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Opinión

El pulso por la frontera

La agenda de la relación México-Estados Unidos es casi inabarcable, pero hoy pasa por tres grandes temas: la migración y la frontera, la seguridad y la energía

Jorge Fernández Menéndez
Analista

sábado, 24 julio 2021 | 06:00

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Ciudad de México.- La agenda de la relación México-Estados Unidos es casi inabarcable, pero hoy pasa por tres grandes temas: la migración y la frontera, la seguridad y la energía. Esta semana, la administración Biden anunció que la frontera seguirá cerrada, por lo menos, hasta el 21 de agosto próximo, van ya 17 meses.

No fue suficiente el incremento de la vacunación en nuestro lado de la frontera, que es muy disparejo aún, pero que hubiera permitido abrir, aunque sea, espacios muy específicos, como la frontera Tijuana-San Diego, sobre todo el paso por el túnel que comunica ambos aeropuertos, que es prácticamente parte de una conexión aérea.

No se abrió porque la frontera, más allá del temor existente por el nuevo pico de contagios en nuestro país, termina siendo el gran factor de negociación en el pulso que están jugando México y Estados Unidos. La única carta real de negociación que tiene México con nuestros principales socios comerciales es la migración, ya ni siquiera la migración mexicana, que ha aumentado en los últimos meses, pero que, en términos macro, ya no es significativa, sino la de centroamericanos y otros países, incluyendo ahora Haití, que cruzan por miles por territorio mexicano hacia la Unión Americana.

La administración Biden se encuentra atrapada en su propio discurso sobre el tema.

Porque la migración ilegal es el único gran capítulo que unifica a todos los grupos republicanos, desde los más moderados hasta los radicales trumpianos. Y en el 2022, sin que pueda realizarse aún la reforma migratoria propuesta, el tema migratorio puede ser decisivo en las elecciones intermedias. Hay que recordar cómo, a los seis meses de haber asumido el poder, el impulso inicial de Biden se ha ido diluyendo en muchas áreas, porque simplemente los republicanos le han bloqueado todas las iniciativas posibles.

México puede jugar con la carta migratoria, puede mostrar mayor o menor cooperación en ese tema clave para la Casa Blanca. Por supuesto que no se puede llegar a los extremos, ni de cerrar la migración a piedra y lodo, simplemente porque no es posible, nuestra frontera sur apenas si puede ejercer algún tipo de control real sobre los migrantes, pero tampoco se puede, como se hizo al inicio del sexenio, abrir plenamente las puertas, sin control alguno. No se trata sólo de la relación con Estados Unidos, sino también de nuestra propia seguridad nacional, y pocas cosas al respecto son más importantes que tener un control de las fronteras y la entrada de gente al país.

En el tema de seguridad no es ningún secreto, aquí lo hemos abordado y mucho, que no tenemos, como país, una estrategia de largo plazo y la misma se está tornando inmanejable en algunas regiones del país. Pero tengamos claro que Estados Unidos tampoco colabora en ello, incluso dentro de su mercado interno. El dato de las 90 mil muertes por sobredosis de opiáceos en Estados Unidos, el año pasado, es terrible. Y muchas de esas muertes provienen del fentanilo ilegal procedente de México (y también de Canadá), pero una cantidad mayor de esas muertes es causada por opioides legales. Tan es así que se está a punto de llegar a un acuerdo con un gran laboratorio y tres distribuidoras de medicinas para que paguen una suerte de indemnización por los gastos de salud ocasionados por los opioides legales de 26 mil millones de dólares.

Pero, más allá de eso, hay que insistir en que aquí no hemos desmantelado las redes del tráfico de fentanilo y otras sustancias a Estados Unidos ni tampoco detenido a los principales capos, pero en la Unión Americana tampoco lo han hecho. No sabemos de golpes que hayan permitido romper esas redes y detener a los grandes capos locales. Cada tanto hay redadas, pero éstas no deben ser tan eficientes si el tráfico aumenta, así como lo hacen las muertes. Asumir que las redes de tráfico y de corrupción, para armas, drogas, dinero y muchos otros productos, operan en los dos países es parte de ese pulso bilateral.

El tema energético es otra historia. 

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