Opinión

Jugar a las vencidas

No es común que se haga tanta publicidad a la importación de un medicamento

Sergio Sarmiento

lunes, 23 septiembre 2019 | 06:00

Ensenada—No es común que se haga tanta publicidad a la importación de un medicamento. Este pasado 21 de septiembre, sin embargo, las secretarías de Salud, Marina y Hacienda emitieron un comunicado conjunto en el que anunciaron “la compra internacional” de 38,200 unidades “del medicamento llamado metotrexato”. 

    ¿Por qué tanto bombo y la participación de tres secretarías? Se entiende Salud y quizá Hacienda, que hoy centraliza todas las compras, pero según el comunicado Marina “tuvo la responsabilidad de ser la dependencia que consolidó los requerimientos del Sistema de Salud y, una vez hecha la compra, “se encargó de internarlo a través de su agente aduanal”. 

    El Gobierno federal ha reaccionado así a la escasez de una medicina que en un principio negó. El presidente López Obrador atribuyó “las campañas de que se están muriendo los niños porque no hay medicinas para el cáncer” a “tres empresas” farmacéuticas que están molestas “porque tenían una mina de oro y ya se les acabó” (30.08.19). En realidad fueron los padres de los niños enfermos los que protestaron y generaron atención. Pero este pasado fin de semana la versión oficial cambió. La escasez sí era real, pero se debía a “tres empresas que ni producían los medicamentos, pero tenían influencias. Andan queriendo jugar a las vencidas. Nos quisieron boicotear al no entregar las medicinas para los niños con cáncer”. 

    Las farmacéuticas nacionales, sin embargo, no se han negado a entregar el medicamento. La Comisión Federal para Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) frenó en mayo de este 2019 la producción de la planta en Coyoacán de Pisa “a partir de una denuncia en el Hospital del Niño Poblano por reacciones adversas por el uso del metotrexato”. Pisa pertenece al mismo grupo que Dimesa, una de las tres empresas distribuidoras que el presidente vetó en un memorándum el 20 de marzo. 

    Ya López Obrador había advertido que si no hay medicamentos, “se toma un avión. a donde sea” para comprarlos. Y lo ha hecho. No adquirió la medicina en India o China, los más baratos, sino que recurrió a Mylan, una empresa originalmente estadounidense, hoy con sede en los Países Bajos, que absorbió Matrix Laboratories de la India y la línea de genéricos de Merck en Europa. La planta de Francia cuenta con certificación de la Autoridad Sanitaria Europea. No sé si esto baste para una autorización de Cofepris, pero por lo menos suponemos que el medicamento sí es bueno. 

    Nos dijeron, sin embargo, que las farmacéuticas tenían una mina de oro y resulta que la compra en Francia no ahorró nada. El precio de la presentación de 50 miligramos fue de 3.8 euros por unidad, 81.70 pesos, pero la “administración pasada” compró el medicamento “al único laboratorio que lo producía”, Pisa, en 82 pesos. El ahorro es, pues, de 30 centavos por unidad. La presentación de 500 miligramos se compró a Mylan a 253.70 pesos contra 254.70 de Pisa. El economista Isaac Katz ha calculado el ahorro total en solo 17,739 pesos. Seguro se gastó más en trámites y viajes. 

    Yo no soy partidario del nacionalismo económico, pero el presidente sí. En distintas ocasiones ha afirmado que en México debemos producir lo que consumimos. Sin embargo, suspender la producción de un medicamento en México porque el productor no es grato, aunque haya ganado licitaciones, para comprar por asignación directa el mismo producto a virtualmente el mismo precio en el extranjero no es la forma de lograrlo. 

Ley perdida

Ahora dicen que la Ley Bonilla, que amplía el mandato del gobernador electo de Baja California de dos a cinco años, está perdida. ¿Cómo se pierde una ley? Me imagino que la encontrarán unos días antes de que Jaime Bonilla tome protesta como gobernador.

Twitter: @SergioSarmiento

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