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Opinión

Fiat véritas…

No podemos imaginar el daño que causa a todos los niveles hacer de la mentira forma de relación, el habernos familiarizado con ella; en los relatos de origen, la mentira es causa de desastres cósmicos

Hesiquio Trevizo
Presbítero

domingo, 24 enero 2021 | 06:00

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Et péreat mundus; la cita es de S. Agustín. No podemos imaginar el daño que causa a todos los niveles hacer de la mentira forma de relación, el habernos familiarizado con ella; en los relatos de origen, la mentira es causa de desastres cósmicos. Sin embargo, mentir, nos es tan natural. Mentimos naturalmente, sin darnos cuenta de que todo lo que se fundamenta en la mentira está condenado al fracaso. 

La verdad es la que nos hace libres y, por desgracia, la política es el reino donde la mentira parece tener su asiento, no en exclusiva. Se observa un cuidadoso silencio sobre lo esencial y la truculencia, la superficialidad, la mentira, el sofisma afloran por todas partes. Se nos dice, que, en las actuales situaciones dramáticas, no hay tiempo de ocuparse de la compleja y fatigosa cuestión de la verdad, y que afrontarla significaría dejar a un lado los problemas acuciantes siguiendo el juego a ciertas minorías ociosas. 

Por otra parte, tenemos la impresión de que quisieran contraponerse el amor y la verdad porque los hombres han venido agrediéndose en nombre de la verdad, en tanto que el amor reconcilia y unifica. Pero ¿puede existir el amor donde hay mentira? ¿Tendremos que volver al ‘Mundo de Parménides’? Mejor al Evangelio; Jesús nos invita a escuchar su mensaje, esto nos hará discípulos suyos, conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres. Ante esto solo queda el cinismo de Pilato. ¿Y qué es la verdad? “Fiat véritas et péreat mundus”, que brille la verdad y que perezca el mundo. ¿Qué es un mundo sin verdad? Este, en el que nos debatimos, es decir, un mundo sin belleza, sin justicia, sin paz, sin bondad; un mundo feo. Jesús invita, no a ser buenos, sino a realizar la verdad. El padre de la mentira es el diablo y es mentiroso desde el principio. 

Oí un mínimo fragmento de la mañanera, - a medio día -, y el presidente dijo, en cuestión de segundos, sobre la renuncia de Miriam Veras Godoy, una admirable contradicción: “no sé nada al respecto. Pero no hay problema”. Afirma que no hay problema alguno sobre algo que no conoce. ¿Y si Veras Godoy hubiese renunciado debido al uso desviado o francamente político de la campaña de vacunación, de cifras falsas; de apelar a China y a Rusia? Ella con tres décadas de experiencia. No sabemos. Cierto, las peores mentiras son las medias verdades. Los analistas profesionales le llevan la cuenta, al presidente, de las mentiras, contradicciones, equívocos, desconocimiento de datos y se ha refugiado en el ‘yo tengo otros datos’.

Nos es conocida la personalidad y obra de H. Arendt; su obra Verdad y política es crucial en su pensamiento. El punto capital sobre el que descansa su pensamiento «es la verdad». “Lo que está en juego es la verdad y en particular, la verdad concerniente a los hechos, es decir, «la verdad de los hechos»”. La polémica surge cuando los gobiernos, intentan, no sólo mentir, sino alterar “la verdad de los hechos”.Un gobierno totalitario, o vías de serlo, o un gobierno elegido en democracia que puede actuar en forma totalitaria, tiene como característica esencial la inclinación a despreciar la objetividad de los hechos, y a fabricar la verdad creando a través de la mentira sistemática un verdadero y propio mundo ficticio opuesto a la realidad. Y como como por una especie de maldición, los gobiernos acaban creyendo sus propias mentiras.

En estas circunstancias lo más redituable, máxime con elecciones en puerta, es recurrir al miedo, inocular el miedo en dosis masivas en la sociedad, mantener al pueblo en permanente estado de falsa  máxima alerta; pero con lo que hay que contar es que estos conjuros de tan repetidos pueden incitar su concreción. De tal manera pues que, la teoría de Arendt que pensó fundamentalmente en los gobiernos totalitarios europeos que le tocó experimentar y que costaron al mundo muchos millones de vidas humanas, es extensible a los regímenes llamados democráticos. Esta verdad la podemos comprobar con suma facilidad si leemos o escuchamos atentamente las reseñas del desempeño político en nuestros días.

