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Opinión

Mancera y la Línea 12

'Mi pésame y solidaridad con las familias de las personas que perdieron la vida y de las lesionadas en la #Línea12. Estaré atento a los peritajes que determinen lo ocurrido en este hecho…', lo escribió el exjefe de Gobierno de la CDMX

Yuriria Sierra
Analista

jueves, 06 mayo 2021 | 06:00

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Ciudad de México.- Un tuit. Solo un tuit le generó la tragedia en la Línea 12: “Mi pésame y solidaridad con las familias de las personas que perdieron la vida y de las lesionadas en la #Línea12. Estaré atento a los peritajes que determinen lo ocurrido en este hecho…”, lo escribió el exjefe de Gobierno de la CDMX.

Miguel Ángel Mancera llegó al Palacio del Ayuntamiento meses después de la inauguración de la llamada Línea del Bicentenario, la Línea Dorada. Él nada tuvo que ver en la construcción de esa obra levantada con recursos locales y federales, pero mucho hizo para convertirla en un símbolo de su guerra política contra quienes habían sido sus predecesores y tapar así sus propias ineficiencias y posibles actos de corrupción e ineptitudes (y afianzar, de paso, sus inexplicables alianzas con el PRI que entonces despachaba en Bucareli).

La administración de Marcelo Ebrard entregó la obra el 8 de julio de 2013, quedó en manos de Joel Ortega, funcionario de Mancera, pese a lo que dijeron después, en aquel momento garantizaron un servicio regular y seguro. Un año después, en 2014, Systra, la empresa francesa contratada por la jefatura de Gobierno en funciones, determinó que “el comportamiento de las obras en el tramo en viaducto” es normal y que “no hay riesgo de desarrollo vibratorio bajo el paso de los trenes por problemas estructurales”.

Sin embargo, entre todo esto, los chilangos vivimos el #PosMeSalto, la protesta ciudadana contra el aumento en el costo del boleto, de 3 a 5 pesos. Eran finales de 2014. Mancera argumentó que el nuevo precio del viaje era necesario para solventar el mantenimiento de la red del sistema. El pasaje se elevó, pero ¿y el mantenimiento?

Ese nunca llegó, pero en registros se ve el incremento en el presupuesto asignado a este transporte: de 2012 a 2013, pasó de más de 14 mil millones de pesos a más de 17 mil; dos años después ya eran más de 19 mil millones, y así se mantuvo hasta 2018, según registro de la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México.

El entonces gobierno del doctor Mancera aumentó el precio, los ciudadanos las demandas. Fallas y mal estado de vagones, vías, andenes, estaciones. La respuesta fue dirigir el descontento a la Línea 12. Aquella administración cerró el tramo elevado, la parte que va camino a Tláhuac. Los Olivos era una de las estaciones afectadas. El entonces director del STC, Joel Ortega, afirmó que realizarían estudios, correcciones y mantenimiento para dar seguridad a los usuarios. Meses después, llegó la reapertura: “Nuestro compromiso era que hoy comenzaba la Línea 12, vamos a dar garantía de que esta línea no vuelva a ser cerrada, el mantenimiento será exhaustivo y detallado: trabajaremos con mucho ahínco (...) He dado instrucciones al director general del Metro a fin de que puedan y deban estar permanentemente supervisados los rieles, los carros, los sistemas eléctricos, todo lo que implica para el Metro…”, dijo Miguel Ángel Mancera en aquella ceremonia, en marzo de 2014. Siete años después y 25 vidas perdidas por el desplome de una trabe y el colapso de dos vagones del Metro en una de las estaciones que Mancera “rehabilitó”, ya no hubo bombos ni platillos, solo un tuit.

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