO, pero no solo en el país de las barras y las estrellas. Este es un problema de nuestra cultura occidental, que compartimos, y afecta a México también. Pero eso es un tema aparte que merece un análisis mucho más profundo.

Responder a provocaciones absurdas, especialmente con tanto drama y fallas, no es papel para un presidente. AMLO se metió en la boca del lobo solito con sus controversiales opiniones de esta semana, especialmente después de que reculó sobre sus falsas declaraciones de días anteriores: “aquí nosotros no producimos fentanilo, y nosotros no tenemos consumo de fentanilo”, lo que se comprobó como una mentira. Tal vez el presidente debiera evaluar a quienes lo aconsejan sobre cómo estructurar sus declaraciones públicas, para ser más diplomático, en beneficio de todos.

Bueno, todo este argüende empezó por el secuestro de cuatro norteamericanos y la muerte de dos de ellos en Matamoros, y día con día fue escalando la semana pasada. Aquí lo analizaremos.

Tras disculparse el Cártel del Golfo, que aclaró que una de sus células mató a los norteamericanos por error, y luego “poner” a los sospechosos de cometer el crimen, desde EU, muchos fiscales y algunos congresistas republicanos, muy al estilo del oportunismo político de Donald Trump, (al que algunos apodan como “la trompeta”, debido a la radicalidad y el tono de sus argumentos), propusieron intervenir militarmente en México, cosa que enojó a muchos mexicanos, valga la redundancia.

Debido a esto, y por solicitud de AMLO, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores (SRE), inició una campaña en defensa del país azteca desde Washington. “México”, declaró, “es solo una región de paso” -se lee en un comunicado de la SRE- Algo que comprobaremos es falso. Ebrard insistió que por el país solo se trafica la droga, porque esta viene de Asia, y adoptó una postura de total rechazo a propuestas como el intervencionismo militar de EU en el país azteca.

Pero el sol no se puede tapar con un dedo y ambos políticos fueron desmentidos, lo que debilitó a AMLO y causó más tensión entre las relaciones bilaterales, ya de por sí afectadas en ese momento, que cada día ha ido empeorando. Un ejemplo específico de que sus afirmaciones sobre el fentanilo son erróneas, fue cuando días después salió a la luz un reporte de la Secretaría de la Defensa Nacional de México (Sedena), en el que se registró que, el 14 de febrero pasado, el Ejército mexicano aseguró un ‘centro de manufactura de fentanilo’ cerca de Culiacán, Sinaloa; y que también era el laboratorio con mayor capacidad de producción de metanfetaminas registrado hasta la fecha, y donde se aseguraron 629 mil 138 pastillas de fentanilo. Tres días después, el Ejercito desmanteló otro centro de manufactura en la misma región, donde se encontraron 530 mil tabletas del opioide, 30 kilos en polvo, 50 mil kilos de paracetamol, -que usan para combinar con heroína-, dos máquinas "tableadoras" y una prensa para confeccionar pastillas.

Según la agencia de enforzamiento contra las drogas (DEA) en EU, y el mismo AMLO, los cárteles mexicanos obtienen materia prima en China, porque han descubierto que fabricar fentanilo es mucho más costeable, y llama menos la atención que los cultivos de opio requeridos para producir heroína. Conveniente para las administraciones de ambos países echarle toda la culpa a China.

Para un servidor, acostumbrado a analizar noticias, lo que dijo AMLO es, como mínimo, inexacto, por lo tanto, una mentira. Sin embargo, debido a la presión política, algo positivo es que sí han ido incrementando los decomisos del opioide en México, y en EU. Múltiples medios en ambos lados de la frontera lo han reportado. Esto, junto a las disparatadas opiniones republicanas, es algo que considero que pudo ser aprovechado por el líder mexicano mucho mejor. Sin embargo, no fue así, sino al revés. Mediática e internacionalmente, el presidente mexicano ha quedado como un mentiroso, y hasta como un anormal emocional, aunque sus intenciones probablemente eran otras. Esto es un duro golpe a la credibilidad de su gobierno. Las relaciones de AMLO con el pueblo estadounidense están muy tensas, y es que no se puede apagar un fuego echándole gasolina. Su recién propuesta campaña en EU para mejorar la imagen de del país azteca ya también inició mal porque Ebrard fue también expuesto en la opinión pública como un mentiroso. 

Ahora, tampoco nos creemos las teorías de conspiración antimexicanas y antiinmigrantes de los republicanos extremistas de EU. Estos políticos retuercen cualquier información oportuna para sus propios intereses políticos sin andarse por las ramas, muy al estilo de su maestro, el controversial Trump. Una encuesta reciente de Rasmussen Reports, y publicada detalladamente en las páginas de opinión de este medio, arrojó que la mayoría de los estadounidenses, -más del 60 por ciento-, ya sean demócratas, independientes o republicanos, están de acuerdo en designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas. 

Como vemos, AMLO y su gabinete tienen mucho trabajo por delante si quieren reducir estos números con una campaña positiva en EU. Especialmente después de la imagen que quedó de México por el caso de Genaro Luna, y con las erróneas declaraciones de AMLO y Ebrard. Si no se corrigen estas tendencias, el temor xenofóbico exagerado seguirá haciendo mella entre el pueblo norteamericano. 

A través de los años, hemos observado cómo las campañas de la extrema derecha siempre apelan al voto de todas las fuerzas del orden y la justicia -que son una clase política aparte, y que defienden, en su mayoría, primero su bienestar, su trabajo y la expansión de su dominio- así como a la proliferación de las armas. EU está siempre en un estado perpetuo de guerra, por así convenir a su economía, pero en territorios ajenos. Además, cuenta con el sistema carcelario más grande del mundo, en donde las minorías, incluidos los mexicanos, son la mayoría. 

La guerra y la violencia siempre ha sido buen negocio para el complejo militar industrial, que, como lo advirtió el 34º presidente de EU, Dwight D. Eisenhower, es muy influyente en la política de ese país, además de ser es una de las organizaciones más poderosas del mundo. Según estudios, EU se gasta aproximadamente la mitad de cada dólar de los impuestos federales recabados de alguna u otra manera en su defensa.

Por lo que promover la idea de que las drogas mexicanas y latinoamericanas matan norteamericanos es también echarle leña al fuego.

Ahora, no es con abrazos, o echándole la culpa a China, -porque “proveen” a los traficantes-, o peleándose con el pueblo norteamericano, y enfrascándose en dimes y diretes inverosímiles como AMLO puede salir de este embrollo. Se necesita audacia y diplomacia. Los mexicanos queremos políticos serios. Si los republicanos siguen amenazando el territorio mexicano, eso podría generar un nacionalismo moderado que sea benéfico políticamente para los mexicanos; en lugar de ponerse a criticar a todo el pueblo estadounidense, lo que solo genera más sentimientos antimexicanos en EU, hay que aprovechar las relaciones internacionales para generar bienestar. Las provocaciones mutuas entre dos países vecinos son fútiles.

Desafortunadamente, si no se modifican las formas, lo más probable es que las expresiones acusatorias entre todos los políticos, y entre los dos países, continúen en ese tono. Las elecciones presidenciales en ambos países son el año que entra.

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