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Opinión

Guía ética para la transformación de Chihuahua

En nuestra entidad es urgente atacar la corrupción, modificar las desigualdades sociales, así como atender las crisis económica, de salud y de seguridad en que hoy vivimos

Martín Chaparro Payán
Analista Político

viernes, 27 noviembre 2020 | 06:00

El día de ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó la “Guía ética para la transformación de México”, un documento que habrá de llegar a más de ocho millones de adultos mayores, para que si ellos lo desean, puedan transmitir a sus hijos y nietos los preceptos y valores morales que en ella se integran.

El documento se hace necesario porque en las últimas décadas; y a causa de la implementación de las políticas neoliberales; nuestro país sufrió los embates de una crisis en sus “valores culturales, morales y espirituales” (Presidencia, 2020).

Dicha crisis desembocó en un mal que aún hoy en día nos cuesta tanto erradicar: la corrupción.

En nuestra entidad es urgente atacar la corrupción, modificar las desigualdades sociales, así como atender las crisis económica, de salud y de seguridad en que hoy vivimos.

Dos valores de los que se integran en el tratado en cuestión, le vendrían bien a Chihuahua: “el respeto a la diferencia” y “la fraternidad” (Guía ética…, 2020).

En cuanto al “respeto a la diferencia”, se aborda la necesidad de evitar “imponer nuestro mundo al mundo de los demás”, que no es otra cosa que aplicar la tolerancia y el respeto por las diversas formas de pensamiento.

Imaginemos cuánto bien le haría aplicar ese valor a quienes hoy nos imponen toques de queda, afectan nuestros comercios y trastocan la vida económica, privada y social. Y encima de todo eso, se atreven a llamarnos “mezquinos”.

Por otro lado, en tanto al principio “de la fraternidad”, se propone “hacer propios los problemas de los demás”. ¿Imagínense si cada gobernante se pusiera en nuestros zapatos un día siquiera?

Sabrían lo que significa salir en la mañana a buscar el sustento, transitar en un transporte público deplorable que pasa cada tres horas; resolver cómo administrar la vida con mil 500 pesos a la semana, ayudar a los hijos en sus tareas, educarlos, vestirlos, alimentarlos y soportar la frustración de no poder darles mejores condiciones de vida.

En el estado grande tenemos gobernantes insensibles que no piensan en la gente humilde, aún y cuando cuatro de cada 10 chihuahuenses viven en condiciones de pobreza (Expansión, 2020).

Desde el gobernador del estado, pasando por sus funcionarios y por muchos alcaldes prevalece una visión individualista, que no considera las grandes necesidades de la gente humilde.

¿Cuál de ellos se ha propuesto bajar su sueldo ante la grave crisis de salud pública en que vivimos? ¿Cuántas ambulancias, camas o respiradores pudieran comprarse con sus exorbitantes gastos en viáticos?

Lamentablemente Chihuahua vive en una podredumbre de políticas y políticos que se sirven del pueblo y que dedican su tiempo a planear su salto a un nuevo cargo público en las próximas elecciones.

Nada menos, el gobernador del estado ha dedicado su gestión no a gobernar, sino a buscar su propio beneficio, a promover rupturas con el Gobierno federal, y a torcer la ley para sus mezquinos intereses.

P.D. Es tiempo de transformar a Chihuahua, unidas y unidos podemos lograrlo.

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