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Opinión

Disculpas del Viejo Mundo

Es evidente que AMLO está queriendo dictar una narrativa distractora

Sixto Duarte
Analista

martes, 13 octubre 2020 | 06:00

Como un amante de la Historia, creo firmemente que los gobernantes deben tener conocimiento de la misma, para entender el contexto de los Estados que gobiernan, y así poder tomar mejores decisiones. Sin embargo, hay temas que muchas veces resulta ocioso discutir en la vorágine de la actividad gubernamental.

México enfrenta en este momento distintas crisis: desde luego, la crisis sanitaria, que ha causado más de 80 mil muertes y en la que varios Estados ya regresaron al semáforo naranja, por los riesgos de contagio de Covid-19; la crisis económica, en la cuál se estima una contracción de la economía que en México crecía a razón del cero por ciento antes de la pandemia; y desde luego la inseguridad, donde al parecer, muchas organizaciones criminales se han convertido en los gobernantes en vastas zonas del país.

Sin embargo, teniendo estos antecedentes, nuevamente, y en adición a como lo hizo hace poco más de un año, el presidente López volvió a pedirle a la Monarquía Española, y al Vaticano, que se disculpen por las atrocidades cometidas durante la Conquista. En esta ocasión, dijo que no descarta que España cambie de actitud, ofrezca una disculpa, y deje atrás esta “confrontación”.

Del mensaje de López, es importante decir que las disculpas se ofrecen, no se piden. Es completamente absurdo que en medio de todas las crisis que este país tiene que enfrentar, el jefe de Estado esté actuando fuera de los cánones diplomáticos para hacer política interna en México. Ya lo dijo en su momento (ante la anterior petición de disculpas) Albert Rivera, presidente de Ciudadanos y diputado al Congreso de los Diputados en España, el presidente López sólo estaba haciendo política en México, ante la falta de un programa de gobierno. No se puede coincidir más con Rivera.

Igualmente, AMLO dice que es momento de “dejar atrás la confrontación”. Aquí, la única confrontación que existe es la que López está provocando con España por el hecho de venir a provocar un debate que no tiene razón de ser. España atraviesa una crisis sanitaria a partir de los repuntes en los contagios de Covid-19, y México, si bien no experimenta propiamente un repunte (pues no hemos terminado de enfrentar todavía la primera ola de contagios), sí se encuentra en un momento crítico.

En el mismo sentido, Beatriz Gutiérrez Müeller de López, esposa del presidente, compareció ante el Papa en el Vaticano para entregar una misiva enviada por López Obrador al Pontífice exigiendo disculpas.

El Gobierno de España no respondió con la misma contundencia como lo hizo el año pasado ante la idéntica petición. Se limitó a decir que quiere trabajar conjuntamente con México en la agenda bilateral. Nada más. De el Vaticano, me parece que no ha habido siquiera un pronunciamiento oficial. Así de devaluada está la figura de México en el mundo, que ante una petición ridícula y absurda, los gobiernos aludidos (España y Vaticano) no se molestan siquiera en responder.

Nadie viene aquí a defender las atrocidades cometidas durante la Conquista, pero tanto España como el Vaticano ya han ofrecido disculpas en algunas otras ocasiones, hace ya algunas décadas, precisamente por los abusos referidos. A pesar de ello, las condiciones de vida de los pueblos originarios no han cambiado en México. Ojalá el problema de hambruna de estas comunidades pudiera resolverse a punta de disculpas. Ojalá AMLO pidiera disculpas a los niños que no han recibido su tratamiento para cáncer.

El mensaje de López Obrador va dirigido a la masa que siente resentimiento respecto a España. Es natural que un sentimiento como éste se vaya germinando en gran parte de la población, cuando el sistema educativo nos dice desde la instrucción primaria que los españoles eran enteramente malos, y los aztecas enteramente buenos; que el Imperio Azteca era una zona libre de enfermedades, y los españoles las trajeron a América; que aquí no había corrupción, hasta que la trajeron los españoles, además de todas bondades de la cultura originaria y las maldades traídas por los españoles.

Resulta absurdo que, en un país que habla castellano, que predominantemente profesa la religión católica, y que adoptó sistemas y costumbres hispánicas, venga alguien a querer desestimar todo y sembrar discordia ahora con España. La relación con España ha sido de claroscuros; para ser justos, debemos ahora reconocer entonces el legado educativo de los jesuitas, junto con la construcción de hospitales, entre otras obras.

Es evidente que AMLO está queriendo dictar una narrativa distractora. Quizá lo mejor sería no ponerle atención, así como lo hicieron el Gobierno de España y el Vaticano.

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