Opinión

‘Mochila Segura’ a la luz de los derechos humanos

Sorprende que siendo como somos, una sociedad tan crítica, tan objetante de todo y por todo, no estemos mejor en participación

Santiago González
Analista

sábado, 15 febrero 2020 | 06:00

Sorprende que siendo como somos, una sociedad tan crítica, tan objetante de todo y por todo, no estemos mejor en participación y temas socialmente trascendentes que otras sociedades menos inquisidoras. Vaya, que si alguien en nuestra sociedad dice blanco no faltará el que diga negro, otro que acuse de estar bajo una dictadura bicolorista y finalmente el que recomiende realizar un estudio de fondo, sin saber ni de qué habla. Así tenemos que a cada acción le corresponde un opositor en misma intensidad pero diferente sentido. Esto se ha actualizado con el programa “Mochila Segura” implementado por la Secretaría de Educación Pública.

Para cualquiera que no haya presenciado uno de estos operativos o que no haya revisado los protocolos de aplicación se imaginarán un evento muy similar a “reventar” un picadero, la toma por sorpresa de un plantel educativo por policías que rodean y catean a alumnos y alumnas, donde los portadores de armas o drogas serán segregados públicamente.

En un escenario como el anterior es natural que a muchos les parezca inaceptable, pero nada más alejado de la realidad. Los operativos para disminuir los factores de riesgo en los espacios escolares datan desde el 2001 y su evolución ha corregido varios errores que se cometieron en un inicio, sin que ello los exente en la actualidad.

La pregunta central en el presente caso sería ¿los operativos “mochila segura” violan los derechos humanos? Y el debate es más o menos parejo, por ejemplo la Unión Nacional de Padres de Familia se ha pronunciado a favor de la medida, mientras que la Red por los Derechos de la Infancia lo considera violatorio de derechos humanos.

En específico se acusa que ese operativo viola el derecho a la privacidad y a no ser objetos de actos de molestia. Un servidor por circunstancias del azar apenas el pasado jueves me tocó presenciar la aplicación del operativo en una escuela secundaria de nuestra ciudad y esto es lo que básicamente se debe saber del mismo: el operativo sólo se aplica a petición de los directivos de los planteles ante la sospecha fundada de que existen artículos que pongan en riesgo a la población estudiantil. Previamente tiene que haber una autorización por escrito de padres y alumnos para la eventual aplicación de la medida. Al momento de aplicarse el operativo se reúne a los estudiantes de todo el plantel donde se les explica el funcionamiento, aclarándose que quien no desee ser revisado puede retirar la mochila del salón. En grupos integrados por padres de familia y alumnos designados para ello, personal de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos y agentes de diversas corporaciones policiacas acompañados de agentes caninos acuden a los salones cuando ya no se encuentre ningún alumno en ellos sólo las mochilas. Las mochilas de docentes y alumnos no se tocan a menos que un agente canino señale la posible detección de un objeto prohibido, en ese caso sólo el maestro en presencia de todos los intervinientes trasladan la mochila al área que haya designado la escuela. De forma individual y discreta se llama al alumno o alumna a que acuda a abrir su mochila, teniendo en todo momento la posibilidad de negarse a hacerlo, lo que se informa a padres o tutores.

Soy honesto al decirles que no percibí en esa escuela más que un ambiente de fiesta, coreando porras a los agentes caninos como si se tratara de un concurso de popularidad, hubo alumnos y alumnas que aprovecharon la reunión y el micrófono para aventarse sendos reguetonazos, el operativo terminó sin hallazgos (afortunadamente) y agradeciendo a los alumnos y alumnas su participación. En este caso particular, no percibí amedrentamiento, temor o incomodidad de los y las alumnas, al contrario; pero fuimos niños y sabemos que cualquier cosa que los saque de la rutina académica es buen momento para echar desmadre.

Soy honesto al decir que no puedo encuadrar una violación al derecho a la privacidad cuando existe un consentimiento informado y expreso e incluso firmado. La Comisión Nacional de Derechos Humanos en su recomendación 48/2019 se pronunció por algunos actos violatorios en casos cometidos en 2017, como la no participación de la comunidad estudiantil o la falta de información y consentimiento, hechos que fueron subsanados en los protocolos actuales, pero además la misma recomendación se pronunció en favor de la continuación del Programa “Mochila Segura” en el primero se sus puntos resolutivos.

No podemos argumentar en contra de la realidad, y la realidad es que cada vez más las escuelas, niños y niñas se ven víctimas de las drogas y la violencia que trae aparejada, ahí están los trágicos eventos de Torreón y Monterrey. Tampoco creo que el operativo “Mochila Segura” sea la solución a todos los problemas, pero hay una diferencia entre ser efectivo a ser violatorio. He revisado toda la información disponible y dejando a salvo la posibilidad de equivocarme, puedo decir que no encuentro una violación a derechos humanos si se aplica conforme al modelo.

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