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Opinión
sábado, 18 marzo 2023 | 06:00
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Ciudad de México.- Desde que AMLO asumió la Presidencia en 2018, pese al INE y gracias a la voluntad popular, hubo un grupo que se definió como opositor dentro del mismo organismo electoral que debería ser autónomo, encabezado por el propio consejero presidente del INE, su fiel escudero Ciro Murayama, y el administrador-controlador del mismo a nivel nacional: Edmundo Jacobo Molina. Ellos tres fueron quienes a lo largo de toda la presidencia de Andrés Manuel, públicamente, se han expresado en contra de sus políticas de austeridad, se han amparado contra ello y la reducción del sueldo y su presupuesto, e incluso contra la consulta popular y revocación de mandato donde se le preguntaba a la gente si querían que continuara AMLO. Todo eso los ha pintado de opositores políticos en vez de garantes de la democracia, como ellos mismos se autodefinen, lo que se ha confirmado al coincidir en la oposición sobre los mismos puntos, con los partidos PRI/PAN/PRD/MC.
Pese a todo lo anterior, para pesar de ellos y de sus amigos de la oposición, finalmente Lorenzo Córdova y Ciro Murayama terminan sus encargos el próximo mes. Sin embargo, y antes de irse, han hecho la última siendo los principales opositores y orquestadores de la campaña en contra de la reforma electoral del partido Morena (conocida como el plan B), interponiendo recursos y acciones legales que les ha permitido ganar un primer round (volvieron al puesto a su amigo Edmundo Jacobo). Esa reforma que depuso y le quitó facultades al secretario ejecutivo del INE, para que ahora la administración del INE y sus decisiones sobre el presupuesto de los más de 17 mil millones de pesos sean ejercidas por el Consejo (que para eso son designados) de forma colegiada y no por una sola persona.
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Por todo lo anterior es que tanto el presidente como los diputados de Morena los han señalado como líderes de la mafia electoral, no sólo por resistirse a perder sus privilegios y lujos así como altos sueldos, también porque se resisten a perder el control del INE, violentando incluso la ley, pues tanto Lorenzo Cordova como Edmundo Jacobo, efectivamente han transgredido la ley y la Constitución Federal, pues de acuerdo al artículo 41 Constitucional los consejeros del INE sólo pueden durar nueve años en el cargo y Lorenzo ya lleva doce años (desde 2011), Jacobo sólo podía durar 12 años (el cargo dura seis años con posibilidad de reelección) y ya lleva quince años (desde 2008), diciéndose defensores del INE por la inconstitucionalidad de la reforma según ellos y pretender vulnerar su autonomía, cuando fueron beneficiados con la reforma electoral de 2014, lo que aprovecharon para perpetuarse en el cargo más allá de lo permitido, y ahí no dijeron nada.
Ellos dos, que junto a Ciro Murayama, tienen relación cercana a José Woldenberg e incluso trabajaron con él en el IFE, ese mismo José Woldenberg orador en la “Marcha de la defensa del INE” el 13 de noviembre de 2022 junto al PRIAN. Los mismos que se han opuesto a la reforma del INE, a la reducción de sus salarios y presupuesto, a la austeridad, a querer que les sigamos pagando gastos médicos mayores, choferes, asistentes, vehículos y en colmo de los colmos, alimentos y gasolina por trabajar.
Por eso es que muchos nos alegramos de que al fin se vayan, porque sólo han sido cómplices del PRIAN. Finalmente, ya se van y sólo quedará Edmundo Jacobo, ese secretario eterno que administraba los más de 17 mil millones de pesos del INE y que se resiste a perder, ese que con la reforma electoral reciente fue destituido y se amparó para volver al cargo y tener el control administrativo y de las plazas del INE a nivel nacional, ese que junto con Lorenzo Córdova y Ciro Murayama se ampararon para no reducirse el sueldo ni los gastos extras de alimentación, gasolina y demás. Afortunadamente, viene pronto la renovación de consejeros y con ello, muy seguramente la renovación de su figura (las dos terceras partes de los consejeros pueden pedir su renovación). Por eso no se ha equivocado el presidente en señalarlos como la mafia electoral del INE. Que bueno que ya se van, aunque se lleven una buena liquidación millonaria.
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