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Opinión

Hablemos de participación ciudadana

El día 23 de junio de 2018, se publicó en el Periódico Oficial del Estado la Ley de Participación Ciudadana, cuya importancia según Gaventa, consiste en 'la forma en que los ciudadanos ejercerán influencia y control sobre el gobierno'

Óscar David Hidalgo Ávalos
Analista

martes, 28 septiembre 2021 | 06:00

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El día 23 de junio de 2018, se publicó en el Periódico Oficial del Estado la Ley de Participación Ciudadana, cuya importancia según Gaventa, consiste en “la forma en que los ciudadanos ejercerán influencia y control sobre el gobierno”, en ella se regulan los diferentes mecanismos que permiten a la ciudadanía tomar parte en las decisiones del gobierno, destacan el referéndum, el plebiscito, la consulta ciudadana, la consulta popular y la iniciativa ciudadana, entre otros.

Tales instrumentos imprimen el sello de gobernanza que todo país necesita si quiere considerarse democrático, con ellos, se genera la interacción que debe existir entre gobierno y gobernado, de ahí que, en nuestra ciudad, existan diferentes personas y organizaciones de la sociedad civil que han alzado la voz para exigir a la autoridad que cumpla con las obligaciones que le son inherentes.

Asimismo, con el propósito de fortalecer las relaciones entre gobierno y sociedad se establecen como instrumentos de participación la audiencia pública, la consulta pública, los consejos consultivos, el presupuesto participativo, el cabildo abierto, la colaboración ciudadana, etcétera.

Este tema es una moda en los diferentes discursos políticos, a detalle, los candidatos a los diferentes cargos de elección popular prometen la apertura necesaria para que la ciudadanía participe cada vez más, al final de cuentas, el prometer no empobrece; sin embargo, poco se conoce respecto a ¿cómo se integran y de qué manera podemos hacer uso de dichas herramientas?, en ese aspecto la ley es por demás parca y carece de medios de exigibilidad eficaces que permitan a la ciudadanía lograr la intervención en las decisiones que atañe también a las y los ciudadanos.

Ahora bien, existen organizaciones de la sociedad civil que utilizan los mecanismos de participación ciudadana para involucrarse en diferentes temas de gobierno, empero, lejos de lograr la corresponsabilidad gobierno-ciudadanía, que fortalece el vínculo social a que se hace referencia en párrafos anteriores, se dedican al desprestigio de las instituciones y las acciones que se llevan a cabo, es decir, no actúan objetivamente y no observan los problemas y las situaciones que prevalecen en nuestra localidad, con un enfoque de equilibrio entre la emoción y el razonamiento, tal y como lo refiere Isabel Agüera, es decir, imprimen en sus acciones una pasión que los aleja de la realidad, pareciera que dichas organizaciones solo forman un grupo de choque contra aquellos que se encuentran en el poder y no pertenecen al partido político que ellos apoyan y terminan por engañar a la ciudadanía.

Lo anterior, en conjunto con la poca confianza que la ciudadanía tiene en las autoridades e instituciones públicas y que se traducen en falta de legitimidad y hartazgo social que se demuestra a través de diferentes publicaciones en páginas electrónicas y redes sociales, impiden que se cumpla con el reconocimiento al derecho humano en comento, mismo que la Constitución Política del Estado de Chihuahua lo entiende como “la capacidad de las personas para intervenir en las decisiones de la administración pública, deliberar, discutir y cooperar con las autoridades, así como incidir en la formulación, ejecución y evaluación de las políticas y actos de gobierno”.

Existe también la otra cara de la moneda, la de aquellos que se han arriesgado y han puesto su empeño, dedicación y pasión para cooperar a través de la colaboración ciudadana, sobre todo en cuestiones de seguridad pública, presentando diferentes planes, proyectos, mecanismos de evaluación e invirtiendo el recurso económico necesario, persiguiendo en todo momento el sueño de contar con instituciones de seguridad pública dignas, instituciones que ponen manos a la obra, alejándose de todo tipo de crítica y envolviéndose en el trabajo colaborativo.

Participar activamente, es tener la decisión de enfrentar esos límites que la ley prevé, es salir de la zona de confort en la que nos encontramos, es ponderar entre lo que necesitamos como sociedad y lo que, en conjunto con el gobierno, se puede lograr.

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