Opinión

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En el fondo busca salir de la ratonera

Chihuahua se ha convertido en tierra de nadie en los últimos años ante la pasividad y colusión oficial en temas de delincuencia

LA COLUMNA
de El Diario

domingo, 18 agosto 2019 | 06:00

Chihuahua se ha convertido en tierra de nadie en los últimos años ante la pasividad y colusión oficial en temas de delincuencia.

Es ese rubro de la seguridad sólo un botón de muestra con la detención de los miembros de un cuerpo policial en pleno. Quedó como el escándalo de la semana. 

Casi fueron por la secretaria y el velador del departamento de Seguridad Pública en Madera para montar el show del que no quedó en el ambiente más que el humo... un jefe policiaco en prisión y una adolescente supuesta novia del jefe narco de la región, Francisco Arvizu, “El Jaguar”, libre como el viento, asociado con autoridades municipales y estatales, según múltiples denuncias.

Distante geográficamente pero envuelto en la misma desgracia está Parral con su carretera corta que es una vía intransitable. Ruleta rusa para los automovilistas que se aventuran a viajar por ella. El centro del estado arde también.

Chihuahua y Juárez continúan con sus ejecuciones y operación palpable del crimen organizado no únicamente con la generación de violencia, sino con el pirataje, lavado, etc.

Es evidente la inoperatividad del régimen blanquiazul y por supuesto federal, con mismas mañas, sin resultado alguno.

Quiere el gobernador tapar el sol con un dedo con obras que dice no son de relumbrón, pero que pretende presentar como alternativa ante una inseguridad rampante, frente a un vacío de su régimen que está rozando los tres años.

Va angustiantemente perfilándose a los últimos dos, de los cuales quedará efectivo menos de uno. Si no ha podido con la gubernatura durante estos 36 meses, menos podrá cuando lleguen a la pista de la competencia electoral los candidatos a su silla.

Son momentos y tales circunstancias por las que los ciudadanos se han preguntado en relación a las figuras como la revocación de mandato, en busca desesperada de una solución.

Por los suelos la credibilidad de la administración pública; Corral y sus funcionarios ni por enterados se dan. Tienen sus propios datos pese a la realidad innegable.

Más de seis mil homicidios han ocurrido desde que Javier Corral asumió el gobierno. Son 170 muertes por mes en promedio. 

Son 5.6 homicidios cada día. Una realidad innegable que agobia a los chihuahuenses en su bien más preciado, la vida.

***

La historia de Madera presenta con evidencia tangible la realidad.

Durante los últimos sexenios el crimen organizado se movía con evidente impunidad, y con Corral sigue la misma situación. No ha cambiado en nada.

La tala de bosque, extorsiones y trasiego de droga son el pan de cada día para una población en la Mesa del Huracán, que vive con el Jesús en la boca.

Desde Cuauhtémoc, pasando por La Junta, Guerrero, se siente el ambiente pesado. Trocones sin placas, robados, y gente extraña en carretera. 

Halcones o vaya usted a saber. La intranquilidad obligada y permanente. Imposible no sepan policías estatales, federales... los militares.

La decisión del Gobierno para ésa y otras zonas fue un decreto unilateral y vertical donde el Estado asumía la obligación de la seguridad, haciendo a un lado a los alcaldes y a los otros niveles de autoridad. Llevó en el pecado la penitencia. Un balazo en el pie.

Llegaron y suplantaron a los agentes de Seguridad Pública, asumiendo las funciones con la promesa de retornar la tranquilidad.

Pero en el caso de Madera no ocurrió así ni en los otros municipios tomados. Pese a existir el decreto, dejaron que las cosas continuaran igual, hasta ahora que en un operativo sorpresa detuvieron a todos los agentes de aquella región de la Babícora, incluido el titular del área, por obstrucción a la justicia y cualquier otro cargo como colusión con el crimen organizado. Fueron liberados casi de inmediato. Seguirán igual las cosas.

Es de tal gravedad dejar hacer y dejar pasar, aun en estos momentos, que es imposible no pensar en la figura del alcalde de Madera, Jaime Torres Amaya, un panista protegido por Palacio de Gobierno pero exhibido hasta el cansancio por los propios grupos delincuenciales como protector de bandas contrarias.

Si todo el cuerpo policial o parte del mismo estaba hasta el tuétano en la nómina del crimen, ¿cómo pensar en que el alcalde está limpio de cualquier responsabilidad?

