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Opinión

El calvario de una pérdida

En Ciudad Juárez, existen catorce negocios que prestan servicios de inhumación –entierro-, cremación y velorio... y aun así, la travesía no resulta sencilla

Óscar David Hidalgo Ávalos
Analista

martes, 20 julio 2021 | 06:00

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Patricia Beatriz Denis Rodríguez, dice “la muerte es un proceso natural de la vida, tan cotidiano como el nacimiento de un nuevo ser”, sin embargo, a pesar de ser un hecho trascendente, ante la incertidumbre que la misma genera, pocos se preparan para ella. 

Abordar este tema suele traer sentimientos de fragilidad, que devienen de lo vulnerable que somos; no obstante, considero necesario crear consciencia del verdadero calvario que trae aparejado el deceso de un ser querido, y no solo al dolor que genera tal situación, sino a la serie de problemas en los que se puede involucrar la familia.

Así es, me refiero a la tramitología que se genera, como consecuencia de no haberse preparado para ese momento, desde el proceso de los servicios fúnebres, los gastos generados, incluso, la necesidad de poner de acuerdo a la familia de tomar la determinación para decidir que se debe hacer con el cuerpo de su ser querido; decisiones que tienen que ver con la última voluntad del difunto, con la condición económica, cultural, y religiosa de los deudos que les permita resistir el duelo que se presenta.

En Ciudad Juárez, existen catorce negocios que prestan servicios de inhumación –entierro-, cremación y velorio, afiliados a la Unión de Funerarios y cada uno de ellos ofrece diversas alternativas que facilitan sobremanera ese trámite complicado y, aun así, la travesía no resulta sencilla.

Supongamos que su familiar se encuentra afiliado al IMSS, y que el deceso ocurrió en alguna de sus clínicas; si ya eligió el servicio funerario y en el contrato quedó asentado que esa empresa se haría cargo de los trámites legales, no existirá ningún problema, pues el verdadero calvario inicia después de que los servicios fúnebres se llevan a cabo.

Si quiere cobrar el apoyo para gastos funerarios que otorga el IMSS, deberá presentarles la factura de la funeraria siendo cuidadoso de que en el concepto de la factura, aparezca el nombre de la persona  fallecida, de lo contrario, rechazarán el trámite; además, se debe presentar acta de defunción e identificación oficial en original y copia, acompañados de una increíble paciencia por las filas que se forman, rogándole al creador que la persona que lo atenderá se encuentre de buen humor; eso sí, una vez autorizado el trámite, se hace entrega de una boleta que al día siguiente se cobra en el Banco.

Lo mismo ocurre si pretende tramitar algún tipo de pensión o cobrar algún seguro -siendo este último uno de los trámites más engorrosos, pues los aseguradores ponen mil trabas para entregar el pago a los beneficiarios- así que mi recomendación es tener dos copias certificadas del acta de defunción, pues los documentos originales son conservados por la compañía, en lo que continúa el trámite.

Por último, debemos considerar el destino que tendrán los bienes del difunto, puesto que ello implica la tramitación de un juicio sucesorio, testamentario o intestamentario, según el caso; de manera que se deberá contratar a un abogado, o bien, acudir con el Notario Público de su elección; desgraciadamente, aún existen muchas personas que lejos de pensar en evitar problemas futuros, tienen la creencia de estar exentos de este trance y dejan que sus descendientes se hagan cargo, incluso algunos piden que cumplan su última voluntad, la cual lejos de facilitar una vida tranquila para los que se quedan, sólo genera grandes problemas al núcleo familiar.

Pongamos los pies en la tierra y evitemos problemas futuros, como lo decía Platón “la muerte es un cambio de lugar para el alma, cuando una persona muere el alma se libera de la cárcel del cuerpo para ir al mundo divino y eterno de las ideas”; permita entonces, que ese mundo de las ideas empiece a reinar desde este momento, busque la tranquilidad futura para sus seres amados, de manera que cuando nos llegue la hora, podamos dejar este mundo sin arrepentimiento, como Leonardo da Vinci lo dijo: “Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce muerte”.

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