PUBLICIDAD

Opinión

OPINIÓN

Inclusive ‘El 300’ pasó por encima al corralato

Nada fue informado sobre la liberación de René Gerardo S. G., alias “El 300”, a quien los entonces fiscales César Peniche, Jorge Nava, y el propio exgobernador, calificaron como generador de violencia entre Chihuahua y Juárez

LA COLUMNA
de El Diario

domingo, 02 enero 2022 | 06:00

PUBLICIDAD

Semanas antes de irse Javier Corral al término de la administración, aparentemente sufrió una derrota más de las incontables que lo golpearon a lo largo de los cinco años.

Decimos “aparentemente” porque nada fue informado sobre la liberación de René Gerardo S. G., alias “El 300”, a quien los entonces fiscales César Peniche, Jorge Nava, y el propio exgobernador, calificaron como generador de violencia entre Chihuahua y Juárez.

Hablaron con inusitada profusión sobre las actividades de “El 300”, pero sospechosamente no fue detenido por ellos y sí fue liberado por ellos. Fue arrestado a principios de noviembre del 2018 por agentes de la entonces Policía Federal mientras se dirigía a la zona urbana de Chihuahua por la carretera al aeropuerto.

“El 300” ganó amparo tras amparo hasta que en absoluto silencio fue liberado por la autoridad estatal, casualmente días antes de concluir la administración.

En apariencia no le pudieron comprobar a Gerardo S. su participación en los hechos delictivos de los que fue acusado.

Se desconoce lo que ocurrió, cuáles fueron las razones últimas de la determinación judicial para otorgarle la libertad, lo cierto es que fueron dejados en ridículo al no comprobar las acusaciones.

Bueno, así como se manejó en la más completa opacidad este proceso, cuando en su momento había sido objeto de un cacaraqueo fenomenal de propaganda, para después asumir un silencio sepulcral, en el mismo tono fue la conducta gubernamental del fallido quinquenio en otros múltiples casos relacionados con la seguridad.

Pura propaganda y parloteo en el exgüevornador Corral y sus corifeos, mientras el índice delictivo de homicidios se mantenía al alza en relación con el año anterior producto de guerras intestinas de grupos criminales, vendettas y la innegable colusión de ciertos integrantes de cuerpos policiacos, con amplias zonas del territorio estatal controladas por el crimen organizado. El cristal, el fentanilo y la cocaína son el jugoso mercado en disputa.

Había –y hasta la fecha se mantienen en algunos casos- zonas donde ni la estatal ni la federal, ni el Ejército entran, más que para realizar uno que otro operativo.

Pero no hay que ir tan lejos, los niveles de violencia que enfrentamos en Ciudad Juárez son una verdadera y cruda realidad. La herencia del corralato en la materia es escalofriante.

Es esta ciudad otro ejemplo histórico fallido de la política de control del crimen, donde los abrazos, el golf y el despilfarro, han cobrado miles de víctimas, más de dos mil para ser exactos el 2020; el 2021 quedó con cifras similares.

Solo para darnos una idea del lugar donde nos encontramos, actualmente aporta esta ciudad fronteriza casi el seis por ciento de los homicidios dolosos a nivel nacional, en la punta de tan fatídico honor junto con Tijuana y más grave aún León e Irapuato.

***

Juárez es el municipio que tiene más carpetas de investigación abiertas por homicidio a nivel nacional y estatal, pero eso de poco sirve. La mayoría de los homicidios quedarán en la impunidad y el subregistro. Hay, aunque no se quiera aceptar, una cifra negra delatada en los números anuales del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).

Tenemos el dato estatal de la manipulación de los números, aunque por el tipo de recogida de datos, los informes llegan hasta un año después. Por ejemplo. Si en 2020 el Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó dos mil 566 homicidios, el INEGI reporta tres mil 376, un 23 por ciento más a nivel estatal, con diferencias elevadísimas hasta de un 30 por ciento en los meses de abril, julio, enero, mayo y junio. Esto indica que, por cada 10 homicidios, hay tres que no se reportan por las fiscalías al mencionado SNSP. Esa es la cifra negra mañosamente ocultada.

México Unido Contra la Delincuencia realizó un estudio pormenorizado de esos números que arroja el INEGI, datos calientitos, apenas hace 15 días.

