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Opinión

¿En quién deben confiar los chihuahuenses?

En Juan Carlos Loera encontramos un candidato a gobernar que exalta las mejores virtudes del obradorismo

Bertha Caraveo
Analista política

lunes, 10 mayo 2021 | 06:00

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El Movimiento de Regeneración Nacional va a ganar en manos de nuestro compañero Juan Carlos Loera de la Rosa, la elección más importante que hayamos enfrentado en Chihuahua. Este movimiento ganará, porque con amor y esperanza está transformando la vida de millones de mexicanos. Ya es hora de que lo haga también en el estado grande. Es tiempo de que con trabajo y honestidad, se deje claro que en Chihuahua… ¡El pueblo manda!

En Juan Carlos Loera encontramos un candidato a gobernar que exalta las mejores virtudes del obradorismo. Sin mentir, robar o traicionar, está haciendo una campaña cercana con todos los sectores sociales, y agrupándolos en torno a un proyecto estatal de reconciliación, honestidad y prosperidad para el desarrollo. Recientemente, en un encuentro con el Consejo Coordinador Empresarial y con candidatos de todas las fuerzas políticas, Juan Carlos Loera esbozó con pulcritud sus propuestas, donde dejó claro que es el único candidato que garantiza un diálogo permanente con el Gobierno Federal. Lo anterior es clave, pues podrá atraer los recursos necesarios que detonen el desarrollo en Chihuahua y además reestructurar la deuda que tanto agravia a los sectores productivos. Ello será posible gracias a su probada trayectoria y amor por las causas nobles del estado grande. 

No puede presumir de lo mismo Maru Campos (que al no tener pasaporte por medidas precautorias para evitar el riesgo de fuga) no puede ni siquiera viajar a Estados Unidos. Esto quiere decir una sola cosa: Nadie confía en Maru. Ni siquiera los jueces, que ven probable su fuga y huída de la justicia. 

Recientemente, la candidata panista y representante del viejo régimen de corrupción y privilegios fue acusada por sobornos a empresarios por la Fiscalía Especializada de Combate a la Corrupción, además del uso indebido de atribuciones y facultades en la carpeta de investigación 19-2020-17757. Es entonces pertinente preguntar y plantear: 

¿Si abusó de sus facultades cómo alcaldesa, qué no haría cómo gobernadora? 

¿Intentaría sobornar a las y los empresarios de nuevo? 

¿Queremos una gobernadora qué no pueda hablarle de frente a las y los chihuahuenses? 

¿Por qué confiar en una candidata en la que una gran parte del propio PAN no confía por sus vínculos con la nómina secreta, por las que alguna vez marcharon? 

¿Por qué confiar en una candidata en la que un juez no confía al quitarle el pasaporte para evitar el riesgo de fuga? 

¿Por qué las chihuahuenses deberían confiar en una candidata que dice que deberían impartir cursos de cocina para prevenir los feminicidios?

Son preguntas que la ciudadanía se hace, con justa razón, pues si algo debe tener el pueblo es confianza absoluta por quien voten, y esa característica no la encontramos en Maru Campos.

La gente buena, trabajadora, honesta quiere que les represente una persona buena, trabajadora y, sobretodo, honesta.

La clase empresarial necesita en alguien en quién confiar, no en alguien en donde la sospecha de la justicia está en tela de juicio.

Los negocios de Chihuahua necesitan una administración que luche contra la corrupción, no que tenga como origen la sospecha de que es la corrupción la que gobernará.

 

 

La clase trabajadora requiere de la empatía de que sus derechos se les reconocerá, así como sus dolores y demandas. En ello, Juan Carlos ha mostrado enorme sensibilidad mientras que Maru Campos obedece solo a sus intereses corporativos.

A poco menos de un mes de la elección más importante en la historia del estado, parece que este arroz ya se coció. Juan Carlos Loera no deja de subir como espuma en las encuestas, y su aceptación, es amplia en todos los sectores de nuestra sociedad. Su campaña es plural y emocionante, con una profunda convicción democrática basada en la cercanía y honestidad. En unidad, triunfará para transformar.

Por el otro lado, el PAN se desmorona a pedazos. Entre el Gobernador Corral, sus ansias de protagonismo y fallido gobierno, sumadas a la insultante y evidente corrupción duartista que caracteriza a Maru Campos, no encontrarán jamás unidad. Lo único que los une son sus nexos con la vieja política, rancia y putrefacta que ve sus últimos días ante el nacimiento de la nueva República.

Hoy, son tiempos de esperanza y regeneración. Son tiempos de que en absoluta unidad y con confianza para Chihuahua, encomendemos a Juan Carlos Loera la titánica labor de dejar muy en claro que en Chihuahua… ¡El Pueblo manda!

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