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Opinión

Desafortunadas declaraciones

El pasado 10 de agosto, la gobernadora del Estado de Chihuahua, hizo acto de presencia en Ciudad Juárez, con el objeto de llevar a cabo la ceremonia protocolaria con la cual se estaría dando inicio a las obras de construcción de la 'Torre Centinela'

Óscar David Hidalgo Ávalos
Analista

martes, 16 agosto 2022 | 06:00

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El pasado 10 de agosto, la gobernadora del Estado de Chihuahua, hizo acto de presencia en Ciudad Juárez, con el objeto de llevar a cabo la ceremonia protocolaria con la cual se estaría dando inicio a las obras de construcción de la “Torre Centinela” en esta localidad, lo que se presume, será la casa de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Chihuahua, desde donde se orquestará la estrategia para cumplir con los fines de la seguridad pública.

Por desgracia dicho evento se vio ensombrecido, ya que casi a la par, se cometían una serie de actos delictivos que –pareciera-, eran un mensaje claro para las autoridades estatales, al término de la ceremonia, los medios de comunicación abordaron a Roberto Fierro Duarte, fiscal General del Estado, a quien cuestionaban sobre la ola delictiva que se vive en Juárez, y éste, desafortunadamente, refirió que “el repunte de homicidios de alto impacto en Juárez, no debe verse como un problema grave, ya que son situaciones derivadas de una pugna entre grupos delictivos…”, esta casa editora lo publicó en video.

Infortunadas declaraciones las que emitiera el fiscal General del Estado, ya que, al día siguiente, es decir, el jueves 11 de agosto, mismo que ha sido nombrado por muchos como “el jueves negro”, en Ciudad Juárez se volvería a vivir una tarde de terror, como aquellas que se presentaron en los años del 2009 al 2012, y de las cuales salimos adelante, las situaciones de reacomodo entre grupos delictivos, como lo manejara el fiscal General, afectaron de manera directa a la ciudadanía, lo que no debía verse como un problema grave, se había convertido en un verdadero problema para la autoridad, generándose terror en la comunidad juarense.

Ese mismo día, dadas las condiciones de violencia, con el objeto de prevenir y salvaguardar la integridad de la ciudadanía, escuelas, negocios, empresas e incluso, la industria maquiladora, sin temor a la pérdida económica que esto representaría, se sometían a un toque de queda que perduró todo el fin de semana, ya que parecía que los eventos delictivos se seguirían presentando pues últimamente, es una constante en nuestro país, no contábamos con la actuación de los cuerpos de seguridad pública que de manera inmediata se pusieron en coordinación para recuperar la paz en nuestra ciudad. 

Lo triste es que, a “a río revuelto, ganancia de pescadores”, y de nuevo en redes sociales empezaron a circular una serie de videos que no atendían a la realidad juarense, pero que los internautas compartían como si se hubiesen creado en ese momento y que la autoridad tardó mucho en desmentir.

Asimismo, los genios de la política, hicieron de las suyas, algunos aseverando que esta ola de violencia se orquestaba desde Palacio Nacional con el objeto de que se diera luz verde a la reforma constitucional que busca militarizar a la Guardia Nacional –¿acaso no se encuentra ya militarizada?- lo que, de ser cierto, debería estarse estudiando para someter a juicio, a aquel causante de un terrorismo de estado, pues se están utilizando métodos ilegítimos por parte del presidente de la República, según lo señala la oposición, para infundir terror en el territorio nacional.

Incluso, Loret de Mola, acérrimo enemigo de López Obrador –o al menos eso parece-, vuelve al ataque, insistiendo en la responsabilidad del presidente de la República, ante la ola de violencia que se vive en el país, recordándole que no ha dado cumplimiento a sus promesas de campaña –yo me pregunto, ¿qué político las cumple?- y refiriendo que, este sexenio lleva más muertes que las ocurridas durante las administraciones de Calderón y Peña Nieto.

En fin, lo que realmente debe tomarse en consideración y que poco se ha aplaudido, es que, en Juárez, gracias a las instituciones de seguridad pública, se estabilizó ese narcoterrorismo de manera casi inmediata, atendiendo a la gran experiencia de los jefes policiacos, quienes conocen la ciudad, identifican a su gente y saben qué es lo que Juárez necesita. Nuestro agradecimiento para esos valientes que arriesgan la vida por mantener el orden y la paz pública, salvaguardando la seguridad, la integridad y los bienes de los juarenses. 

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