Opinión

Discapacidad Social

La discapacidad es una limitación que impide a cualquier persona desarrollarse plenamente en sus actividades cotidianas

Víctor Guzmán
Académico

miércoles, 22 mayo 2019 | 06:00

La discapacidad es una limitación que impide a cualquier persona desarrollarse plenamente en sus actividades cotidianas. Ninguno de nosotros estamos exentos, en todas las etapas de nuestra existencia de ser parte de esta población. Hoy en día se ha convertido en un problema de estereotipo o prejuicio, indagando si las personas con capacidades diferentes pueden realizar alguna actividad. 

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2014, señala que más de 7 millones de personas en el país tienen al menos una discapacidad. Se clasifican en cinco tipos: la motriz limita el movimiento de la persona, impidiéndole caminar; la visual, dificultad para ver con uno, ambos ojos, o ceguera total; la mental, mantiene una limitación de aprendizaje; auditiva, limita la capacidad de escuchar; lenguaje, enfrenta la dificultad para hablar o transmitir algún significado.

Aunado al problema de ser persona con capacidades diferentes, se le suma la desigualdad, ya que no se tienen las mismas oportunidades laborales y de desarrollo, corriendo el riesgo de caer o continuar en la pobreza. La violencia y abusos son parte de sus experiencias diarias, considerándose una violación a su dignidad.

La autonomía que tienen es poca, ya que dependen de la infraestructura que la entidad les ofrezca, como es el transporte especial o edificios con los aditamentos necesarios. Por ello se consideran no sólo discapacitados de cuerpo, sino también de sociedad. Se deben considerar personas con derechos, no sujetos de caridad, como se ha venido estereotipando.

A un invidente no se le dice cieguito, a una persona que no puede hablar, no se le dice mudito, etc. Es por su nombre, ciego o mudo, no necesitamos compadecerlos. Pero sí tener las herramientas y la infraestructura física y en leyes para aportarles lo necesario para su desarrollo integral. Existen infinidad de actividades que desarrollan, es cuestión de oportunidades.

Viendo la realidad, percibimos que resulta imposible, para una persona en silla de ruedas, desplazarse de manera autónoma por la ciudad. Sin camiones especiales, falta de rampas, mucho menos elevadores en la mayoría de edificios y escuelas. Los invidentes desconocen las calles, por no haber un escrito en braille que pudieran palpar para ubicarse. El lenguaje de señas mexicanas, es desconocido, pero necesario en las dependencias de gobierno y escuelas, el tener a una persona que lo interprete, para que atienda a quien tenga la necesidad.

Son innumerables los problemas que enfrentan a diario, baños sin acceso especial, cajeros automáticos con altura desproporcionada para ellos, estacionamientos ocupados por personas sin necesidad, falta de espacios preferentes y oportunidades laborales, además de enfrentar la discriminación. Esto es un problema social que necesita atención. 

Tanto las empresas, como el gobierno y cualquier lugar en que haya empleabilidad deben ofrecer espacios de trabajo a todo tipo de personas, discapacitados y no discapacitados, con las mismas libertades y oportunidades de desarrollo. Las leyes deben apuntalar estos derechos y defenderlos. 

Hay mucho por conocer y hacer. El entender el conflicto de discapacidad es lo primero, pero no basta con ello, debemos implementar medidas que realmente generen un cambio y ayuden a mejorar las condiciones de vida de la población en todos los órdenes. Empezando por concientización del problema a resolver y posteriormente en el actuar positivamente de manera personal.

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