PUBLICIDAD

Opinión

La interdependencia

¿De qué serviría a nuestra economía y su futuro y a los mexicanos todos, de hoy y del futuro, la relación con EU, si la visión que hoy marca la gobernación es el rechazo a lo que ese país representa?

Ángel Verdugo
Analista

viernes, 10 julio 2020 | 06:00

Ciudad de México.- Ayer regresó el presidente; lo menos que puedo decirle es: ¡Bienvenido a la pesadilla! Si bien, de acuerdo con los juicios de no pocos, la visita a Washington para el presidente López debió ser eso, una pesadilla, lo que aquí lo espera supera —con mucho—, la vivida en Washington; lo fue también, cuando menos, por el hecho obvio de que allá no se habla español (del trópico) sino inglés.

También, porque para todo gobernante mexicano no hay reto mayor que el que tiene que ver con la relación con Estados Unidos. Esta dificultad se pierde en el tiempo pues desde siempre ha sido complicada. No es difícil entender esta realidad; por un lado, un país joven —prácticamente sin historia—, con una actitud pragmática y visión de futuro que sorprende al más pintado; por el otro, un país donde se venera el pasado, y se teme al futuro.

La relación entre un país en constante cambio —que ve siempre al futuro sin lastre ideológico alguno— y otro anclado en el peor de los pasados, siempre será una pesadilla; de ahí lo dicho: la relación con Estados Unidos siempre será difícil. Algunas veces por nuestra necedad e ignorancia de lo que es y representa Estados Unidos y en otras, por no ver la oportunidad que representa para México si lo viéremos más allá del que nos arrebató la mitad del territorio.

Verlo sin ese antinorteamericanismo caduco, y partir de las grandes transformaciones registradas desde los años 50 del siglo pasado, nos permitiría aprovechar las ventajas que la vecindad brinda para modernizarnos, siempre y cuando dejemos de lado tonterías como “la defensa de la soberanía” la cual, hoy, a pocos interesa. ¿Por qué no entender y aceptar que lo de hoy y mañana es la interdependencia, no el aislamiento ni la autarquía?

¿De qué serviría a nuestra economía y su futuro y a los mexicanos todos, de hoy y del futuro, la relación con Estados Unidos, si la visión que hoy marca la gobernación es el rechazo a lo que ese país representa? Aquí, despreciamos el capital privado y rechazamos a los empresarios e impedimos sus inversiones.

Hoy, como hace más de un cuarto de siglo, se fincan esperanzas casi mágicas o milagrosas en la puesta al día del TLCAN (que entró en vigor el 1 de enero del año 1994). Sin dejar de reconocer las grandes transformaciones en no pocas actividades y áreas de nuestra economía, muchas de ellas permanecen aún intocadas.

Asimismo, persiste nuestra arraigada renuencia a cambiar y por el otro, ideologizamos absolutamente todo. Pensamos como si este año fuere uno del séptimo decenio del siglo XX; esa mentalidad aceda y caduca debería avergonzarnos, en vez de querer replicar esa época y aplaudir al gobierno que eso busca.

Somos, para decirlo claro, mexicanos que nos negamos a dejar esa idea peregrina que nos lleva a ver al México de hace 60 años como un país justo, igualitario y democrático. Pretendemos un imposible: ver nuestras mentiras como verdades axiomáticas.

Así, ¿para qué queremos decenas de tratados y de qué sirve la actualización del T-MEC? ¿Qué utilidad tendría un instrumento del siglo XXI si quienes nos gobiernan, quieren replicar hoy aquellos años? ¿Así cómo, pues?

PUBLICIDAD

Notas de Interés

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

Te puede interesar

close
search