Opinión

Los derechos de la mujer; una deuda histórica

El avance en materia de equidad de género es por mucho más notable que en los sexenios recientes...

Cruz Pérez Cuéllar
Político

domingo, 01 diciembre 2019 | 06:00

El avance en materia de equidad de género es por mucho más notable que en los sexenios recientes, las acciones y los logros alcanzados en este año con este propósito lo hacen palpable, se traslada el discurso de tantos años, en tantas campañas, incluso en tantos programas de gobierno, a los hechos, a una realidad que es incuestionable, incluso hasta para la oposición.

Exactamente hoy se cumple el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y no es una casualidad que en tan poco tiempo (comparado con las décadas de luchas, de avances y retrocesos en este tema) que las condiciones para la mujer hayan cambiado radicalmente en el plano político, en el gubernamental y se está trabajando intensamente en diversos sectores sociales para que también la diferencia se note en otros campos.

La Reforma Constitucional de Paridad de Género en los órganos del Estado, aprobada el 23 de mayo del presente año, respaldada por la gran mayoría de las legislaturas estatales y finalmente aprobada por el Senado en junio pasado, habla de que dicho progreso en equidad de género es real y no mero discurso. Se da con ella un paso decisivo a este respecto; es cierto, ya se habían presentado varias leyes y reformas a éstas en el pasado reciente, pero ninguna de este calado. 

Desde aquella reforma que obligaba a los partidos a presentar listados de candidatos y candidatas por igual a fin de que la paridad de género se hiciera presente en las elecciones de los distintos cargos públicos, no había otra que realmente posicionara a la mujer, solamente hubo correcciones a la primera reforma. Ésta, en un inicio era insuficiente y deficiente a la vez, la partidocracia tradicional siempre halló la forma de evadir esta responsabilidad, ahí está el ejemplo de aquellas mujeres que se inscribían en determinados procesos, ganaban y asumían el cargo, pero luego eran relevadas por los suplentes varones. El error se corrigió, pero siempre había forma de brincarse la regla y lo peor, simular que había paridad; al final las legislaturas locales y la federal eran colmadas por hombres a pesar de que muchas curules habían sido ganadas por mujeres.

Después se dieron otros cambios para que hubiese fórmulas completas de mujeres o de hombres, y luego se estableció la igualdad de candidaturas en cada partido, en sus zonas más competitivas, a fin que las damas obtuvieran espacios que pudieran ser ganados por su partido, no nomás para cumplir con el requisito. Finalmente, se habían asegurado las fórmulas mujer-hombre en las listas plurinominales.

Ahora, con la aprobación de la Reforma Constitucional de Paridad de Género en los Órganos del Estado se obliga al Poder Judicial, cabildos municipales, órganos autónomos y gabinetes de los gobiernos federal y estatales, a establecer la paridad de género. No bastaba equilibrar la balanza a nivel de candidaturas y aparentar que se le da a la mujer la misma posibilidad que al hombre de competir por posiciones políticas, era necesario abrir espacios para ellas en el ejercicio del poder público, y esta modificación a la Carta Magna lo permite, y lo celebramos ampliamente.

El presidente López Obrador ya había marcado la pauta al distinguir su gabinete, desde el inicio de su gobierno, con la paridad de género que después promovió para los demás poderes. Tenemos en una de las posiciones más claras de poder, en el gobierno federal a una mujer, a la Dra. Olga Sánchez Cordero, quien ocupa la Secretaría de Gobernación, cargo que siempre había sido delegado a los hombres en nuestro país.  

Otro de los espacios de mayor influencia, pero también de gran impulso al desarrollo social del país, es la Secretaría de Bienestar, que es ocupada por María Luisa Albores, quien con su talento desarrolla una de las tareas más sensibles de la administración y lleva sobre sus hombros una de las principales responsabilidades del Gobierno de López Obrador, con la cual se está cambiando la forma de hacer gobierno.

