Opinión

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Los aspirantes a flor imperial de ‘El Caballo’

El independiente alcalde de Parral, Alfredo Lozoya, va recio en la competencia por el 2021

LA COLUMNA
de El Diario

martes, 15 octubre 2019 | 06:00

• Los aspirantes a flor imperial de ‘El Caballo’

• Pasó el FICH desapercibido para Corral

• Menos de un tercio es avance en Función Pública 

• Para en seco Chaparro a sus críticos

El independiente alcalde de Parral, Alfredo Lozoya, va recio en la competencia por el 2021. Acaba de completar una quinteta de asesores con aspiraciones de flor imperial.

Lozoya Santillán, “El Caballo”, atesora anhelos de gubernatura o cuando menos de ubicarse entre los actores principales del 2021 para formar parte de las negociaciones en torno a ese gran pastel que atragantado y sin disfrutarlo está terminando de devorar ahora Javier Corral.

El primer alcalde independiente en la historia de la célebre capital del mundo lo mismo anochece en Chihuahua que amanece en Ciudad Juárez; o cruza a El Paso, o se va a la Ciudad de México, o pasa por Nuevo León, o cualquier lugar del país en busca de bonos para sus propósitos.

Al mismo tiempo va integrando un equipo fuerte que le sabe el teje y maneje a toda la tenebra del territorio electoral, de redes sociales y hasta del delicado aspecto de la seguridad pública.

En ese sentido, acaban de informar a La Columna que ahora cuenta “El Caballo” con los buenos oficios de Guillermo “Memo” Márquez, del equipo del exgobernador Reyes Baeza, a quien le coordinó la última campaña al Senado de la República. Lamentablemente para ellos, fueron derrotados.

Memo se estaría sumando al exdirigente nacional de la juventud priista, Cristopher Barousse, quien ha sido identificado como el operador de redes sociales en el equipo lozoyista.

También ha sido anotada en la cuadra parralense la exdiputada local y expresidenta del PRI con César Duarte como gobernador, Karina Velázquez. Ella presume influencia y control por toda la región serrana.

Y la flor sería complementada nada menos que con una extraordinaria sorpresa, Joel Sandoval, aquel mano derecha de Duarte que prefiere el silencio y la falta de luz para operar. Lo hace tras bambalinas; amurcielagado, colgado en alguna esquina o en algún rincón nocturnal. 

Obvio los análisis de seguridad pasada, presente y futura corren a cargo del exfiscal general Carlos Manuel Salas. Pocos como él con un conocimiento detallado del mundo interno y externo de las corporaciones policiacas, ministeriales y hasta judiciales en el estado y el país. Trabaja de la mano de su encargado del rotafolio correspondiente, Jaime Cano, y una exdiputada priista.

Experiencia en todos hay, y de sobra; nomás falta saber si las actuales circunstancias requieren de sus perfiles en el propósito del jefe Lozoya, anotado líneas arriba. A lo mejor los cinco completan, en efecto, la flor imperial, pero también a lo mejor uno o varios ya están reducidos al coloquialismo ese de cartucho o cartuchos quemados.

La conclusión sobre cada cual deberá correr a cargo del propio “Caballo”. 

***

Miembros del equipo del gobernador Javier Corral se sorprendieron el pasado fin de semana cuando el patrón preguntó que si en el exterior de Palacio de Gobierno había fiesta, baile o algún evento artístico. Se oye música, comentó.

Ahí presente la secretaria de Cultura, Concepción “Concha” Landa, gustosamente le dio a conocer que afuera se desarrollaba uno de los eventos del Festival Internacional de Chihuahua (FICH).

Pasó desapercibido el FICH aun para el propio gobernador, por una parte; por la otra, esa encerrona donde hizo Corral la pregunta inocente fue en materia de seguridad y por lo tanto debían estar ahí sólo los funcionarios del área. ¿Qué estuvo haciendo ahí Landa? Nada, nomás presencia frente al jefe.

Así es el desorden en Palacio que, por cierto, anda de estreno en la jefatura administrativa del la Secretaría Particular. Se fue Elizabeth Javalera Lino y su relevo todo indica será el restaurantero Agustín Flores.

