Opinión

La gastadera de diciembre

De no organizarse y destinar un presupuesto específico para ello, los gastos que se ejercen en diciembre...

Daniela González Lara
Analista

jueves, 05 diciembre 2019 | 06:00

De no organizarse y destinar un presupuesto específico para ello, los gastos que se ejercen en diciembre pueden dañar por meses la economía de las familias quienes, por esmerarse en pasar las fiestas de Navidad con regalos para todos los integrantes del núcleo, quedan endeudados con cifras que en otro momento del año nunca hubieran gastado.  

La buena noticia es que estamos muy a tiempo de diseñar el plan estratégico que nos permitirá tener no solamente unas felices fiestas, sino un comienzo de año equilibrado en las finanzas personales y para ello debemos considerar los gastos que estamos dispuestos a realizar con relación a los ingresos ordinarios y extraordinarios que obtendremos por ser el final del año, como lo es el aguinaldo y alguna que otra prestación extra en el mejor de los casos.

Un buen destino para ese dinero extra siempre será pagar deudas para dormir tranquilo, hacerse una revisión médica ya que tener buena salud nos brinda calidad de vida dándonos fuerza para cumplir los propósitos del año próximo, viajar para alejarnos de la rutina y vivir nuevas experiencias que expandan nuestros horizontes, ahorrar para tener un fondo de emergencias pues la previsión nos asegura calma ante cualquier vicisitud,  y agregaría por ultimo pero no menos importante la posibilidad de invertir, ya sea en instrumentos financieros de bajo riesgo como son los Cetes (Certificado de la Tesorería de la Federación), el propio Afore (Administradoras de Fondos para el Retiro) o invertir en la compostura del coche, la casa o en nosotros mismos pagando algún curso que al corto tiempo nos brinde la posibilidad de obtener un segundo ingreso. Propóngase la organización de su dinero este mes, incluso fallando en el intento es mejor que no haciendo ningún plan, dese cuenta que estas fechas son atentados a nuestras finanzas y actúe en consecuencia.

Lamentablemente la Navidad como época de amor, reconciliación y compasión pareciera haber quedado atrás frente al compulsivo frenesí de las masas que se vuelcan a los centros comerciales desesperados por gastar los pocos ingresos que puedan percibir, muchas veces con el único afán de cumplir con los estándares sociales que los grandes industriales han marcado: si no tienes arbolito, cena, ropa nueva, los últimos dispositivos electrónicos y demás artículos que te den un signo de estatus y prestigio dentro de un grupo social, se dice que no tendrás una feliz Navidad.

Lo que debiera ser una época de reflexión por lo vivido a lo largo del año y un momento de paz para cerrar ciclos y planear el futuro próximo, se convierte en estrés y ansiedad para muchos, que, sin recursos para alcanzar esos estándares marcados por los altos intereses económicos, se quedan endeudados por meses o se sienten miserables creyendo que la navidad es un tiempo sólo para que gocen quienes tienen con qué pagar estos bienes no esenciales.

Este tiempo en el nuevo milenio se llama consumismo y compromete seriamente los recursos naturales y el equilibrio ecológico, entre otros males sociales.

Juntos podemos hacer un contrapeso a los grandes intereses y salvar la navidad. Estamos a tiempo de festejar de otra manera y aunque parezca extraño y difícil al principio (pues nos han programado para comprar compulsivamente), dejara un mejor sabor de boca el regalar creatividad haciendo un presente con nuestras propias manos, ¿qué tal le vendrían unas ricas galletitas hechas en casa? ¿O regalar a la familia completa una actividad deportiva o cultural que puedan disfrutar juntos ese o cualquier otro día? Hacer un donativo destinado a proteger a los bosques, defender los derechos humanos, o apoyar a otra causa importante también es buena idea. 

Para los que no quieren descartar por completo la tradición de intercambiar regalos en Navidad están los bazares donde artesanos y comerciantes locales ofrecen sus productos, no olvide a la vecina que vende por catálogo, a los artistas que dibujan o pintan, la gente que ofrece sus productos por redes sociales, en fin, nuestra gente.  

Hagamos que el dinero llegue a personas comunes y no a trasnacionales y así más personas tendrán una feliz Navidad.

Termino mi comentario con otras económicas sugerencias de regalos navideños (probablemente cursis, pero efectivas): a su enemigo regale olvido, a su oponente la tolerancia, a un amigo lealtad, a los niños y niñas, un buen ejemplo y a usted mismo, amor y respeto. Gracias por leer y regalarme el favor de atención.

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