Huidas entre vehículos y reventones de casas

-Huidas entre vehículos y reventones de casas

-En Juárez nomás el gobernador manda

-A rendir cuentas los aspirantes de Morena

-En campaña con niños y embarazadas

A salto de mata, o a salto de carro puede ser más específica la expresión.

Así nos aseguran que andan las cosas entre amigos y excolaboradores del exgobernador, César Duarte.

Hablan de que hace semanas pudo escapar por algunos segundos, y brincando entre vehículos en transitadas calles de Guadalajara, el exsecretario de Salud, Pedro Hernández.

El hecho habría ocurrido inclusive antes de ser aprehendido el exgobernador en Florida.

Hernández encabezó en Salud operaciones por más millones que Obras Públicas, donde ha insistido Corral que hubo “monumentos a la corrupción” como la construcción de la Ciudad Judicial, en Chihuahua; y las oficinas administrativas del Pueblito Mexicano, dirigidas ambas por el jefe del área en Juárez, Everardo Medina.

Varios agentes de la Fiscalía General del Estado habrían ubicado a Hernández en Jalisco, trataron de aprehenderlo en Guadalajara pero logró burlarlos brincando entre vehículos.

Otros agentes “reventaron” el pasado fin de semana varios domicilios en Parral donde suponían escondido al exjefe de Gobernación estatal y exsubprocurador de Justicia en la zona sur, Walter Villalobos Rodríguez.

Los supuestos delitos del susodicho tendrían que ver con venta de ganado y negocios inmobiliarios como prestanombres de distintos personajes del anterior sexenio.

Como ellos son decenas quienes andan en las mismas condiciones. A salto de mata.

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Ayer quiso dejar claro de nuevo el gobernador quién manda en Juárez.

Tenemos que durante su anterior recorrido llegó a la cabeza de la comitiva Miriam Saldívar, una operadora de “Igor” Manuel del Castillo, peleó “por la plaza” contra la vocera del gobernador en Juárez, Evangelina Mercado, pero no; ella no es la que manda aquí (fotos en la versión digital de La Columna).

Llegó Javier Corral a esta frontera en el jet CJ3 desde las siete de la mañana, visitó un par de obras, esquivó la reunión de seguridad comprometida desde la semana pasada y regresó al aeropuerto para volar a Torreón a un encuentro político con otros gobernadores. Él es quien manda.

La visita a las obras en Paseo Triunfo de la República y Tecnológico no fue para mejorar el flujo vial ocasionado por la imprevisión y la arbitrariedad, fue para grabar más spots televisivos. Apenas concluyó y se retiró.

Sólo estuvo acompañado, igual que la semana pasada, por José Luis “El Puma” Rodríguez. Nadie fuera de ellos sabe el papel que juega. En los comunicados de prensa lo presentan como “exdirector municipal de Obras Públicas”.

Ya dijimos el domingo en este espacio y la semana pasada que el gobernador sigue sin tomar en cuenta a las autoridades municipales, ni a los sectores económicos ni sindicales. Nada.

Tampoco ni por asomo ha convocado a los expertos en la materia, a los miembros y/o directivos de la Cámara de la Industria de la Construcción, quienes necesariamente debieron ofrecer sus puntos de vista justo para evitar lo que ahora ocurre: desorden vial por mala planeación en la proyección y ejecución de las obras.

Es tanta la cerrazón y el celo que el gobernador no quiere escuchar otra voz que la suya en ese y otros muchos temas.

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Los exgobernadores reaparecieron en público el domingo al lado de Javier Corral pero nomás para dar pena ajena.

Corral los tuvo en el patio central de Palacio de Gobierno para tratar de legitimar socialmente las “nuevas medidas” generales y particulares en materia de Covid pero ni a ellos les hizo caso.

Patricio Martínez “reclamó” durante el evento “unidad” de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes del estado para enfrentar la pandemia, y es lo que menos ha hecho Corral Jurado. Voz en el desierto del exmandatario.

