Opinión

Feminicidios, otra vergüenza nacional

La angustia de ser mujer en México se ha acentuado en el último año y medio

Manuel Narváez
Analista

lunes, 24 febrero 2020 | 06:00

La angustia de ser mujer en México se ha acentuado en el último año y medio.

La responsabilidad por los feminicidios cometidos, al menos desde los horrendos días del 93 en ciudad Juárez, cuando se incrementaron los ataques de género, llevan en gran medida el sello del fracaso de las políticas públicas anteriores al régimen precomunista de la 4T.

Para los que sí tenemos memoria y por aquéllos que se toman la molestia de informarse antes de escupir estupideces, recuerdo que varios medios de comunicación locales, estatales, nacionales e internacionales consignaron en su momento las desapariciones y los asesinatos de mujeres de Juárez.

El escándalo fue mayúsculo, cientos de mujeres, muchas de ellas trabajadoras de la industria maquiladora, fueron agredidas sexualmente y asesinadas. Muchas otras desaparecieron en el contexto y patrón que asolaba esta frontera en el primer año de gobierno de Francisco Barrio Terrazas.

El horror que vivieron las madres de las infortunadas mujeres, el brutal impacto causado a decenas de menores de edad que perdieron a su mamá, que en muchísimos de los casos era el sostén de la familia, marcaron el inicio de una historia negra de México ante el mundo.

Preciso que en aquellos ayeres la administración de Barrio era una de las dos que pertenecían a Acción Nacional, razón muy probable por la que el Gobierno de Salinas de Gortari, por conducto de su secretario de Gobernación, Manuel Bartlet Díaz, hoy funcionario puro al frente de la CFE, empuje la quema del gobernador panista, que no atender de raíz el grave problema.

Por supuesto que Pancho y sus muchachos en la Procuraduría General del Estado tampoco ayudaron mucho para detener la ola de feminicidios. Por el contrario, se volvieron cómplices de los asesinos al integrar de con muchos errores (¿deliberadamente?) las carpetas de investigación.

Los procuradores y los subordinados, vaya, hasta los voceros de esa representación social que atendieron los casos, hicieron mutis o llegaron a culpar por su desgracia, sí, aunque no lo crean, a las mismas mujeres; Patricio Martínez (PRI) creyó lo mismo. Hoy la mayoría de esos ‘bárbaros del norte’ gozan de cabal salud y con varo suficiente para asegurar varias generaciones. Así pagan la apariencia, el silencio y la ausencia de escrúpulos.

De hecho, en 1998 la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió una recomendación en contra de la administración de Barrio Terrazas por el desaseado manejo de las investigaciones y el desdén mostrado hacia las víctimas y sus deudos. Hay muchos registros de esta historia, es cuestión que los adictos al cabeza de algodón aprendan a informarse.

Justo es decir que Juárez ya no carga con la vergüenza de ser la capital del feminicidio, porque cuando comenzaron a documentarse las desapariciones y los feminicidios de la frontera, cerca de Seattle, Wa., y en Vancouver, Canadá, decenas de mujeres eran arteramente violentadas sexualmente y asesinadas. Lo mismo ocurría en poblaciones del oeste de la URSS, régimen de censura como lo son los de Venezuela, Cuba y Corea del Norte.

A casi tres décadas de los primeros registros escandalosos de crímenes de género en Juárez, Chihuahua como entidad ocupa del sexto lugar a nivel nacional. 1. Veracruz (Morena), 2. Edomex (PRI), 3.-Nvo. León (Independiente), 4  Sonora (PRI), 5. JALISCO (MC), 6.  Chihuahua (PAN), 7. Puebla (Morena) y 8.  CDMX (Morena). Adjunto estos datos para que una singular parvada de ignorantes cultiven algo de acervo informativo.

A propósito del paro nacional para el 9 de marzo, convocado por las mujeres, me parece oportuno precisar algunas cuestiones. El feminicidio, según el Artículo 325 del Código Penal Federal en México, establece que lo comete quien priva de la vida a una mujer por razones de género y refiere que hay siete circunstancias clave para ello, pero es un delito del fuero común, es decir, son las entidades federativas las que deben perseguirlo.

Sospechosamente Chihuahua no lo tiene tipificado en su Código Penal, pese a que la exconsejera presidente de la judicatura estatal, una exlegisladora panista y muchas activistas lucharon para que así fuera. Existen otras 11 entidades con el mismo desdén.

Ya en el plano internacional, México ocupa el lugar 23 del ranking. El Salvador es primero a nivel mundial, al igual que en homicidios; Rusia en el 7, Brasil en el 13, varias exrepúblicas soviéticas antes que nuestro país; esto tomando como base el porcentaje de feminicidios por cada 100 mil habitantes. (El Economista)

De los países árabes no se tienen datos, porque como algunos sabrán (los adictos a la ignorancia no) en esas latitudes el machismo está más acendrado. No todos, claro está, sí la mayoría, muy marcado en estados como Arabia Saudita, Yemen, Irán, Irak, Afganistán, etc.

Concluyo:

Estoy de acuerdo con la convocatoria del paro el 9 de marzo. Si bien esto no resolverá la crisis feminicida que se vive en varias entidades, sí es un fuerte llamado de atención a los gobernadores que esconden cobardemente la cabeza en este asunto y al presidente de México por su indolencia al retirar fondos que ayudan al desarrollo, protección y atención de enfermedades de la mujer.

Ningún oportunista, paria política o partido política tiene cara para opinar sobre el paro y el movimiento. Todos cargan con la culpa.

Es cuanto.

P.D. A las mujeres de buena fe que buscan detener los abusos y crímenes por razones de género, por favor identifiquen y eviten a las y los provocadores embriagados por Dogmas; esos siembran discordia y odio. Las víctimas y sus deudos se lo agradecerán.

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