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Opinión

La agenda ambiental de la 4T

La semana pasada, en una charla amena que sostuve con mi primo, comentábamos cuál había sido la aproximación de la 4T al tema del cuidado del medio ambiente

Sixto Duarte
Analista

martes, 24 noviembre 2020 | 06:00

La semana pasada, en una charla amena que sostuve con mi primo, comentábamos cuál había sido la aproximación de la 4T al tema del cuidado del medio ambiente. Coincidimos en que los partidos y proyectos políticos que abrazan una ideología progresista, regularmente priorizan el medio ambiente dentro de sus respectivas agendas.

El tema del medio ambiente, es siempre un tema complejo desde la óptica gubernamental, pues debe ponderarse adecuadamente un óptimo nivel de cuidado del mismo, sin desincentivar por otro lado la inversión y el desarrollo económico. Inclinarse por uno de los dos extremos es siempre perjudicial, de ahí que sea importante adoptar una posición que vincule ambos temas.

En el caso del proyecto político de López Obrador, por haberse vendido como el más progresista de los candidatos en 2018, la lógica hubiera indicado que abrazaba una agenda respetuosa del medio ambiente. Al menos, mucha gente que promueve políticas públicas en ese sentido, así lo creyó. Sin embargo, el ejercicio de su gobierno ha demostrado que el medio ambiente no está en sus prioridades.

Una de las primeras acciones que este gobierno tomó, incluso antes de iniciar funciones, fue la consulta pública para cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. El principal argumento esgrimido por parte de los promotores de la iniciativa (que tenía más una carga política que una genuina preocupación por el ambiente) era que había que cuidar un vaso de captación de agua que ellos llamaron “lago”. De ahí, que la feligresía de López Obrador repitiera incesantemente “yo prefiero el lago”.

La 4T ya tenía un plan alternativo para construir otro aeropuerto en la Base Aérea de Santa Lucía. Irónicamente, al momento de cancelar el proyecto del NAIM y proceder con la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles, el Gobierno federal no había obtenido un estudio de impacto ambiental para el nuevo plan. Incluso, el gobierno ignoraba que en las zonas aledañas al aeropuerto había un cerro que probablemente había que dinamitar. Aquí nadie dijo “yo prefiero el cerro”.

Posteriormente, el anuncio de la construcción del Tren Maya vino también a contradecir la postura supuestamente ambientalista del nuevo gobierno. Tratando de llevar desarrollo turístico a la península de Yucatán, el gobierno federal desestimó el hecho de que habrá destrucción de zonas protegidas a lo largo de todo el trayecto de este tren.

Esta decisión, de carácter económico por encima de la preocupación ambiental, tampoco viene a solucionar problemas añejos en algunas de las zonas, pues el Gobierno federal ha negado la construcción de estaciones en algunos lugares, mismas que servirían para que la producción agropecuaria de la región pudiera alcanzar otros destinos dentro de México. Es decir, es una decisión que ponderó el crecimiento económico, pero de unos cuantos.

Aunado a lo anterior, la desaparición del Fonden junto con la reducción de presupuesto a la Conafor, en adición a otras decisiones tomadas motivadas por una supuesta “austeridad” vienen a confirmarnos que el ambiente no es algo que importe a la 4T.

La decisión de construir la refinería de Dos Bocas también viene a demostrar el nulo interés en materia energética de la actual administración. En este caso, en lo personal entiendo que se debe garantizar la soberanía energética en el país. También entiendo que no podemos dejar de depender de combustibles fósiles de un día para otro. Pero la decisión de elegir Dos Bocas deja la sensación de haber sido tomada al aventón, sin la planeación debida. No sería una novedad en la 4T.

Por otro lado, la Comisión Federal de Electricidad (encabezada por Manuel Bartlett) determinaron seguir adquiriendo carbón para la producción de energía eléctrica. Es decir, no existe un ánimo de innovar en el sector, ni de buscar tecnologías más amigables con el ambiente.

La crítica realizada por el presidente a las turbinas eólicas porque le parece que contaminan visualmente algunas zonas del país, también demuestra una profunda ignorancia del tema, y confirman que no hay interés alguno en el medio ambiente.

Por último, el nombramiento reciente de María Luisa Albores como secretaria de Medio Ambiente, quien cuenta con un perfil muy vinculado a temas de desarrollo social y agropecuario, pero nada vinculados a la protección del medio ambiente, reiteran cuál es la postura del Gobierno federal ante un tema tan prioritario como lo es el ambiente.

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