Vaya, no convocó ni a los líderes de los principales “beneficiados” en la nueva etapa de nuevas medidas, los comerciantes; menos a las autoridades municipales del estado (cada municipio sólo debe escuchar y acatar) ni tampoco a los titulares de los otros dos poderes de la entidad, el Judicial ni el Legislativo.

Francisco Barrio, José Reyes Baeza y Fernando Baeza también aventaron algo de rollo pero anestésico, nada que abone ni a la petición de Patricio porque no les hace caso Corral ni menos que ayude a los chihuahuenses en su dolor físico y/o económico.

Han carecido del poder elemental inclusive para crear el famoso banco de alimentos anunciado con bombo y platillo durante la “histórica” primera reunión entre ellos y el gobernador.

Y de floreros tampoco son de auxilio. Ahuyentan a la clientela de las nuevas frescas generaciones.

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Alrededor del 30 de agosto vendrá a Chihuahua el líder nacional de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, para llamar a cuentas a todos los aspirantes a la gubernatura. Cada uno jala para su lado, los golpes bajo la mesa están a la orden del día y se han olvidado de que primero deben sacar un proyecto de unidad.

El acuerdo de un encuentro de altura del dirigente y los precandidatos fue tomado en una discreta reunión de consejeros realizada el pasado domingo por la tarde. Participaron las cabezas de los grupos y aliados de Juan Carlos Loera, Rafael Espino, Alejandro Díaz, Cruz Pérez Cuéllar, Carmen Almeida y Martín Chaparro.

Amarraron la presencia del dirigente nacional consejeros como Fernando Tiscareño, Zianya Sandoval, Sebastián Torres, Miguel Ángel Colunga, Osmand González, Karen Mora, Hugo González y Ernesto Visconti. La idea es que a finales del mes hable con todos los apuntados para que le bajen presión a la contienda interna.

El encuentro de consejeros fue convocado por el riesgo real de una fractura mayor en Morena una vez que alguno de los aspirantes resulte designado como candidato a gobernador.

Las condiciones actuales del partido son de una profunda división y cero lealtad a las siglas. Todos creen que siendo postulados habrán de ganar por obra y gracia del nombre o por la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador. Ninguno, por lo tanto, parece preocupado por difícil labor de mantener la unidad morenista, lo que es casi una utopía.

Con la fecha tentativa que fijó Ramírez Cuéllar se espera que los precandidatos le bajen dos rayitas a su ruido. Ya que venga el dirigente y explique el procedimiento de selección de forma más detallada se verán los resultados.

La labor de dirigir a todos los aspirantes a un mismo rumbo es misión imposible. Los orígenes de cada uno, sus intereses, los grupos de apoyo que tienen, difícilmente habrán de coincidir en un perfil diferente al que ya apoyan. Pero al menos hay quien le hace la lucha al acuerdo previo a la designación del candidato.

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Primero en un evento público y luego de casa en casa, el secretario de Desarrollo Social y su subsecretario en Juárez, Luis Aguilar y Ramón Galindo, entregaron unos cuantos regalos a mujeres embarazadas.

Fue en la colonia Felipe Ángeles donde los funcionarios se instalaron buena parte del sábado pasado, acompañados de gran cantidad de empleados de la dependencia.

Además de que fueron pocos los apoyos, ni en el acto de entrega oficial ni en el posterior reparto por los domicilios se siguieron todas las medidas sanitarias. Algunas imágenes de muestra pueden verse en la versión digital de La Columna, donde aparecen menores sin cubrebocas o mamás que apenas pueden moverse citadas para recoger los artículos.

Lo que no se ve en las fotos fue peor, según las denuncias que llegan del lugar. Funcionarios sin la menor precaución manipulando los “kits de bienvenida al bebé” y amontonados en el sitio. Nomás les faltó la tambora para armar el mitin, al fin que los acarreados de la misma dependencia ya los tenían reunidos. Seguro fue más la viaticada que el monto de los regalos entregados.

En el colmo de las incongruencias, las entregas de estos apoyos se presumieron como parte de las acciones “para apoyar en la prevención del Covid”.

Todo en realidad fue armado para hacerles campaña promocional a los titulares de Desarrollo Social, que no pierden de vista sus objetivos políticos en plena pandemia.