Opinión

El 2 de octubre no se olvida

La semana pasada asistí a la conmemoración de la masacre realizada por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz

Isaías Orozco Gómez
Analista

lunes, 07 octubre 2019 | 06:00

El miércoles de la semana pasada, precisamente, día 2 octubre, asistí a la Plaza de Armas, de esta nuestra pujante ciudad-capital, a la conmemoración de la alevosa y cruel matanza-masacre realizada por el gobierno federal bajo la responsabilidad del presidente de la república, Gustavo Díaz Ordaz, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco de la Ciudad de México, en contra de estudiantes y la población en general, en la tarde-noche del  2 de octubre de 1968.

Hace cincuenta y un años que esos fatales hechos  sangrientos, que esa vergonzosa muestra dictatorial del Poder Ejecutivo federal del momento, cimbraron y lastimaron no solamente a los mexicanos, sino a toda la población del mundo. Motivos por lo cual, los sobrevivientes, esencialmente estudiantes de las diversas expresiones de izquierda (maoístas, leninistas, marxistas, guevaristas, trotskistas, anarquistas, espartaquistas, lacandones) con sus diferentes métodos de lucha,  conocidos  como sesentaiocheros, acuñaron la emotiva demanda-consigna: 2 de octubre no se olvida, cuya exigencia concreta fue que se investigara hasta sus últimas consecuencias tan vil matanza-masacre, y se castigara a los responsables. 

Exigencia que aceptaron e impulsaron firmemente, los estudiantes que por un tiempo estuvieron agrupados en la Cened (Central Nacional de Estudiantes Democráticos) y en el   Consejo Nacional de Huelga (CNH). Participando activamente las siguientes instituciones en el D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Instituto Politécnico Nacional (IPN), Escuela Normal Superior de México (ENSM), Escuela Nacional de Maestros (ENM), Escuela Normal Oral, Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Además de algunas universidades públicas y la mayoría de las Escuelas Normales urbanas y rurales del resto del país.

Evidentemente, el Gobierno federal y su partido oficial o de Estado el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no iba a ceder ni un ápice en  su dogmático “principio de autoridad”, desoyendo la reiterada demanda de “diálogo público” que enarbolaban los estudiantes por medio del CNH. Encerrado en esa abyecta posición política, el Gobierno de la República, ya en manos de Luis Echeverría Álvarez, respondió a los estudiantes, maestros, intelectuales, trabajadores, amas de casa… con otra imperdonable matanza que conmovió nuevamente a los mexicanos bien nacidos y a gran parte del resto de la humanidad: la del Jueves de Corpus del 10 de junio de 1971. 

Fuimos convocados a las 5:30 horas de la tarde al predicho acto conmemorativo, y a las 6:10 horas en que se inició formalmente el evento, tristemente las no más de cuarenta personas concurrentes (¿mucho menos, de las de siempre?), confirmaron que el 2 de octubre no se olvida a medida que transcurren los años. No obstante, con una mayoría de adultos mayores presentes,  hicieron uso del micrófono algunos respetables compañeros de lucha política, social, ideológica y sindical-magisterial, de los cuales pergeñamos apresuradamente algunas ideas por ellos ahí vertidas:

El profesor Rosalío Morales fogosa y agitadoramente sostuvo que no sólo fue la tragedia del   2 de octubre sino la defensa del amor a la vida. No se trata de nostalgias, sino de refrendar el compromiso de la insurgencia en contra del orden establecido, para establecer la auténtica democracia y libertad política. Que  el espíritu del 68 se niega a desaparecer.

 Armando Gaytán, exalumno de la escuela de agricultura “Hermanos Escobar” de Ciudad Juárez, recordó que él y el compañero Sepúlveda estudiante de la UACH fueron enviados a la ciudad de México, como delegados para participar en el CNH, pero el 18 de septiembre de ese 1968, fueron detenidos y encarcelados durante diez días para ser investigados (Gaytán, ahí en el “mitin”,  me mostró la fotografía en donde están tirados en el suelo obligados por los temidos granaderos de la época). Afirmó que todavía la oligarquía está intocada, que después del 1 de julio de 2018, se tiene parte del gobierno, que hay que atender las masas y responderle realmente al pueblo. Estar vigilantes con la derecha, pues nos puede pasar lo que pretende hacer el imperialismo en Venezuela.

Por su parte, el profesor y licenciado en Derecho Rogelio Luna Jurado sustentó que el 68 se dio en el contexto estudiantil francés-europeo que  llegó a cuestionar todo lo ideológica y políticamente existente. Que el prigobierno efectuó un golpe de Estado incompleto, que permitió caracterizar el proceso posterior de continuar luchando, debieron terminar con nosotros y no terminaron… el 68 fue la matriz principal de la etapa que actualmente se inicia y vive. Las luchas armadas que se generaron en el 68, no consiguieron emular a la Revolución Cubana. El movimiento zapatista está encapsulado, no lograron resultados electorales. La tercera gran línea del 68 fue la inconformidad del pueblo que se guardó y ha sido el motor de la actualidad que se está construyendo en México.

Ese olvido del 68 nos retrotrae la poesía Memorial de Tlatelolco –de Rosario Castellanos– que dejó testimonio fiel del 3 de octubre: ¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente nadie. La plaza amaneció barrida; los periódicos dieron como noticia principal el estado del tiempo. Y en la televisión, en el radio, en el cine no hubo ningún cambio de programa, ningún anuncio intercalado ni un minuto de silencio en el banquete. (pues prosiguió en banquete.) 

Nota: Apreciables lectores, el próximo lunes 14 los voy a dejar descansar con mi modesta colaboración.  

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