L12 y elecciones descarrilan la 4T

Ciudad de México.- Además de un par de vagones en la estación Olivos en Tláhuac, la (injustificable) tragedia ocurrida el pasado 3 de mayo en la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que dejó un saldo de 26 muertos y más de 80 heridos, descarriló también el plan sexenal original de la 4T y, al margen de puntadas matinales, la propuesta sucesoria de Andrés Manuel López Obrador, colocándole a él y a su gobierno ante la disyuntiva de insistir en la promoción y defensa de quienes desde el inicio fueron considerados favoritos o emprender el arduo ejercicio de definir nuevos perfiles de cara al 2024.

Ello, agravado por el desastre electoral del pasado domingo 6 que, prácticamente, nulificó las posibilidades de la cuestionada Claudia Sheinbaum y la “guerra frontal” que el equipo de ésta y sus aliados en otros muchos ámbitos del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) emprendieron contra Marcelo Ebrard, tienen ahora al tabasqueño, a decir de sus cercanos, al borde del colapso, indignado por las consecuencias del percance ferroviario, derrotado electoralmente en el centro del país y, lo peor, “sin cartas sobre la mesa…”.

Por ello entonces es que, insistamos, tanto al interior del gobierno de la 4T como en áreas aledañas, surgen versiones cada vez más sólidas sobre el inminente estallido de una gran confrontación de cara a la sucesión que, en un principio al menos, apuntan al zacatecano coordinador de la fracción oficial en el Senado, Ricardo Monreal —cuya permanente presencia en el ser y quehacer del actual gobierno es de sobra conocida— o al mandamás en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo —impulsor, en su momento, de una de las fórmulas que buscaron dirigir a Morena— como protagonistas-interesados, además de otros —no más de un par, ciertamente— que en medio de la emergencia pudieran ser considerados.

A la par, no sobra hacer referencia a la puja que por el control del partido del gobierno y de muchas de las posiciones, y presupuestos sin lugar a dudas, que quedaron sin responsables directos tras los comicios y que hoy alientan la cada vez más encarnizada confrontación entre las diversas tribus del oficialismo, ante la práctica ausencia de una dirigencia capaz de controlar las desbordadas ambiciones e intereses de los distintos grupos, pues ni el siempre obsequioso Mario Delgado Carrillo ni la extremista Citlalli Hernández parecen estar en disposición de involucrarse.

Ahí, pues, algunos de los motivos del desvelo de Ya Sabemos Quién…