Opinión

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Maru es una cosa y Corral otra muy distinta

Ha sido firme en relación al ejercicio del nuevo régimen federal encabezado por la izquierda, con Andrés Manuel López Obrador al frente. Ayer lo demostró en Palacio Nacional

LA COLUMNA
de El Diario

miércoles, 23 octubre 2019 | 06:00

• Maru es una cosa y Corral otra muy distinta

• La invitación fue amable... y también la negativa

• Quitan a Jáuregui de la foto con Lozano Gracia 

• Fue cometido el último error en casa de Estala

No es la alcaldesa de Chihuahua, María Eugenia Campos, de las panistas flexibles con los términos medios. Ha demostrado que en el ejercicio político sabe diferenciar con claridad lo que es izquierda, centro y derecha.

Ha sido firme en relación al ejercicio del nuevo régimen federal encabezado por la izquierda, con Andrés Manuel López Obrador al frente. Ayer lo demostró en Palacio Nacional en una acción de exigencia de mayores recursos que luego se convirtió en protesta.

“Maru”, varios alcaldes más del país y diputados federales fueron impedidos mediante la fuerza policiaca a ingresar a la sede de los Poder Ejecutivo Federal. Quisieron hablar con López Obrador. Presumiblemente no estaban en la agenda pero tenían varios meses solicitando audiencia.

La “represión” policiaca contra los ediles de inmediato fue replicada en Chihuahua a través de redes sociales por Maru y en el país por el resto de los participantes.

Casi al mismo tiempo de esos hechos iba llegando a la Ciudad de México el gobernador, Javier Corral Jurado. Al mediodía tendría encuentro privado con integrantes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Desconocemos si Corral estuvo enterado de la protesta de los alcaldes. Sería bueno saberlo para meternos a otros análisis; mientras tanto, debemos anotar la gran diferencia del gobernador respecto a Maru. 

Ya dijimos que ella es panista-panista, de derecha, Corral tiende considerablemente hacia la izquierda o a la cómoda indefinición. Históricamente sólo ha usado las siglas de Acción Nacional para participar en procesos electorales y obtener posiciones de poder; una vez logradas esconde bajo la cama evangelios y biblias azules.

A diferencia de Maru que ha sido vertical en su crítica y sus observaciones hacia el gobierno de López Obrador, Corral adoptó una posición por completo camaleónica entre la campaña presidencial de AMLO y su ejercicio gubernamental. 

“Ambicioso vulgar” fue llamado Andrés Manuel por Corral ya en calidad de gobernador. Ahora vivamente emocionado ha quebrado su voz por haber sido incluido en la última gira que hizo el presidente a Chihuahua, a finales de septiembre. Nada extraordinario en él.

Significa entonces que deberemos estar atentos a las siguientes semanas y meses. Viene acercándose a gran velocidad el calendario electoral 2021, Maru busca la gubernatura por supuesto con el respaldo de sus siglas partidarias, Acción Nacional, indudablemente López Obrador le colocará sombra a Morena y no sabemos si Corral de plano saltará del barco antes de concluir su período, apoyará al PAN o sacará de la manga alguna renombrada Unión Ciudadana pluripartidista para dar por su lado su propia lucha electoral.

Esa es la importancia de Maru moviéndose en la Ciudad de México, en Washington, en Ciudad Juárez, Parral, todo el estado... todo el país. Ella está definida pero Corral sigue siendo gobernador.

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Eventualmente cualquiera de los dos puede convertirse en gobernador; por lo tanto no hay que quitarles los ojos de encima. Son el senador Cruz Pérez Cuéllar y el superdelegado del Gobierno federal en el estado, Juan Carlos Loera, cuya foto juntos en el aeropuerto de la ciudad de Chihuahua despertó todo tipo de análisis.

Debemos aclarar que no son los únicos con posibilidades; ya están firmes en la carrera Armando Cabada, Maru Campos, Alfredo Lozoya y Omar Bazán... hasta ahora.

La foto llamó la atención porque Cruz y Loera son como Caín y Abel en Morena. Han sido públicos sus agarrones. Y si se trata de estadios y de fut, mejor.

Todo mundo habló de santa reconciliación; de abrazos, no balazos, del Acatempan chihuahuense y otras especulaciones sin sustento más.

Tenemos las versiones de ambos: se trató de un encuentro fortuito, Cruz invitó a Loera a su informe para este domingo en el elegantoso Sheraton de Chihuahua, y Loera con toda la amabilidad del mundo le respondió que justo este día anda con mil otras ocupaciones desde hace mucho tiempo agendadas.

Es posible la reconciliación entre ambos, sí, pero quizá en el futuro, no ahora.

