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Opinión

Los conservadores

Este viernes pasado le tocó a la clase media

Sergio Sarmiento
Periodista

lunes, 14 junio 2021 | 06:00

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Este viernes pasado le tocó a la clase media. El presidente López Obrador acusó a sus integrantes de ingenuos por haber votado por la oposición: “Sectores de la clase media fueron influenciados, se creyeron lo del populismo, el de que íbamos a reelegirnos, lo del ‘mesías tropical’, el ‘mesías falso’. Es muy interesante de cómo la gente humilde, la gente pobre, sí internalizó bien el mensaje”. 

“La verdadera doctrina de los conservadores es la hipocresía”, advirtió en una supuesta paráfrasis de Carlos Monsiváis. Para el presidente, sin embargo, conservador es simplemente quienquiera que discrepe de él. El 8 de enero de 2019 declaraba: “Se presentan como gente de avanzada, pues no, son conservadores porque no quieren que haya cambios, y hay conservadores de derecha y conservadores de izquierda”. El 5 de abril de 2021 afirmaba: “Sí puedo decir que son conservadores nuestros adversarios, porque ni modo que se pongan el saco. Y son muy autoritarios y fachos”. Añadió entonces y también este 11 de junio: “Son clasistas y racistas”. 

En varias ocasiones ha expresado su rechazo al lenguaje de odio. El 18 de septiembre de 2020 declaró: “Yo no odio, soy pacifista”. Sin embargo, sus descalificaciones a los “conservadores corruptos que no quieren dejar de robar” son constantes. Este lenguaje de odio ha polarizado al país. 

El presidente lo niega: “No hay incertidumbre -dijo el 7 de enero de 2021-y tampoco existe, como lo pregonan nuestros adversarios en los medios de comunicación, que hay polarización. No existe eso en el país. Solo el 25 por ciento de la población, les gustaría que yo dejara el gobierno; 70 por ciento quieren que yo continúe y 5 por ciento no han decidido. Entonces, ¿cuál polarización?”.

Es verdad que Morena obtuvo 11 de 15 gobiernos estatales en los comicios del 6 de junio, un gran triunfo, pero la alianza oficialista de Morena, el PVEM y el PT atrajo 20.9 millones de votos contra 19.4 millones de la coalición opositora, el PAN, el PRI y el PRD. No es una diferencia abrumadora, muestra más bien a un país dividido por la mitad, aunque las mitades no sean geográficas. Las zonas rurales, las más pobres, apoyaron a los partidos oficiales, las urbanas de clase media se inclinaron por la oposición. 

El presidente y sus incondicionales atribuyen las derrotas de Morena en la Ciudad de México a una campaña sucia. “Pienso que hizo falta difundir más ese trabajo que se hace desde el gobierno de México, recordar permanentemente lo que significa la pensión a adultos mayores y por qué representa una transformación de nuestro país”, declaró la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum el 9 de junio. No hay duda de que la personalización de las pensiones para adultos mayores y otros subsidios ha ayudado mucho al éxito electoral de López Obrador y Morena, pero la ley prohíbe el uso de programas sociales con fines electorales o de promoción personalizada. 

Dicen que en la política y el amor todo se vale. El objetivo que obsesionó a López Obrador durante décadas fue obtener el poder, y usó para ello todas las armas a su alcance. Hoy que lo tiene está empeñado en construirse un lugar en la historia, y lo está haciendo con una consigna muy sencilla: “Nosotros no somos iguales”; nosotros somos honestos, nuestros adversarios son conservadores, corruptos, hipócritas, autoritarios, fachos, clasistas, racistas y más. No es el lenguaje de un liberal, ni el de un demócrata tolerante que rechaza la polarización de la sociedad. 

Ni Obama

Mientras el gobierno mexicano malbarata el viejo avión presidencial, el Boeing 757 de 1987, por 65 millones de pesos, y sigue sin vender el 787, “el avión que no tiene ni Obama”, Boeing está construyendo dos nuevos 747 presidenciales para Estados Unidos a un costo mínimo de 3,900 millones de dólares, unos 78 mil millones de pesos. 

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