Opinión

Las personas se respetan, las opiniones no siempre

En el ámbito local, los medios de comunicación en número son amplios, tan es así que Ciudad Juárez

Jorge Breceda
Analista

sábado, 24 agosto 2019 | 06:00

En el ámbito local, los medios de comunicación en número son amplios, tan es así que Ciudad Juárez es una de las ciudades que cuenta con mayor número de estaciones de radio y canales de televisión; en relación al periodismo, contamos con muchos espacios con estas características. 

Es en este último medio de comunicación en donde radicará mi participación; hace un par de días se publicó un comentario sobre un profesor y funcionario universitario en el que se comentaba que tenía el vicio del juego y por ello se ausentaba de su obligación laboral. 

Lo anterior es ofensivo en tres categorías distintas: primero, es agraviante para el distinguido profesor y su labor profesional; segundo, agravia a los compañeros (as) de trabajo por una simple construcción de empatía; tercero, deshonra a un principio ético que conforma el periodismo. 

Primero, es dable mencionar que cuento con una licenciatura en Ciencias de la Comunicación y recuerdo –perfectamente– en las primeras clases de periodismo, la exigencia de ajustarse a la verdad como un mínimo de ética, es un requerimiento que caracteriza a cada una de las personas que integran el llamado “cuarto poder”. 

Segundo, el periodismo deberá –como otra obligación deontológica– contar con una profunda y permanente actitud crítica, mismas que ya planteaba Sócrates, entiéndase ésta como la posibilidad de preguntarse qué tan útil es la noticia que se publicará, ir cuestionando en diversas categorías, hasta llegar al núcleo del planteamiento.

Es decir, la noticia que se publica no es la realidad superficial, sino la propia investigación que permite encontrar la verdad, ésta se obtendrá a partir del –como se mencionó– ejercicio periodístico ético, es decir, respetar lo que Cortina llama “ir a la raíz” o Marx “ser radical”, es decir, destruir la percepción o subjetividad con el mazo de la verdad. 

Sin esta profundidad en la investigación periodística lo que se tiene es la mera superficialidad, misma que por lo general intentará la manipulación de las emociones de las personas, es decir, conformar poblaciones emotivistas.

Ahora bien, ¿quién realiza la investigación ausente de ética o con la misma? Sin lugar a duda una persona, que por tratarse de un sujeto merece el respeto y el reconocimiento del otro; de la comunidad, sin embargo, lo que se diga, debe entrar a la deliberación social e individual, a ese examen que se realiza sobre la veracidad del contenido. 

Es en ese momento, cuando se vuelve insoportable el dicho de la persona respetable y aparece la obligación de no permitir la mentira e injusticia, ¿por qué? La razón es que en una sociedad democrática se debe disentir ser intolerante a lo que no cuente con los mínimos éticos que como comunidad se han conformado.

Tercero, la justicia es la virtud de las instituciones políticas, sin duda, estas deberán de observarse como tales, ya que el contenido que expresan puede construir realidades y edificar subjetividades públicas, por ende, su quehacer social es de gran importancia. 

En este sentido, la verdad es la virtud de los sistemas de comunicación, un canal comunicativo requiere autentificar su información, contener premisas sustentas en la veracidad. 

Ambas características pertenecen al actuar periodístico, por lo que es oportuno recordar que el quehacer que no busque la verdad no es auténtico y el sistema de comunicación que no busque la verdad es ilegítimo, cabe recordar que los periódicos necesitan la legitimidad, no sólo vigencia; estar y publicar diariamente.

Por último, como seres humanos debemos promover el valor de la verdad y de la justicia, no sólo en las organizaciones, sino en el quehacer de las personas –como el periodista–, esto no le resta valor al profesionista; al ser humano, sólo le exhibirá de un actuar sin ética.

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