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Opinión

OPINIÓN

El cristal con Juárez como destino

Ni los más avezados ni los sobradamente malpensados podrían imaginar los casi 50 kilos de cristal camuflados entre ocho toneladas de pollo congelado Bachoco en el interior de una enorme caja de tráiler

LA COLUMNA
de El Diario

domingo, 19 marzo 2023 | 06:00

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Ni los más avezados ni los sobradamente malpensados podrían imaginar los casi 50 kilos de cristal camuflados entre ocho toneladas de pollo congelado Bachoco en el interior de una enorme caja de tráiler. Un camión entre los miles que circulan las 24/7 por todas las calles de esta frontera.

Hablamos en este caso del moderno tractocamión asegurado el martes a media tarde en uno de los cruceros más transitados de la ciudad, el del bulevar Gómez Morín y Paseo de la Victoria. Muy caro el kilo de pollo (más, menos 60 pesos), pero abismalmente más el de cristal, a un promedio de 360 mil pesos con precio todavía local, según los cálculos de las autoridades policíacas.

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El conductor de la unidad y dos acompañantes no fueron detenidos por “sospechosos”, o por manejar “erráticamente”, o por una llamada al 911, que son las explicaciones más recurrentes de las policías cuando “evitan” que lleguen a las calles este tipo de cantidades de droga.

Los investigadores tenían semanas, si no es que meses, dando seguimiento a datos aportados por informantes diversos y aún por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) norteamericano a una “carga” que era preparada en Sinaloa para ser traída a Juárez y ser distribuida entre vendedores “independientes”.

Efectivamente, son miles de tráileres los que circulan por las calles de Juárez, pero muy pocos con las características de uno proveniente de Sinaloa, específicamente de Culiacán, con la razón social Transportes Refrigerados GRH.

Posiblemente, el vehículo estuvo ubicado por la Agencia Estatal de Investigaciones desde que entró a la ciudad; no creemos que haya sido detectado en el punto de revisión militar conocido como Precos, de Samalayuca. Ahí hubiera quedado. Fue detenido una vez garantizada la información sobre lo que transportaba y quedó asegurado antes que ingresara a cualquier bodega donde la droga habría pasado a otras manos para su comercialización al menudeo.

Fue afectado así el crimen organizado con un negocio de aproximadamente 18 millones de pesos, con precio de esta frontera.

De los detenidos, dos hombres y una mujer también con domicilio en Culiacán, solo quedaron vinculados los hombres; la mujer fue liberada por el juez federal que recibió el caso en turno.

Los directivos de Bachoco reclamaron sus toneladas de pollo congelado y su camión los de Transportes Refrigerados. La droga fue adjudicada al Cártel de Sinaloa sin definir a cuál de sus facciones.

Siempre que hay este tipo de decomisos suele generarse la discusión, en particular entre funcionarios de corporaciones policíacas, de que Juárez solo representa un lugar de tránsito de estupefacientes hacia los Estados Unidos.

Es una falsa argumentación que ha durado décadas ya sea por interés político o de plano por las innegables complicidades de toda la vida entre determinadas autoridades con la delincuencia organizada.

Hoy mismo resuena la controversia nacional, internacional, por la sorprendente afirmación del presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de que el fentalino no se produce en México cuando su propio régimen ha desmantelado mega cocinas tamaño maquila en varios estados del país; en Sonora, Durango y Sinaloa, las principales.

La realidad catastrófica es que si bien reconocemos como indiscutible que Juárez es lugar de tránsito de la droga hacia los Estados Unidos, también es innegable que la Heroica ciudad permanece inundada de distintas drogas en el estilo del cargamento decomisado estos días.

La alta criminalidad que sufre la ciudad tiene que ver precisamente con la disputa hasta por microterritorios (una calle) para la venta de cristal, fentanilo y mariguana; o de bares y antros, para la distribución de cocaína en calidad y sabores según la capacidad de compra.