Más del 60 por ciento de los asesinatos cometidos en el estado ocurren aquí, con una tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, que es cierto, se ha reducido en comparación al 2010 (221) pero que sigue siendo igualmente altísima en relación con la media nacional (27.9) y que en 2020 se quedó en 60, cuando veníamos de un período de cierta estabilidad, 36.6 de tasa en promedio.

La violencia letal sigue siendo un fenómeno sumamente concentrado en muy pocas zonas. Esto es, en 908 de los dos mil 465 municipios de la república mexicana no ocurrió ningún homicidio y en otros mil 72 sucedieron menos de 10 casos durante el año, tan solo cinco municipios acumularon 17% de toda la violencia letal del país, entre ellos Juárez, Tijuana, Celaya, León e Irapuato.

En esta ciudad, el total de homicidios ocurridos en 2020 aumentó 38% en comparación con 2019. Esta cabecera municipal concentra el 98% de los casos, seguida de San Isidro y San Agustín con 10 asesinatos cada uno.

En el municipio, los hombres asesinados tenían 33 años en promedio y fueron principalmente ultimados con algún arma de fuego (67% de las víctimas) y/o en la vía pública (52%). Las víctimas mujeres, a su vez, eran más jóvenes en promedio (32 años) y fueron asesinadas principalmente en la vía pública y en las viviendas (44% y 22% respectivamente) y/o con un arma de fuego (61%).

Datos estremecedores, ocurridos en un contexto donde las cosas no han variado mucho. Al mes de noviembre, con los datos maquillados del SNSP llegamos a los dos mil 184 homicidios, muy cerquita del año pasado, sin contar diciembre y por supuesto, en espera de que se desvele el telón de la cifra real que el INEGI nos dará hasta el año venidero.

***

En este contexto de violencia, donde Juárez ocupa uno de los primerísimos lugares en todo el país, asistimos a la misteriosa desaparición de la Guardia Nacional hace unas semanas.

Se fue la corporación militar de manera coincidente con el homicidio de un muchacho paseño a manos de sus elementos y el recrudecimiento de las temibles extorsiones que acaban con el patrimonio y hasta la vida de personas muy trabajadoras, emprendedores por lo general muy humildes con negocios tan modestos como un puesto de hamburguesas, de tacos... desponchadoras…

Se fueron cerca de dos mil agentes sin la más mínima explicación, cuando se supone que representan una de las principales garantías de seguridad para los ciudadanos.

Nada más porque se descubrió que se habían ido, y comenzaron las especulaciones sospechosistas, de pronto regresaron esta semana algunos de los que se fueron en la víspera de Navidad. Así como se fueron, volvieron, en opacidad evidente.

Ese es el tamaño del paquete que tienen en particular el gobierno de Cruz Pérez Cuéllar y el gobierno de Maru Campos, porque efectivamente recibieron un desastre, pero necesitan ponerse aguzados para no cometer los mismos errores de Corral y evitar también que su trabajo sea relacionado con las omisiones severas del Gobierno federal, que en una ciudad con los niveles de criminalidad como los que vivimos, se notan a flor de piel y resultan inocultables.

Eso más que todo porque muchos de los operadores siguen siendo los mismos del corralato. Han permanecido ellos a lo largo de varias administraciones, sin dar resultados, por lo que es tema que debe ser sometido a análisis permanente para tomar decisiones cuando estamos apenas iniciando la administración es momento más que oportuno para corregir anomalías.

Un ingrediente adicional, la eliminación de fideicomisos para apoyar los esfuerzos de equipamiento para los cuerpos policiacos estatales y municipales, con la concentración en el ámbito del cuerpo policiaco federal, anticipan un año complicado.

En el Gobierno estatal está sin duda presente el reto de rehacer el trabajo de la Fiscalía y luego recomponer a la Secretaría de Seguridad Pública, que terminó en pedacitos con un montonal de policías sin base y expuestos a la captación criminal.

Por las mismas, el Gobierno municipal morenista, también con la impronta de fortalecer la Policía Municipal, que ha trabajado bien, pero requiere una inyección de recursos y cuidado para no demeritar su calidad.

La radiografía es clara, el reto monumental.

PUBLICIDAD

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

close
search