Es Javier Corral más juarista que nadie aplicando la máxima atribuida al prócer: justicia y gracia para mis amigos, justicia a secas para mis enemigos, cuando por mucho menos hace chilar y huerto con las personas y sus bienes.

Actúa siempre contra quienes observa débiles, teme y saca la vuelta a los poderosos, políticos o delincuentes.

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Lo dijimos al inicio de la presente columna, no es Madera el único suceso de inseguridad que evidencia la incapacidad estatal. Lo es la totalidad del territorio chihuahuense.

La capital, el lugar donde se encuentran asentados los poderes del gobierno, derrama sangre con una continuidad pasmosa.

Igual ocurre con la puerta de la frontera norte, Ciudad Juárez, con una incidencia delictiva imparable, que aporta su cuota de sangre a los cinco mil 641 homicidios cometidos desde octubre de 2016.

No se diga Parral, en su carretera corta, que se ha transformado en una rúa de gran riesgo con gavillas numerosas de delincuentes que roban camionetas y violentan a sus ocupantes, privándolos de la libertad, y cometiendo otros ultrajes en ellos.

Más aun, la carretera que va de Jiménez a la Capital del Mundo, intransitable a ciertas horas por los ajustes de cuentas que asolan la región.

No es entonces Madera el único punto rojo para Palacio de Gobierno. Lo es el estado completo y frente a ello no hay soluciones de fondo, más que puros anuncios con promesas.

Demagogia pura.

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Desde octubre de 2016, con base en los datos mismos del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública, que se alimenta de la información proporcionada por las fiscalías de los estados, tenemos más de seis mil homicidios. En septiembre llegaremos a la cifra mágica como van las cosas y en los tres meses restantes acumularemos casi 600 muertes más.

Es una cifra lúgubre frente a la cual hay una pasividad pasmosa.

En octubre del 2016 ocurrieron 180 homicidios, y luego la cifra bajo a 136 y 138, en noviembre y diciembre respectivamente.

Pensamos que había un cambio de timón y acciones efectivas para impactar positivamente en la inseguridad.

Pero resulta que nos engañamos. Fue una simple ilusión de una transformación en las labores de seguridad.

En 2017 el promedio de homicidios mensual fue de 159, pero en 2018 subió a 173 y en 2019, en este tétrico primer semestre, llegamos a... ¡199!

De mal en peor. Dice la máxima que si quieres un cambio debes hacer las cosas de manera diferente. En este tema hay una indudable, perniciosa y cómoda ceguera de taller.

Se incendia el estado y ellos –el gobernador y sus subordinados en el tema de seguridad– voltean convenientemente para otra parte. Sus relaciones con el crimen son incofesables. 

Óscar Aparicio se luce con sus apariciones momentáneas en escenas del crimen o en prácticas de tiro, pero en su responsabilidad directa presenta nulos resultados como titular de la Comisión Estatal de Seguridad. Tres años de dorada simulación, de jugar el dedo en la boca al gobernador arrebatándole la palabra inclusive en largas peroratas privadas que pasan como “reuniones de planeación estratégica”.

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Es patente la incapacidad de Corral Jurado en temas de seguridad, pero lo es más su falta de voluntad y su afán de vender espejitos.

Se presenta inaugurando una modesta obra en Madera, bajo la bendición del párroco a modo Camilo Daniel, cuando a su alrededor la población sufre con la inseguridad la pérdida de un ser querido, la zozobra de la extorsión, el miedo permanente a que ocurra algo.

Su credibilidad sigue por los suelos de acuerdo a las diversas encuestas de percepción ciudadana. Tienen origen y razón natural en esa situación.

Hace malabares en circo con eventos rimbombantes, como el de los 18 mil millones, pero la inseguridad ni por asomo es combatida de manera efectiva.

¿Cómo comprar la idea de que ahora sí se va a resolver el tema de la seguridad con el antecedente descrito?

Es imposible, más como personaje sentado en su macho, que se resiste a la crítica, que no escucha, secuestrado en sus viajes y deportes de ocio.

Aparenta ir por más queso pero en el fondo busca salir de la ratonera a como de lugar. Sólo busca administrar el desastre en que se ha convertido su gestión esperando cultivar a otros incautos que lo lleven a nuevos espacios de poder después del 2021.

Notas de Interés

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