Mencionamos en este espacio que Elizabeth se convirtió en piedra en el zapato para el gobernador porque asumía papeles que no le correspondían y en actitudes de bastante despotismo. 

Desde principios de año fue sacada del área. Hasta ahora viene el sucesor. Aplaude a rabiar el ejército de funcionarios en la particular. 

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La Secretaría de la Función Pública parece haberse quedado estancada desde la salida de Stefany Olmos y la tardía llegada de Mónica Vargas Ruiz.

La ex dejó avanzados procesos administrativos relacionados con un sinfín de exfuncionarios de la administración de César Duarte, sin contar más de medio centenar de denuncias penales que sustentó y presentó ante la Fiscalía General del Estado.

Si bien los casos judicializados ya involucran facultades y acciones de otras instancias como el Ministerio Público –a cuyos agentes de la Operación Justicia les ha ido bastante bien–, los procedimientos administrativos son obra de la SFP. Dependen de la habilidad y talento de los funcionarios para sustentarlos y defenderlos en los juzgados de amparo, donde regularmente terminan.

Pero Olmos llevaba la batuta y el control a tal grado que con su salida en marzo de este año todos los expedientes se estancaron.

Es apenas menos de un tercio el avance de todos los expedientes abiertos por irregularidades, es decir que van apenas 20 procesos de sanción iniciados de más de 60 que se abrieron por una u otra causa.

De los terminados ni hablar, apenas van cuatro que han causado estado después del juicio de amparo correspondiente a cada intento de sanción.

Y todos son del sexenio pasado, pues igual que Stefany la secretaria actual ha dado prioridad a las denuncias de componendas del régimen de César Duarte, pasando por alto cualquier acusación que pueda manchar el “pulcro” nombre del régimen actual.

En la SFP acreditan tal estancamiento al cambio de una por otra funcionaria hace unos meses. Pero al restar únicamente dos años a la administración de los cinco para los que fue electa, son pocas las expectativas de que existan avances sustanciales en las investigaciones.

Dato al margen sobre Stefany: otra de las razones por las que renunció tuvo que ver con la negativa del fiscal César Peniche a fortalecer su escolta con un agente más.

El dato salió de Eduardo “Lalo” Fernández, actual administrador de la Fiscalía, ése que no se explica cómo ha perdonado su amigo Corral al fiscal Peniche a pesar de los gruesos expedientes integrados por su mal desempeño.

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Aun con los resultados adversos a su proyecto, el profesor Martín Chaparro paró en seco a quienes querían impugnar las asambleas realizadas en el estado por las supuestas marrullerías de los grupos que pretenden controlar el Consejo Estatal y la dirigencia de Morena.

Los motivos fueron los resultados de las asambleas en todo el país. Los morenos de Chihuahua resultaron ejemplares con todo y sus aires chairos, dándole al estado el primer lugar nacional en participación ordenada.

En todas las entidades del país hubo por lo menos una asamblea “reventada”, por denuncias, golpes y hasta balaceras. Aquí se realizaron las nueve con una calma extraordinaria si se compara con lo ocurrido en otras latitudes.

Eso no fue ajeno para los delegados michoacanos que estuvieron en Juárez, Chihuahua, Cuauhtémoc, Delicias y Parral. Sus reportes parecían haberse uniformado para pintar unas elecciones internas con paz y tranquilidad, lo que no es fácil de lograr y desde luego llama la atención de la dirigencia central de Morena y del Palacio Nacional.

Nomás como dato digno de resaltarse, en la primera circunscripción a la que pertenecen Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Durango, Baja California y Baja California Sur, estaban convocadas 36 asambleas el pasado sábado, de las cuales fueron suspendidas 21. 

Reventaron ocho por diferencias internas, siete por violencia y seis por falta de quórum. De Chihuahua todas se realizaron, lo que sin duda representa un triunfo político para un dirigente que fue derrotado en la elección de consejeros, pero que ganó en organización y conducción del proceso interno.

Debió Chaparro, seguramente, sacrificar sus ambiciones personales en aras de darle un plus al morenismo local, que se diferenció del resto del país. 

Ahora, desde luego, falta ver qué pasa el 10 de noviembre, cuando viene la elección de la dirigencia estatal por parte de esos 90 consejeros recién electos y ansiosos de ejercer su poder tremendo.

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