Los 50 kilos que traía el tráiler mezclados entre piernas y pechugas de pollo congelado son nada si solo colocamos los seis kilos que mantenían Los Mexicles semanalmente para su venta en el interior del Cereso estatal 3.

Cientos de colonias, en particular de las más vulnerables en poder adquisitivo, son peleadas cuadra a cuadra por los grupos delictivos para la venta del “popular” cristal, “barato”, pero antesala por su tremenda adicción para el ingreso a la heroína y al mortal fentanilo, la epidemia de la que se duele hoy a grandes voces el gobierno de los Estados Unidos.

La mariguana ha sido reducida a juego de niños, a la fama que le siguen brindando en sus ingeniosas odas interminables Santa Fe Klan o Natanael Cano. “Mary Jay” sólo es el aperitivo para las adicciones sin retorno.

Un promedio de 100 mujeres y hombres asesinados(as) por mes, muchos adolescentes y hasta niños, no guardan proporción con 50 kilos de cristal que llegaron a Juárez “pero iban en tránsito hacia los Estados Unidos”.

Las estadísticas de muerte y adicciones quieren decir que esos cargamentos llegan para surtir a los vendedores “independientes” locales. Cargamentos, nada más y nada menos que en plural.

Hace tiempo que Juárez es destino, no sólo tránsito. No debe ser ninguna casualidad que, en mayo del 2020, con el cristal cada vez en mayor auge, con cientos, miles de adictos en la calle reclamando sus dosis intermitentes, casi tres cuartas partes de una tonelada con destino a esta frontera hayan sido incautadas entre Janos y Sueco. Eran transportados los 740 kilos de “criko” entre varias toneladas de maíz.

Informaron las autoridades militares en ese momento que el cargamento provenía también de Culiacán.

Unos meses más tarde, en diciembre del 2020, fue sido “asegurado” un camión tortón cargado aparentemente con yeso, pero también con cerca de 70 kilos de cristal, casi cuatro kilos de fentanilo (hacemos énfasis, en diciembre del 2020), cerca de una tonelada de mariguana y unos seis kilos de heroína blanca. Muy aventurados y aparentemente ingeniosos los traficantes: mandaron la droga en un viejísimo camión modelo 1980... pero con razón social... ¡de Sinaloa! Inclusive el yeso de una marca elaborada en aquella entidad.

El año pasado, en abril, en una colonia periférica de la ciudad, Oasis Revolución, fueron decomisados otros 126 kilos de cristal y detenidos dos hombres y una mujer. Fue dado a conocer el aseguramiento, pero nada del proceso penal subsecuente.

La droga no fue descubierta por los policías en compartimientos ocultos de la vieja camioneta Cherokee tripulada por esas tres personas; nada de eso. Apenas trataba de ser “escondida” entre tapetes del propio vehículo. El pleno exceso de confianza por la normalidad en su venta.

En marzo del 2022 hubo dos confiscaciones importantes de fentanilo... y de cristal. Una el 5 de marzo con 12 kilos de cristal y dos kilos y medio de fentanilo; y otra el 30 marzo con 38 kilos de cristal y uno de heroína

En septiembre del 2022 hubo otro decomiso singular. No fue en Ciudad Juárez, pero la droga tenía a esta frontera como destino. Tres personas fueron detenidas al ingresar a la ciudad de Chihuahua, -iban de Cuauhtémoc-. Transportaban 34 mil pastillas de fentanilo.

Esa droga pasó por Cuauhtémoc, pero venía de Sonora. Obviamente, su objetivo era el mercado en Juárez y/o Texas, o más al interior de Estados Unidos.

Parece imposible detener la elaboración de esas drogas y el consecuente tráfico y su violencia derivada. Una y la otra cosa son realidad presente y cotidiana, terribles, para Juárez. Lamentablemente el significativo consumo reclama esos cargamentos que cada vez son mayores.

Así lo indican los aseguramientos; y más que estos, las adicciones y peleas brutales entre los grupos delictivos.

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