Los otros cargos reservados para mujeres al inicio de la administración no son menores: Josefa González Blanco, había sido designada al inicio como secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales; Rocío Nahle, secretaria de Energía; Graciela Márquez Colín, secretaria de Economía; Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura; Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo y Previsión Social; e Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública.

El modelo de la paridad de género en el gobierno ya fue presentado, ahora es pertinente que los demás poderes y gobiernos estatales hagan lo propio, a fin de que cada vez haya igualdad de circunstancias para hombres y mujeres en la función pública, y poco a poco se vayan abriendo más espacios en otros sectores de nuestra sociedad. 

En el Congreso de la Unión también, por primera vez, se puede afirmar que cumplimos con la equidad de género; nunca había existido una legislatura con tantas representantes mujeres, ni en la Cámara de Diputados ni en la de Senadores; en la Cámara Baja se logró un 48 por ciento de representación femenina y un 52 por ciento masculina. En la legislatura anterior el máximo de espacios que habían alcanzado las mujeres fue de 42 por ciento, el avance es importante.

En el Senado, de un 32.8 por ciento de mujeres que llegaron en el 2012; para el 2018 la brecha se cerró significativamente, en esta legislatura las mujeres ocupan el 49 por ciento de los escaños.     

Hay un comparativo de la participación política de las mujeres en México que dio a conocer el Instituto Nacional Electoral (INE) que revela el enorme salto que se ha dado en los últimos 30 años: en 1988 el 88.2 por ciento de los espacios en la Cámara Baja fue para hombres y sólo el 11.8 para mujeres; en el 2018 las mujeres obtuvieron el 48 por ciento. En el mismo período pero en el caso del Senado de la República, se logró primero una participación de 84.4 por ciento de hombres y 15.6 por ciento de mujeres; en tanto que en 2018 se obtuvo el 51 por ciento para hombres y el 49 por ciento para mujeres.

Falta mucho por hacer, y lo digo en serio, estos son los primeros pasos de ese empoderamiento que se había quedado en el papel, o cuya práctica se dificultaba a los gobiernos anteriores que querían mantener en el poder a sus allegados, sin importar la marginación de las mujeres.

Esa igualdad de género que pretendemos, la marginación de la mujer en nuestro país que intentamos erradicar, la falta de justicia por los ataques en contra de la mujeres, son una lucha legítima que debe sacar a los políticos de sus cómodas oficinas, hacer que se levanten los diputados y senadores de sus curules y escaños, y no quitar el dedo del renglón hasta que haya otro avance contundente en esta materia.     

A propósito de lo anterior. Hace unos días los mexicanos y el mundo fuimos testigos de una protesta de mujeres en la Ciudad de México, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia en Contra de las Mujeres, misma que se salió de toda proporción, que fue manchada por un grupo de encapuchadas que hicieron desmanes, lanzaron consignas violentas y con violencia trataron de dejar huella en esa marcha que dejó un mal sabor de boca, no por supuesto por la protesta genuina que realizaron varios grupos de feministas pero sí por un grupo de radicales que rompieron con el objetivo de la manifestación; o ¿quién cree que con actos violentos es la manera adecuada de protestar contra la violencia? Yo creo que nadie sensato, por eso, nuestro apoyo sin restricción a las mujeres que quieren lo mejor para su país, que no usan del escándalo para llamar la atención y menos el camino de la violencia.

Seguiremos luchando desde nuestro espacio en el Senado de la República para seguir avanzando en la restitución de los derechos de la mujer, en saldar la deuda histórica que ha mantenido a la mujer a un lado, pero que ahora se vislumbra un mejor futuro, en el que ya estamos trabajando para que sea pleno y que pronto puedan disfrutar nuestras esposas e hijas, hermanas, nuestras madres, nuestras compañeras de trabajo, todas las mujeres de Chihuahua y de México.     

Notas de Interés

close
search