Tenemos otra foto de ese encuentro en la versión digital de La Columna. Ahí aparece un tercero como testigo, el morenista Ernesto Vizconti, quien debió cargar con la cuenta porque los susodichos salieron corriendo cuando fue anunciada la salida inmediata de su vuelo.

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César Jáuregui Robles dejó de ser secretario general de Gobierno para, supuestamente, regresar de tiempo completo al afamado despacho de Lomas de Chapultepec, Lozano Gracia Abogados. Se fue porque, según las versiones de su salida, se cansó de los miserables 100 mil pesitos como secretario del gabinete corralista o porque optó por dejar el barco casi hundido del ‘nuevo amanecer’.

El caso es que prefirió ganar dos o tres veces más al mes –así lo presumen los abogados– en la firma de sus socios exprocuradores de la República, Antonio Lozano Gracia y Arturo Chávez Chávez, muy reconocidos en los círculos más altos del litigio privado.

Pero algo pasó que en la última actualización de la firma ya no aparece Jáuregui Robles al lado del fundador del despacho y el otro chihuahuense destacado. 

Además de Lozano Gracia y Chávez Chávez figuran en la sociedad Francisco Cuevas Godínez, Gilberto Hershberger, Julián Angulo Góngora, César Nava y Enrique Barber González de la Vega. Pero ni rastro de aquel 11 por ciento de las acciones del exsecretario general de Gobierno.

En el límite del plazo para que el Ejecutivo envíe su propuesta para un asiento en el Consejo de la Judicatura del Estado, la desaparición de Jáuregui del despacho podría no ser una mera casualidad.

Dado que Jáuregui fue consejero de la Judicatura Federal ya mastica bastante bien la administración del Poder Judicial y la armonización de los intereses internos. 

De ahí que su separación del despacho privado pueda ser una señal de que regresaría a Chihuahua sin ejercer asuntos privados, para que luego no caiga en conflicto de intereses. 

Lo que es un hecho es que no se fue peleado de la firma que le ha dado todo lo que pudo haber deseado en materia profesional. Se fue por acuerdo con los socios y por así convenir a sus intereses.

En la Ciudad Judicial de Chihuahua, por cierto, el trío de expertos en estrategia legal integral tienen algunos pendientes millonarios.

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El diputado Alejandro Gloria, del Partido Verde Ecologista, se ha topado con pared al comenzar las mesas de trabajo para discutir la propuesta de Ley de Bienestar Animal.

El juarense ecologista ha tenido que enfrentar el bullying de participar como defensor de una iniciativa del Palacio de Gobierno. Igual le ha ido al panista Jesús Villarreal, expresidente del Congreso del Estado, porque ni le entienden al tema ni están plenamente convencidos de que deban trabajar en él.

Nomás en la capital han tenido una mesa, por ahora, pero productores galleros de Juárez, Nuevo Casas Grandes, Ojinaga y de grandes poblaciones rurales exigen su presencia para que no se les vaya ocurrir sacar una norma tan restrictiva que dispare el clandestinaje.

Los legisladores tienen la encomienda de buscar la inclusión de todos los sectores que se ven involucrados en la producción de fiestas y espectáculos que implican el uso de animales.

El problema es que la propuesta enviada por el gobernador Javier Corral hace una semanas –hecha específicamente como para alborotar la gallera– no tiene por donde ser inclusiva, sólo es prohibitiva de todo por la moda que confunde el trato digno a los animales con el trato al nivel de seres humanos.

Entonces en todos los municipios donde hay galleros, jaripeos, rodeo y demás espectáculos similares esperan a los legisladores con tamañas uñas, para que no vayan a incurrir en un acto de irresponsabilidad social al pasar tal como va la propuesta.

Desde luego que buscan regulación y elementos que les brinden certeza jurídica a sus actividades relacionadas con animales, pero no excesos que les quiten el pan de la boca por ocurrencias políticas.

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Más temprano que tarde se hizo efectiva la reducción de cinco a tres comisionados del Instituto de Transparencia en el estado por decisión del gobernador Javier Corral y operada en el Congreso del Estado por su comadre la diputada del PAN, Blanquita Gámez.

Raya en lo cómico esa determinación del mandatario. No quiso que continuaran los cinco porque en diciembre se vería obligado a negociar las dos posiciones con diputados opositores en el Congreso del Estado pero en el Instituto seguirá sin poder poner un pie porque continuará de frente hasta el 2023 el comisionado, Rodolfo Leyva, quien rechazó ser convertido en su chalán.

Así los absurdos frecuentemente hilarantes de Palacio.

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Ayer se despidió Rogelio Loya de su alta función en la Subsecretaría de Desarrollo Social. Había sido despedido por Javier Corral pero el lunes se sumó su amigo y jefe directo Ramón Galindo en la misma exigencia.

Rogelio cometió otro pecadillo: habló mal de Ramón en la casa del panista Víctor Estala.

Notas de Interés

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