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Opinión

Cultura de la paz para el buen vivir

La paz inicia en la niñez

Uno de los temas que más me han inquietado en términos personales y profesionales ha sido el de los derechos de niñas, niños y adolescentes

Ma. de Lourdes Almada Mireles
Doctora en Negociación y Mediación

lunes, 04 julio 2022 | 06:00

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Uno de los temas que más me han inquietado en términos personales y profesionales ha sido el de los derechos de niñas, niños y adolescentes (NNA). Vivir y crecer en una ciudad como Juárez es sinónimo de vulneración de derechos para la mayoría de la población infantil, de ausencia de cuidado infantil, vivienda precaria, alimentación deficiente, falta de escuelas y exclusión educativa, abandono y exposición a la violencia en todos los ámbitos. Me inquieta por lo que representa, de por sí, para la vida y desarrollo de niñas y niños; y me inquieta también porque una sociedad que no ofrece a las y los más pequeños condiciones de desarrollo está condenada al fracaso.

Desde principios del milenio, diversas organizaciones de sociedad civil denunciaban las condiciones de abandono, precariedad y violencia que vivían NNA. Diversas investigaciones y sistemas de indicadores de sociedad civil, academia y organismos internacionales como Unicef han documentado la alarmante situación y llamado a la generación de acciones emergentes y el desarrollo de programas y políticas orientadas a garantizar sus derechos.

Durante la crisis que vivimos en Juárez entre los años 2008 y 2011, se hizo visible la urgencia de invertir en el desarrollo social y humano, particularmente de la población infantil y juvenil. Como sociedad pudimos ver que la violencia y el abandono eran raíz de la situación tan grave que seguimos padeciendo; que si no se generaba una decisión recia y efectiva de impulsar mejores condiciones de vida y desarrollo, no saldríamos del cataclismo. Han transcurrido los años y a la ya grave realidad se han sumado otras situaciones que requieren inversión y programas específicos para garantizar la sobrevivencia y el desarrollo. Por citar algunas: la llegada de miles de personas migrantes –tanto del interior del país como de Centroamérica y el Caribe–, los impactos de la violencia en la vida y salud mental de la población y los efectos todavía no dimensionados de la pandemia. 

Aunado a lo anterior, Juárez sigue padeciendo el abandono presupuestal y el ejercicio discrecional de los recursos, sin que se tomen en cuenta las necesidades más elementales de la población. En días pasados, este diario publicó una nota que deja ver un pedacito de la realidad del suroriente, específicamente sobre cómo la sobredemanda provoca que niños terminen perdiendo hasta tres ciclos escolares. Se trata de NNA de primaria y secundaria. ¿Cuántos de ellos dejaron o dejarán la escuela? ¿Cuáles serán sus oportunidades? ¿Cómo imaginamos su vida en dos o tres años?

No se está descubriendo el hilo negro. Hace ya varias décadas surgió un importante programa en Estados Unidos, llamado Fight Crime: Invest in Kids (Lucha contra el crimen: invierte en la infancia). Avanzar en la pacificación requiere efectividad por lo menos en dos vías: una estrategia de seguridad que logre resultados y una política social que garantice el desarrollo humano y social de la población, especialmente de niñas, niños y adolescentes. Sé que construir otra realidad es posible. También sé que seguir por el mismo camino hará cada vez más grave el cataclismo. Cambiar el rumbo es la única manera de tener esperanza. 

Semblanza

Lourdes Almada Mireles. Doctora en Negociación y Mediación. Docente-investigadora en la UACJ.

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Cultura por la Paz es un proyecto de El Diario de Juárez en alianza con el Tecnológico Nacional de México, campus Juárez;  el Comité de Pacificación  y Bienestar Social (Copabis), y el Centro Familiar para la Integración y Crecimiento A. C. (CFIC).

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