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Opinión

La muerte cabalga en Chihuahua

La situación en que está el gobernador, es un problemón del cual no se percibe cómo van a salir ilesos sus proyectos personales

José Díaz López
Analista

sábado, 24 octubre 2020 | 06:00

La situación en que está el gobernador, es un problemón del cual no se percibe cómo van a salir ilesos sus proyectos personales. Pensó ingenuamente que le iba a ser muy fácil “tirar la piedra y esconder la mano” en La Boquilla; pelearse sin motivo legítimo con el presidente de la República y con varios de sus secretarios y después iba a convenir la paz, cuando él quisiera. Se topó con piedra.

Como todos sabemos, el problema de movilizar a los usuarios de riego de La Boquilla, para oponerse a entregar el agua del Tratado lo generó, donde no lo había, el gobernador, pensando imprudentemente que iba a ser muy fácil poner de rodillas al presidente y le suplicara “que ¡por favor!, le diera el agua de la presa para evitar un conflicto internacional con Trump”. ¡De soñadores están llenos los panteones!, decía Tsun Tzu. 

¡Qué caro les sale a los demagogos que se dan ínfulas de ser “estrategas” para iniciar controversias donde ven la oportunidad de lograr más poder. Pero el sentido común, no la intuición genial de un guerrero nacido para guiar a sus pueblos, aconseja, siempre, que nunca hay que agarrar pleito con los que tienen más poder, púes se sale perdiendo hasta… la camisa.

Por eso hay que “saber escoger a los enemigos”, decía Napoleón y los clásicos de la guerra. Es cierto que a él le ha sido fácil aplastar autoritariamente los poderes Legislativo y judicial y al ICHITAIP y a la CDH y al IEE. Pero eso de pelearse con el presidente de la República, no solo es imprudencia, sino un suicidio.

La fatídica estrategia de pelearse con López Obrador, también tiene hundido al Estado, política y económicamente.  Miles de millones de pesos por deudas, el gobierno está quebrado, no hay dinero para nada. ¡Ah! pero para pagar salarios y viáticos y “actos de reivindicación” en Ojinaga, sí hay.   

Los saldos del pleito que inició el gobernador con la Federación son terribles, tanto para él como para sus funcionarios embaucados con la zanahoria de la reelección en diputaciones y presidencias municipales: ¡que se olviden de reelección y puestos de poder prometidos! Ahora están en la guillotina. Y, aunque  el gobernador ande desesperado para que AMLO le agarre la propuesta subliminal de que“ hay que hacer las paces”, que “quiero dialogar con el Gobierno federal ¡lo más pronto posible!”, como lo expresó ayer al salir a Ojinaga al mitin en el desierto “por la reivindicación de que Chihuahua ya cumplió con el pago del agua al Tratado”, es la más clara imagen de la desesperación.

En serio, quienes saben leer entre líneas los mensajes del discurso político y la comunicación no verbal del rostro del gobernador, nos darán la razón al afirmar que se percibe muy desesperado de que el presidente y sus secretarios de Hacienda, Relaciones Exteriores y la UIF, cuando menos, lean los Whatsapps que con frenesí se les envía desde Ojinaga. No importa que la muerte nos persigue a todos en  Chihuahua…la tarea es: Que se hagan mil actos “de reivindicación del agua”.     

La insensatez de pelearse sin fundamento también con el canciller Ebrard, ¿puede reflejarse en la extradición de Duarte, pues en un “leve descuido” de la Cancillería y de la juez en Miami, se les puede salir Duarte de la prisión? ¡Y claramente el gobernador también se “bronqueó” con los usuarios del agua del sur de Estados Unidos! En la afirmación de los abogados de Duarte de solicitar audiencia a la juez ¿será para revisar las medidas cautelares? ¿Con el argumento de que Duarte sí “ha cooperado con Estados Unidos”?, ¿Tendrá ese trasfondo la audiencia? 

Lo peor que peor, es que todo Chihuahua tenemos mucho miedo de contagiarnos y de morir mientras el gobernador anda en sus cosas personales. 

Están muriendo decenas y contagiándose cientos más de chihuahuenses. Y claro que en ello está la irresponsabilidad del titular del Gobierno estatal, que por desatender su obligación más importante que es la de proteger la vida y la salud de los chihuahuenses, anda realizando actos simbólico-electorales por el agua.  ¡Más peor que peor no podemos estar en Chihuahua!

Tenemos muchas, muchas muertes. Y vendrán muchas más; un funesto aumento de contagios, no hay medicinas, no hay respiradores, no hay camas, no hay dinero para pagar al personal médico.

Y ante este desastre de tantas muertes y peligros para todos los ciudadanos, su “gobernador” sale corriendo de Palacio para gritar en el desierto que él “reinvindica”, que él y no el presidente de la República y mucho menos Ebrard, pagó el agua al Tratado. 

Bien decía Aristóteles: “Dale un poco de poder a un hombre y sabrás quién es”. 

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