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Opinión

Las tres muertes de Marisela Escobedo (II)

Una vez que hubo un cambio de gobierno en Chihuahua, Marisela decidió protestar frente a Palacio de Gobierno en Chihuahua

Sixto Duarte
Analista

jueves, 22 octubre 2020 | 06:00

Una vez que hubo un cambio de gobierno en Chihuahua, Marisela decidió protestar frente a Palacio de Gobierno en Chihuahua, exigiendo la detención de Barraza, cuando al parecer este se encontraba protegido por grupos criminales en su paradero en Fresnillo. Su protesta y la publicidad que tomó el caso fueron los motivos que orillaron a Barraza a planear y ejecutar el homicidio de Marisela, tal como ocurrió aquella noche de diciembre del año 2010.

La muerte de Marisela fue, sin duda, una muerte muy sentida para todos, y un golpe muy duro para la administración de César Duarte, quien apenas cumplía dos meses en el cargo. La reacción del gobierno fue excesiva, pues a ocho meses de que los jueces habían liberado a Barraza, emprendió una embestida contra los mismos a partir de la muerte de Marisela. Si los jueces hubieran actuado mal, ¿por qué proceder contra ellos una vez que mataron a Marisela y no antes? Los jueces, finalmente, no habían matado a Marisela Escobedo.

Esta reacción es una muestra inequívoca del duro golpe que representó la muerte de Marisela a la administración entrante. De ahí que resulten irrisorias las posturas expuestas en el documental que manifiestan que la muerte de Marisela era una muerte de Estado. A quién más le afectó dicha muerte fue precisamente a Duarte, por la burla que representaba que en las puertas de su oficina, hubieran ejecutado a la activista, después de tantas amenazas de muerte de Barraza que ella denunció.

En el mismo documental, sale Patricia González a decir que si ella hubiera continuado al frente de la Procuraduría, no hubieran matado a Marisela. Nuevamente, es una burla que diga eso, puesto que el Ministerio Público a su cargo fue incapaz de siquiera integrar bien una indagatoria para poder condenar a Sergio Barraza de la muerte de Rubí. En pocas palabras, si ella hubiera hecho su trabajo en su momento, Barraza estaría en la cárcel, y Marisela viva.

Por otro lado, no es un secreto que la lucha de Marisela fue politizada, y le fue sacada raja política -incluso después de su muerte- por distintos actores tales como “Lucha” Castro, Gabino Gómez, y otros personajes que posan de puritanos justicieros. Es también repulsivo ver a una mujer quien es una violadora consuetudinaria de la Constitución (pues usurpó un cargo para el cual no cumplía con los requisitos constitucionales, como la edad), quien fue acusada por sus compañeros del Consejo de la Judicatura como la corruptora del proceso de selección de jueces de primera instancia, y quien siempre ha visto la forma de lucrar (política o económicamente) con causas como éstas. Es además repugnante verla asumiendo una postura de promotora de la justicia al lado de Gabino Gómez, quien ha sido acusado de fingir varios secuestros. ¿Qué credibilidad pueden tener personajes como Lucha y Gabino?

Una vez que fue capturado “El Wicked” por el homicidio de Marisela, se especuló mucho respecto a si verdaderamente había sido él el asesino de la activista. Lo anterior, en virtud que el hermano de Marisela decía no reconocerlo como el asesino material, pues él la acompañaba en el momento de su asesinato.

A partir de esta contradicción, el entonces delegado de la PGR y hoy fiscal de Chihuahua, César Peniche, deja entrever que quizá “El Wicked” era un chivo expiatorio. Sin embargo, a pesar de tener esta sospecha, a pregunta expresa de si entonces se abriría el expediente del homicidio de Marisela, Peniche dijo que el caso se encontraba cerrado. Nuevamente, una oportunidad para golpear a quienes lo antecedieron en el cargo.

Hoy, a casi 10 años de su muerte, las cosas siguen igual: Sigue habiendo muertes de mujeres; la justicia parece ser un artículo de lujo al que no todos pueden acceder; la violencia en el Estado se encuentra desbordada.

Con estos antecedentes, concluyo que es obsceno que la agenda política de unos cuantos venga a contaminar la memoria de una mujer que nunca se doblegó y murió de pie exigiendo justicia para Rubí. La de Marisela es la historia de una mujer que pagó con su vida el precio de pedir justicia para su hija. Quizá el mejor homenaje que se le puede rendir a Marisela es continuar con su lucha, alzando la voz para que ninguna mujer desaparezca, y para que cese la impunidad.

Si bien Marisela murió tres veces, como el propio documental lo dice, su legado sigue más vivo que nunca. Su recuerdo es una fuente inagotable de inspiración para todas aquellas voces que, a pesar de la adversidad, claman por justicia.

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