Los totalitarismos buscan el dominio total del hombre. “Los regímenes totalitarios han buscado consumar «el dominio total» de los individuos, en todos los aspectos de su vida. El «ciudadano» modelo de tales regímenes es el perro de Pavlov, el ejemplar humano reducido a las reacciones más elementales, eliminable o sustituible en cualquier momento por otras formas de reacción, porque se comportan de manera idéntica”.  El proyecto de dominio total intenta destruir todos los factores de “imprevisibilidad” existentes en el hombre, y por tanto la capacidad de actuar, para hacer de ellos súbditos completamente dóciles.  

Tales regímenes presuponen la mentira como el medio esencial para lograr sus fines; de aquí, que el trabajo principal de Arendt haya sido el tema de la verdad. Lectora asidua de S. Agustín, leído en los originales, los cita con agrado: “fiat véritas, et péreat mundus”, que brille la verdad y que perezca el mundo, a sabiendas de que, cuando brille la verdad, antes que perecer, el mundo se salva. La frase hiperbólica de Agustín intenta hacernos comprender la importancia trascendental de la verdad; todo lo que descansa sobre la mentira, todo lo que se construye sobre ella, desde al familia hasta la república, fatalmente se derrumbará, es la construcción sobre arena de la que habla el evangelio. 

La verdad constituye el principal factor de estabilidad del acontecer humano. Nosotros estamos inclinados a creer que la mentira es inocua, que no tiene consecuencias mayores. Y si la razón de ser de lo político es buscar la estabilidad y la mejor forma de convivencia de los ciudadanos, tendrá que convencerse que, antes que mentir, antes que fabricar mundos ficticios, maquillar estadísticas, mentir como sistema sobre la situación real, alterando los datos, debe comprometerse con la verdad.La mentira entonces ha de ser combatida no sólo por su carácter inmoral sino por el potencial impacto destructivo en el espacio social y político.  Esta es la idea nuclear de su obra “Verdad y Política” en el cual se ponen de manifiesto los efectos desestabilizadores y desorientadores colectivos que puede tener la mentira en la política. En la política moderna, dice Arendt, podemos constatar el “autoengaño de los engañadores”, es decir, verlos caer víctimas de sus propias mentiras y esto es más probable hoy que en el pasado.  

Es lo que ha sucedido las últimas semanas en EU Hemos visto caer al hombre que no mentía, sino que él mismo era una mentira. “Hay verdad y hay mentiras, mentiras que se cuentan en busca de poder y provecho”, ha dicho Biden. En su discurso, Biden agregó “Hoy es el día de EU. Hoy es el día de la democracia. Un día de historia y esperanza, de renacimiento y resolución. A través de tribulaciones que quedarán en los anales, EU ha sido puesto a prueba una vez más, y EU ha estado a la altura del desafío. Hoy celebramos la victoria no de un candidato, sino de una causa: la causa de la democracia. La voluntad del pueblo ha sido escuchada y la voluntad del pueblo ha sido acatada. Una vez más hemos aprendido que la democracia es preciosa, que la democracia es frágil”. Trump, en cambio, dijo en su discurso de adiós: “Este movimiento, (su lucha), acaba de empezar”. Hay alguien que esperó lo que va del siglo para cobrar venganza. La democracia lo hace posible porque es “preciosa, pero es frágil”; y se puede votar, pero votar equivocadamente. 

“Acabo de prestar el juramento sagrado que todos estos patriotas prestaron, un juramento pronunciado por primera vez por George Washington. Pero la historia de EU no depende de uno de nosotros ni de algunos de nosotros, sino de todos nosotros. De nosotros, el pueblo que persigue una unión más perfecta. Esta es una gran nación, somos buenas personas. Y a través de los siglos, contra viento y marea, en la paz y en la guerra, hemos llegado hasta aquí. Sin embargo, todavía nos queda mucho camino que recorrer”.

Trump puso a prueba la solidez de sistema democrático de EU. Mintió a más no poder, polarizó la sociedad, no se detuvo ante el infundio, la calumnia, la amenaza. Ahora es el tiempo de la reconciliación, de la unidad y de reemprender el camino. “Por eso, ahora, en este suelo sagrado en el que hace apenas unos días la violencia intentó sacudir los cimientos mismos del Capitolio, comparecemos unidos ante Dios como una sola nación, indivisibles, para llevar a cabo el traspaso pacífico de poder tal como hemos hecho a lo largo de más de dos siglos”. Y pienso en mi México lindo y querido.

Fiat véritas et péreat mundus.

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