El back to school y sus vicisitudes en Juárez

Como es habitual para los fronterizos y el resto del país, el regreso a clases es un tema que genera muchas emociones tanto para madres y padres de familia, que, entre la ansiedad y la angustia, se sumergen en una profunda y larga lista de útiles escolares, uniformes, libros, y una cantidad de materiales que a dos que tres les ha entrado la duda si se utilizan durante el semestre. Pero no solo ellos se enfrentan a estos altibajos emocionales, también las y los estudiantes proyectan su estado emocional ante una situación inevitable como lo es el fin del período vacacional. 

La llegada del regreso a clases supone un acontecimiento muy importante para todas las personas: nuevas rutinas, nueva escuela, nuevos compañeros, nuevos maestros, toda una serie de factores que para cualquier persona debería suponer un regreso a clases, lo más normal posible, sin embargo, no es igual para todos. Las personas que se encuentran dentro del espectro autista, o forman parte de algún grupo dentro del margen de personas con alguna discapacidad, durante el inicio de cada período escolar se enfrenta a una dura batalla al incorporarse a las escuelas donde las condiciones, en la gran mayoría de los casos, presentan terribles deficiencias tanto en su infraestructura como en su atención por parte de los profesionales que enseñan en los distintos niveles educativos. 

La Constitución Política de los Estos Unidos de México, señala en su numeral tercero, que: “Toda persona tiene derecho a la educación”, de la misma manera hace mención que: “Corresponde al Estado la rectoría de la educación, la impartida por éste, además de obligatoria, será universal, inclusiva, pública, gratuita y laica”.

El texto anterior, detalla los elementos bajo los cuales debe de garantizarse el derecho a la educación en nuestro país, sin embargo, la realidad es otra y es común observar a miles de madres y padres de familia que sufren un viacrucis al incorporar a sus hijos en alguna institución pública del país, donde si no son rechazados por no contar con un maestro o maestra sombra, se les ponen diversas trabas para dificultar su ingreso.

Aquellos que han logrado incorporar a sus hijos al sistema de educación pública del país, enfrentan nuevos retos como: la falta de capacitación del personal docente, la apatía por la institución de trabajar en la mejora de la calidad educativa e incluso, la discriminación por parte de la misma institución o los propios compañeros de clase. 

Nuestro país se encuentra en una situación crítica, pues dentro de esta mitad del año, el regreso a clases supone un verdadero desafío, la reincorporación a las clases de manera presencial en todos los niveles educativos augura un ciclo escolar atípico, en el que ya no solo los estudiantes con una condición emocional diferente al resto de los también llamados neurotípicos será una situación de atención, también y debido a la pandemia la situación emocional de todas personas estudiantes generará condiciones de estrés, ansiedad y violencia en el caso del bullying. 

No se debe dejar en segundo plano la obligación del Estado de brindar una educación incluyente en todos sus centros educativos, prohibir el acceso a la educación o aceptarlos sin brindarles garantías que persigan su inclusión, atenta en contra de sus derechos como personas, se debe instruir a las autoridades y a la sociedad en general a buscar mecanismos que permitan el acceso a la educación sin trabas de todas las personas. A las madres y padres de familia que han sufrido por la discriminación hacía sus hijos tengan la confianza de buscar apoyo legal que con gusto quienes conocemos en carne propia el tema podremos brindar nuestro apoyo. 

rene.soto8@gmail.com