Opinión

Desarrollar capacidades para ser y hacer

¿Quién de nosotros no ha aspirado a tener una vida mejor?

Elvira Maycotte
Escritora

miércoles, 06 noviembre 2019 | 06:00

¿Quién de nosotros no ha aspirado a tener una vida mejor? La inclinación hacia mejorar nuestras condiciones de vida cada día es natural en toda persona, a grado tal que los esfuerzos que hacemos día tras día se encaminan principalmente a alcanzar metas que se traducen precisamente en brindarnos mayor confort en la cotidianidad: mejor casa, mejor automóvil, mejor televisión y hasta más y mejor entretenimiento; en otras palabras, queremos elevar nuestro estatus social y económico cuando nos acercamos comodidades y bienestar. Tenemos entonces que, aunque no exclusivamente, esa mejoría que deseamos experimentar se debe en muy buena medida, a los ingresos.

Es así que cuando nos movemos de una situación a otra, y mejoramos, podemos hablar de que estamos experimentando una movilidad social ascendente, aunque si este movimiento es hacia abajo, se trataría de movilidad social descendente. Si nos pasamos la vida estable, sin mejoría, pero sin decaer, estaríamos entonces en una movilidad social horizontal.

Pero volvamos a los buenos escenarios deseando no sólo lo mejor para nosotros, sino para todos los mexicanos; todo parecería que nuestra mejoría sería proporcional al esfuerzo que cada uno hiciera, sin embargo no es tan simple: es aquí en donde encontramos los primeros “peros”, porque dicen los que saben que para que esto suceda es imperante que a la economía del país le vaya bien, pues el avance material que las personas puedan tener no sólo para el día de hoy, sino también para invertir para el futuro, tiene mucho que ver con este tema.

Ahora bien, si hasta aquí hemos aludido a la cuestión económica, la educación es otra palanca que nos permite mejorar nuestras condiciones de vida y puede hasta garantizar que esa mejoría sea una constante a lo largo del tiempo e, idóneamente, al sumar los esfuerzos de todos, una sociedad caminaría por la vía del desarrollo. Pero no todo lo controlamos nosotros y ni nuestro éxito personal. Hay otros factores que se deciden fuera de nuestro ámbito que nos jalan hacia arriba, o nos avientan hacia abajo.

Existen cuestiones estructurales difíciles de sortear. Dicen también los que saben que una sociedad que logra su mejoría es porque ha superado la complejidad que el sistema le impone y, tristemente, la sociedad mexicana se caracteriza por ser una de las que tienen mayores dificultades para procurar una mejoría para los individuos: quien nace pobre, dicen, difícilmente podrá dejar de serlo pues el acceso a las oportunidades no le es tan fácil; en contraste, quien nace en condiciones socioeconómicas favorables, poco esfuerzo debe hacer para acceder a ellas y tomarlas: oportunidades de educación, de salud y laborales. En otras palabras, hay una desigualdad real en la que el origen o cuna de las personas se convierte en un factor determinante para lograr ascender en la escala socioeconómica en una sociedad tan estratificada como lo es la mexicana.

Por ello es que mucho se ha hablado de la necesidad de que un país crezca económicamente pues sin este crecimiento es imposible que se reduzca la pobreza, pero para que se dé ese crecimiento es imprescindible la inversión y en este sentido hay quienes aseguran que los subsidios y las dádivas no cuentan como tal y sólo significa dilapidar el dinero.

Se requiere entonces no sólo de cambios personales, sino estructurales y preguntarnos: ¿cómo estamos en cuestiones de educación? ¿Realmente se están creando condiciones para construir un mercado laboral formal? ¿Qué tanto ayuda apoyar el crecimiento de la economía informal para el desarrollo de la sociedad en su totalidad? ¿Cómo ayuda a una mejoría sustancial distribuir recursos sin asegurar que se genere valor con ello?

Finalmente, una sociedad debe resolver el acceso a bienes primarios para todos sus miembros de la sociedad y pensar en mecanismos compensatorios que no caduquen en la fecha en la que se consumen, sino que tengan el potencial de impulsar a las personas a hacer más por ellos mismos desarrollando sus capacidades y alcanzar estados de ser y hacer para optar, por ellos mismos, a un más amplio abanico de oportunidades de vida posible.

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